Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Campesinos espirituanos obtienen calabazas gigantes

Aunque no disponen de los recursos necesarios, estos hombres obtienen resultados sorprendentes en terrenos ganados al marabú

Autor:

Miguel Ángel Valdés Lizano

  Cualquiera diría que esta calabaza se dio en el País de los Gigantes, ¿no? LAS TOSAS, Sancti Spíritus.— Al parecer el sol pretende derretir la serranía en estos meses, comentó Wilfredo Torres antes de levantarse del taburete. No le podemos coger miedo al resplandor, le responde su primo Alfredo García, después de soltar una carcajada.

Ambos se enjuagan la cara con el agua del porrón, como para desprenderse la soñolencia rezagada del almuerzo, toman un buchito de la última colada de café y parten desde el varentierra a continuar la faena.

Entre los surcos, guarnecida con pencas de palma por la dictadura del sol, encuentran la calabaza con casi 40 libras y alrededor de 80 centímetros de largo. Olvidan el molesto sudor sobre la frente ante otra refrescante sorpresa.

Ya han sido varias así desde que iniciaron la cosecha. Cada una representa para estos campesinos trofeos de la tierra.

Cada uno de estos ejemplares representa para Wilfredo y Alfredo un trofeo arrancado a la tierra. Wilfredo dice tener la mano como lija desde que hace un año empezaron a desafiar el marabú. Alfredo nunca olvidará esos días. A veces con bueyes, en ocasiones acompañados por otros guajiros, pero casi siempre con la única complicidad del machete, arremetieron contra toda una caballería a merced del invasor arbusto durante décadas.

En menos de cinco meses reivindicaron la dignidad de aquellos suelos. Hoy la campiña productiva coquetea a los carreteros. Frijol, maíz, ají, chopo y yuca constituyen cultivos que la engalanan.

No disponemos de todo el apoyo ni los recursos necesarios, confiesan los sitieros Alfredo y Wilfredo: el combustible de la turbina, el transporte para la vianda, la piedra de amolar...

Sin embargo, más de 300 quintales de calabazas premian ya el sudor de estos hombres; 30 de estos serán donados al Hospital Provincial. Las condiciones en que los obtuvieron y su destino al beneficio colectivo convierten el resultado de estos campesinos espirituanos en supercosechas. Ellos, con su esmero, alcanzan la estirpe de superhombres de guataca y sombrero.

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