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Recuerdan en la Universidad de La Habana al ilustre cubano Félix Varela

En el Aula Magna, con motivo del aniversario 219 del natalicio del maestro y pensador Padre Varela, se destacó su extraordinaria visión política

Autor:

Juventud Rebelde

Tal vez la mejor enseñanza que los cubanos conservamos del legado del Padre Varela la resume José Martí en su artículo Maestros Ambulantes, cuando expresó: «La felicidad existe sobre la tierra y se conquista con el ejercicio de la razón, el conocimiento de la armonía del universo y la práctica constante de la generosidad. Ser bueno es el único modo de ser dichoso y ser culto es el único modo de ser libres».

Razón tenía Martí en su referencia a uno de los cubanos más ilustres. Hombre de abundantes virtudes, con voluntad educadora que con el tiempo se convirtió en paradigma para los maestros cubanos, y con modestia y visión política extraordinarias.

En franco desafío a su época y formación proclamó, en el 1824, que Cuba debía liberarse del yugo español por esfuerzo propio. Sin uniones ni apoyos que pusieran en riesgo su total independencia, y añadió que mientras existieran ataduras políticas el país no obtendría la libertad económica.

La vigencia de estos planteamientos no necesita comentarios. Además, nos revelan a un Varela revolucionario, de pensamiento emancipador latinoamericano, y con marcado carácter independentista y antianexionista.

Por eso ayer, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en el aniversario 219 del natalicio de Félix Varela, el doctor Armando Hart dijo acerca del destacado intelectual: «En su legado se conjugan dos grandes planos del pensar cubano: la filosofía y la política».

El maestro Varela, apelativo impuesto luego por sus seguidores y discípulos, fue tan fiel a sus convicciones y actos que, desterrado en España, no aceptó el perdón otorgado por la corona para que pudiera volver a Cuba, por considerar que su postura constitucional no era un acto criminal.

Félix Varela murió el 20 de febrero de 1847, en un cuartucho de madera en la parte trasera de una iglesia en el estado norteamericano de Florida. Fue «el primero que nos enseñó a pensar», dijo uno de sus mejores discípulos, el también ilustre cubano José de la Luz y Caballero.

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