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Cuando Las Villas entró a la historia

Con el levantamiento en armas del médico y general mambí Juan Bruno Zayas y Alfonso, el 25 de abril de 1895, se produjo la definitiva incorporación de los villareños a la Guerra Necesaria

Autor:

Yoelvis Lázaro Moreno Fernández

VEGA ALTA, Camajuaní, Villa Clara.— Hace 115 años un minúsculo poblado del centro norte de la Isla se inscribió en los anales independentistas de Cuba, gracias a la iniciativa de un médico habanero de apellido aristócrata que había llegado hasta aquí para desentenderse de los privilegios de un consultorio de ciudad y conocer el trato afable de la gente de campo.

Cuentan que donde primero vivió aquel joven al venir al interior del país fue en Cifuentes. Poco después se trasladó al barrio camajuanense de La Quinta, y por último decidió asentarse en un pequeño caserío beneficiado por el avance ferrocarrilero de la época.

Vega Alta fue el terruño villaclareño que acogió al doctor Juan Bruno Zayas y Alfonso en los meses previos al estallido revolucionario de 1895, el escenario en el que desarrolló sus últimas acciones conspirativas mientras desplegaba sus labores de asistencia médica por los campos, y el lugar que, con solo 27 años, lo vio partir definitivamente a la manigua.

Zayas en el reposo turbulento

Según explica el historiador camajuanense Juan Manuel Gómez Guerra, el período de la Tregua fecunda resultó muy aprovechado por los conspiradores locales, a pesar de ser esta una región bien resguardada por el mando español, pues contaba con un poderoso Regimiento de Voluntarios de Caballería y 11 fuertes alrededor del poblado cabecera.

«Desde que Zayas llegó a este territorio inició contactos con los hermanos Leoncio y José Vidal Caro, principales figuras del movimiento insurreccional en el municipio, y sostuvo intercambios frecuentes con otros miembros del Partido Revolucionario Cubano (PRC) de la localidad.

«De igual forma mantuvo vínculos con cédulas conspirativas de otros territorios de la zona, así como con el General Francisco Carrillo, gestor del movimiento en la antigua jurisdicción de Remedios».

En Camajuaní, añade Juan Manuel, ya se había creado un Centro Latino, cuya función principal era la de un espacio de reunión para jóvenes simpatizantes con la causa independentista. Además de este lugar, existían en la zona otros puntos importantes de conspiración como el ingenio La Matilde, la botica Pujet, la platería de Pastor Carrillo y la casa de las Torres, los que Juan Bruno solía visitar con bastante frecuencia.

El andar de casa en casa durante sus prácticas como médico rural convirtió a Zayas en un excelente jinete y en un conocedor de la zona, lo que le permitió escoger intencionalmente el teatro de algunas de sus futuras operaciones militares.

En su obra El general más joven. Juan Bruno Zayas, el historiador Abelardo Valdés Padrón asegura que el trato campechano de este muchacho, sus largas conversaciones en taburete con tazas de café y jarros de leche, más la constante de no cobrar en casi ninguno de los casos, lo hicieron ganarse renombrada popularidad entre el campesinado, de donde formó la futura reserva de sus hombres para la guerra.

Durante su estancia en Vega Alta son admirables algunas de las cartas que enviara a su madre, con quien siempre conservó una relación de amabilidad y respeto.

En esos textos epistolares, el joven doctor intentó no causar preocupación. Le hablaba a la familia de negocios que no existían para que olvidaran los trajines de la guerra y descartaran sus presuntas acciones proindependentistas, en un momento en que la partida al combate se le hacía más cercana.

La honra de partir

Entre marzo y abril de 1895, Juan Bruno recibió dos citaciones del comandante general español en Las Villas, quien le llamó la atención y le recomendó «portarse bien», pues estaba considerado como un individuo con ideas separatistas.

Tamañas alertas hicieron comprender al joven revolucionario la necesidad de adelantar la fecha de su alzamiento, prevista inicialmente para junio de ese mismo año.

Fue así que a las diez de la noche del 25 de abril de 1895, tal como consta en su propio diario de operaciones militares, Juan Bruno partió de su residencia —actual biblioteca de Vega Alta— acompañado de 11 hombres de los cuales solo uno portaba un arma larga.

A los 15 días de marchar a la manigua, Zayas fue ascendido a teniente coronel por acuerdo de los demás jefes villareños, quienes tuvieron en cuenta su destacada inserción en la vida militar al erigirse como el guía del primer alzamiento de un grupo armado de la antigua región de Las Villas luego de haberse iniciado la Guerra Necesaria, asevera el historiador Gómez Guerra.

Más tarde pasó a organizar el Regimiento de Infantería Narciso, luego estuvo al frente del Regimiento de Caballería Villa Clara, y por su osadía combativa recibió después los grados de coronel, rango con el que participó en la histórica batalla de Mal Tiempo, junto a las fuerzas del Generalísimo Máximo Gómez.

En el encuentro de las tropas de Juan Bruno con los máximos líderes de la invasión, Maceo presintió que aquel joven médico mambí podía convertirse en su brazo derecho durante el avance hacia Pinar del Río. Y así fue, al punto de que el Titán de Bronce expresara poco después: «… si muero, Zayas será el jefe de la Fuerza Invasora...».

Posteriormente participó en más de 40 combates. Utilizó algunos territorios ocupados como bases de retaguardia para los ataques de guerrilla y contraguerrilla y creó centros de abastecimiento, comunicaciones, prefecturas y refugios para el soldado mambí de la invasión.

Al llegar las fuerzas insurrectas a Guane, el 20 de enero de 1896, Maceo le propuso el rango de General de Brigada, distinción que no le fue entregada oficialmente hasta abril de ese mismo año en que se convirtió en el General más joven del Ejército Libertador.

Sorprendido en una emboscada enemiga, debido a la presencia de un delator en el lugar donde acampaba, Zayas cayó mortalmente herido con apenas 29 años, el 30 de julio de 1896, en la finca La Jaima, Güiro de Boñigal, cerca del poblado habanero de Quivicán.

A más de un siglo de su muerte y del histórico levantamiento que puso en pie de guerra al centro de Cuba en la clarinada mambisa de 1895, la vida del General Juan Bruno Zayas conserva la grandeza de un hombre cuya obra inspira todavía a un pequeño pueblo villaclareño a evocar cada abril los motivos por los que quedó inscrito en la historia.

 

Fuentes bibliográficas:

-Padrón Valdés, Abelardo: El general más joven. Juan Bruno Zayas. Ediciones Unión, 1984.

-Padrón Valdés, Abelardo: Mambisadas. Editorial Gente Nueva, 1985.

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