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«En el ascenso al Turquino no se harten de agua. Tomen solo buchitos. No voy a decirles más, encuentren el fenómeno y descúbranlo», dijo Eugenio Medina Muñis, director del Quinteto Rebelde, a los expedicionarios que hoy desde Santo Domingo iniciamos el ascenso al punto más alto de Cuba para allí celebrar el cumpleaños 80 del Comandante en Jefe.
En el Piano Bar de Bayamo encontramos al emblemático conjunto que los días de guerra acompañó con su música al Ejército Rebelde en los combates. Y también hizo bailar a esta tropa integrada por asiduos lectores de nuestro diario, entre los que se encuentran ganadores del concurso que la columna de la Tecla Ocurrente dedicara a Fidel, y varios colaboradores de esa sección.
«Nosotros vivíamos por Alto del Naranjo, de ahí al Turquino son solo 13 kilómetros», añade Eugenio y luego nos comenta que «trepando lomas a Fidel no había quien lo siguiera».
Luego de recorrer la Casa natal de Carlos Manuel de Céspedes, en el patio de la misma los 30 ganadores del concurso recibieron sus diplomas. Minutos antes la expedición guerrillera depositó ofrendas florales ante los monumentos de Perucho Figueredo y el padre de la Patria. Allí cantaron el Himno Nacional, que se entonó por primera vez, el 20 de octubre de 1869.
Y no solo la historia nos sorprende, también la belleza y conservación del bulevar de Bayamo, las variadas y asequibles ofertas en moneda nacional y hasta la música de Banda Cero. A dos de sus integrantes los escuchamos mientras ensayaban en la Casa del Joven Creador, pero la originalidad con que brotan las notas a lo blue, rock, fonky captaron la atención de los visitantes. Uno toca la percusión, el otro guitarra y armónica al mismo tiempo.
