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Esta Revolución de la cual somos hijos y protagonistas junto al pueblo, que nuestros precursores emprendieron por nosotros y los que vendrán, ya arribó a su aniversario 50. Es una obra profundamente humana, cuyos tonos más intensos cobran vida en las nuevas generaciones de cubanos que tienen, en sus voluntades y sentimientos, el futuro de la nación.
Quienes hemos heredado de una larga historia de luchas tanta dignidad, sentido de lo justo y respeto por los más altos ideales sembrados por la humanidad, nos sentimos responsables en hacer que perdure una Revolución que empezó en la manigua y fue palpitando y creciendo de generación en generación; fue tomando cuerpo en logros y realidades, superándose a sí misma, a partir de esa fuente inagotable que son las ideas y los sueños.
Hemos recogido los esfuerzos, la entrega hasta las últimas consecuencias, de hombres como Martí, Mella, Camilo y el Che, de una legión de luchadores que hicieron posible haber llegado hasta aquí rodeados de tantas conquistas, muchas de ellas palpables incluso antes del nacimiento de muchos de nosotros, por las que en otras latitudes del mundo aún se lucha y muere.
Hemos tenido el privilegio de contar con las enseñanzas y la guía de nuestro Comandante en Jefe Fidel, del General de Ejército Raúl, y otros compañeros que siendo muy jóvenes comenzaron sus senderos de revolucionarios, y aún nos conducen. Por ellos, por otros que no pudimos conocer, y por nosotros mismos, sabemos que la Revolución es una obra que debemos defender día a día, mantener con vitalidad, con sentido del momento histórico, y con ese ímpetu de cambiar todo lo que deba ser cambiado.
Ser consecuentes con la sangre derramada y el esfuerzo invertido en tanto tiempo, no es solo una opción, sino la única posibilidad y razón de nuestra existencia; es un compromiso contraído ante el altar sagrado de la Patria.
No solo somos una generación agradecida sino también hecha de la misma fibra de los jóvenes que en tantas épocas han protagonizado épicas misiones a la altura de su tiempo y fundado una nación de tan rica historia, como nuestros cinco compatriotas, presos injustamente en las cárceles del imperio.
Los jóvenes no fallaremos, lo hemos jurado ante la perenne y veladora presencia de nuestros héroes. Cuba seguirá teniendo miles de jóvenes dignos, formados por esta Revolución grande. Continuaremos aprendiendo de nuestros líderes, defenderemos a nuestro pueblo del que somos hijos, parte, y al que nos debemos. Seremos por siempre dignos herederos de este aguerrido e histórico pueblo.
¡Muchas felicidades a todos nuestros compatriotas! ¡Vivan Fidel y Raúl! ¡Patria Socialista o Muerte! ¡Venceremos!Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas
