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Pesar de los jóvenes por deceso de Lucius Walker

En la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, Liudmila Álamo, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas, firmó este jueves el libro de condolencias abierto en la capital por el deceso del líder de la fundación interreligiosa Pastores por la Paz

Autores:

Juventud Rebelde
Miguel Fernández Martínez

En nombre de las nuevas generaciones, Liudmila Álamo, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas, firmó este jueves el libro de condolencias abierto en la capital por el deceso de Lucius Walker, líder de la fundación interreligiosa Pastores por la Paz.

Álamo expresó, en exclusiva a la AIN, que el sentimiento de todo el pueblo cubano —y de los jóvenes en particular— es muy fuerte, sobre todo porque hemos perdido a un hombre que le entregó su vida a la lucha por la justicia social, y por un mundo mejor.

En la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, donde permaneció el libro de condolencias, la dirigente reconoció al destacado líder religioso norteamericano como una persona que demostró plena solidaridad con el pueblo cubano.

Lucius fue capaz de enfrentarse al Gobierno de EE.UU. para romper el bloqueo económico, comercial y financiero que impone ese país a Cuba, subrayó.

Él nos dio señales y muestras de cuánto se tiene que seguir luchando por alcanzar un mundo mejor. Siempre luchó porque los niños y los jóvenes cubanos tuvieran oportunidades y acceso a las cosas que el Gobierno de los Estados Unidos, con este bloqueo, nos está impidiendo, comentó.

La dirigente agregó que el haber acopiado medicamentos, materiales escolares y computadoras es algo que no se puede olvidar, y el compromiso de los jóvenes cubanos es seguir su lucha, su ejemplo.

No podemos descansar hasta lograr que en este mundo los niños, los jóvenes, y todas las personas tengan igualdad de oportunidades y posibilidades, subrayó.

Para la primera secretaria de la UJC, ese es el mejor legado, que impone el compromiso de seguir batallando, porque «los jóvenes cubanos tenemos una responsabilidad muy fuerte de seguir luchando por un mundo mejor».

Tributo de estudiantes norteamericanos

La vida de un gran hombre se apagó. Quizá miles de seres humanos en el mundo se quedaron con la sensación de no haberle agradecido personalmente al reverendo Lucius Walker, las miles de batallas que libró para mostrar su solidaridad y extender su mano amiga.

Entre los múltiples atributos que en materia de solidaridad tienen la firma del religioso norteamericano, está su empeño por insertar jóvenes estadounidenses en la ELAM para formarse como médicos.

Más de cien muchachos vinieron de la mano de Lucius a estudiar en esta Isla. Conmocionados y tristes por tan lamentable pérdida acudieron este jueves un grupo de ellos a la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), a plasmar en el libro de condolencias abierto para la ocasión sus agradecimientos al «entrañable amigo», como lo llamara Damián Joel Suárez, estudiante de segundo año de Medicina. «Si no fuera por Lucius, ninguno de nosotros estaría hoy en este país», comentó emocionado a JR.

Era una persona ejemplar, su sueño de igualdad y de un mundo libre de injusticias era el afán de su vida», subrayó Damián. Él y sus compañeros seguirán su sueño de formarse como galenos y trabajar por el bien de los sectores humildes de la sociedad norteamericana, remarcó.

Hijo de inmigrantes latinoamericanos —lo que justifica su perfecto español— este muchacho de 27 años recuerda que el Reverendo acompañaba a cada grupo de estudiantes que llegaba a Cuba y estaba constantemente al tanto de todos los detalles de su formación y necesidades básicas. «Hace pocos días, antes de partir de regreso a EE. UU., Lucius no reparó en mostrarnos su ayuda y darnos sus sabias recomendaciones».

Tampoco fueron pocos los esfuerzos del religioso norteamericano por la liberación de Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y René González, confinados injustamente hace 12 años en cárceles de Estados Unidos.

Agradecidas, acudieron también a rendirle tributo Mirta Rodríguez, madre de Antonio; junto a Olga Salanueva, Rosa Aurora Freijanes y Elizabeth Palmeiro, esposas de René, Fernando y Ramón, respectivamente, quienes se unieron al pueblo que, en largas filas, acudió a la sede del ICAP a rendirle tributo a Lucius Walker.

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