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Tasa inédita de mortalidad infantil en la capital

El sistema de Salud garantiza 11 controles prenatales para detectar factores de riesgo

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La capital del país bajó el pasado año la tasa de mortalidad infantil en menores de un año del 6,7 a 4,9 por ciento, indicador nunca antes logrado, con lo que se salvó la vida de 44 infantes.

Disminuir en casi dos puntos ese indicador, cuando lo normal es que ocurra en solo décimas, en una ciudad donde tiene lugar el mayor número de nacimientos y por tanto mayores riesgos, y se atiende a todos los pequeños con afecciones cardiopáticas, constituye un éxito notable del sistema de salud.

Este descenso determinó que el país alcanzara el nivel más bajo de su historia (5,3 por cada mil nacidos vivos) y se ubicara entre los primeros 30 países del orbe, según trascendió en conferencia de prensa este martes.

La doctora Yamila de Armas Águila, vicedirectora de Asistencia Médica y Social en Ciudad de La Habana, explicó que aún prevalecen la hipertensión, la diabetes y daños vasculares en el embarazo, que influyen en el bajo peso al nacer y en el tiempo de gestación.

Hoy se dispone de un programa de Genética Comunitaria para el pesquisaje y detección prenatal de enfermedades cardiovasculares, renales, metabólicas y malformaciones congénitas.

«El sistema de Salud garantiza 11 controles prenatales para detectar esos factores de riesgo. El seguimiento minucioso en cada caso se convierte en arma permanente contra la muerte», afirmó la doctora.

Disminuyeron además favorablemente las tasas de mortalidad materna, de 9,4 a 7,5 por ciento; la mortalidad fetal tardía, de 10,1 a 5,6 por ciento, y la mortalidad en niños de cinco a 14 años, provocadas, en primer lugar, por accidentes. El indicador de los niños con bajo peso al nacer (por debajo de 2 500 gramos) también se redujo.

En su mayoría, las muertes en menores de un año son provocadas por ahogamiento en piscinas o playas, asfixia por bronco-aspiración, algunas causas perinatales, por dormir con los padres, o en accidentes de tránsito.

«Nuestro problema no es solo bajar el número; este tiene que ir acompañado de la calidad de la ternura, del humanismo que se traduce en esperanza, confianza y seguridad», concluyó la funcionaria.

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