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Matan y cuestan caro

Cuánto vale en realidad una caja de cigarros, y cómo pesa la obesidad en la economía de los países. Un ejemplo europeo y otro estadounidense que bien pudieran aplicarse a cualquier otra nación

Autor:

René Tamayo León

Una caja de cigarros en un estanquillo o en la barra de un bar de España cuesta entre tres y cuatro euros. Es el precio de compra; el de vida, se le va muy por encima. Cuando la consume un hombre, la suma total llega a 107 euros; cuando lo hace una mujer: 75. No se trata de un galimatías. Representa el costo por muerte prematura en uno y otro sexos debido al tabaquismo.

Las cifras salieron a relucir en un estudio de investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (Murcia, España), que publica la Revista Española de Salud Pública y reseña la agencia Europa Press. Pesquisas anteriores dicen algo parecido.

«Quien fuma no lo hace porque el placer de fumar es superior a su coste, sino por el poder adictivo de la nicotina y por el desconocimiento de su coste real», señalaron los líderes de la indagación.

Esta se suma a las fuertes campañas antitabaco que se desarrollan en el planeta y que tratan de sensibilizar al público sobre el gasto personal y social en que incurren los fumadores, impactando sobre sí mismos, su familia y sus conciudadanos...

La obesidad, en tanto, cuesta cada año a la economía estadounidense, al menos 215 000 millones de dólares, tanto en costos directos, como los gastos médicos, o indirectos.

Un informe de la Brookings Institution, que opera en Washington y que reseña la agencia AFP, indica que «los costos médicos ligados a la obesidad adulta exceden anualmente a los de los adultos con buena salud en 147 000 millones de dólares» y en el caso de los niños obesos el sobrecosto se eleva a 14 300 millones de dólares.

La revista Diabetes, Metabolic Syndrom and Obesity: Targets and Therapy, que publicó originalmente la investigación, señala que los costos médicos por este concepto en el país norteño aumentaron «enormemente» en la primera década del siglo XXI, debido al aumento de la población obesa, que se ha convertido en un problema de salud en los EE.UU.

Además de los gastos médicos, la «epidemia» provoca pérdidas por productividad, ausentismo, minusvalías y también por muerte prematura. «Los costos totales en términos de productividad son probablemente sustanciales, llegando quizás a 66 000 millones de dólares anuales», indicaron Ross Hammond y Ruth Levine, líderes del estudio.

La indagación también señala que el exceso de peso entre las personas impacta hasta sobre los sistemas de transporte. «El aumento de la masa corporal entre los estadounidenses significa más carburante y potencialmente mayores vehículos para transportar cada año la misma cantidad de personas».

Como efecto colateral, la gordura hasta impacta en el cambio climático: el consumo de más carburantes conlleva la emisión de más gases de efecto invernadero, señalaron los autores…

Que hay gustos que matan y cuestan caro, no hay dudas. Son «debilidades» del ser humano. Mas también la especie tiene sus ejemplares heroicos. Entre ellos están los «controladores de élite»: personas que resultan infectadas por el virus del sida (VIH) pero que no enferman.

Un proyecto científico internacional que involucró a más de 300 investigadores de 12 países identificó el «agente» que protege a estos individuos de la implacabilidad del virus: una proteína del sistema inmunitario llamada HLA-B, según un artículo publicado en la revista Science sobre el hallazgo de los principales genes implicados en la respuesta humana al virus.

«Esta proteína es responsable de identificar virus (más exactamente, unos fragmentos de virus llamados péptidos) y de entregarlos a células del sistema inmunitario para que los destruyan. Es decir, la proteína HLA-B actúa como un policía microscópico: identifica y detiene a malhechores como el VIH y los entrega a la justicia», señaló en su versión digital el diario La Vanguardia.

El sistema inmunitario de los controladores de élite logra mantener a raya el VIH-sida sin consumir antivirales.

Son pocos, apenas uno por cada 300 europeos. Se diferencian del resto de la población en que su proteína HLA-B es más eficaz para identificar los VIH y retirarlos de la circulación.

«No los elimina todos, pero sí los suficientes para que la persona siga encontrándose bien y no desarrolle las complicaciones propias del sida», agrega el medio citado.

Esta mayor eficacia de la HLA-B de los «controladores de élite» se atribuye a que la proteína tiene una forma ligeramente distinta en esta población: cinco sutiles diferencias en su estructura le dan una mayor afinidad para el VIH, señala el estudio, que intenta de esta forma acelerar el desarrollo de vacunas para enfrentar el flagelo...

Más allá del individuo en sí, las personas son también un ecosistema inmenso. Así lo reafirmó la investigación El metagenoma humano: el estudio de la estructura microbiana que vive en nuestros cuerpos.

El «segundo genoma», como también se le conoce: «es mayor que el propio genoma humano», señaló uno de los organizadores del Simposio internacional sobre secuenciación y análisis del genoma, celebrado semanas atrás en Barcelona, España, y al que acudieron parte de los más importantes expertos mundiales en el tema.

Según un despacho de la agencia EFE, en la boca, estómago, vagina, orejas y en la propia piel hay estructuras microbianas que están en función de factores externos, pero que interactúan con el propio genoma humano, lo que determina qué organismos pueden vivir en cada persona y cuáles no. Es decir, cada uno de nosotros tiene su propia microfauna: única y singular. Nuestra.

Roderic Guigó, organizador del evento, señaló, por ejemplo, «que las personas con enfermedad de Krohn tienen en el estómago una flora distinta de la de quienes no la sufren, y que por ello es importante secuenciar este segundo genoma de cada individuo».

Los extraordinarios avances mundiales en la genómica también fueron analizados en el simposio barcelonés. Se conoció, por ejemplo, que los últimos adelantos tecnológicos ya permiten procesar el equivalente a 30 genomas al día, tal es el caso del chino Beijing Genomics Institute, que cuenta con 250 máquinas de secuenciación y ya es el más importante del mundo.

También se supo que hasta la fecha se han secuenciado mil genomas completos de mil individuos distintos, y se ha empezado a buscar las variaciones que marcan las diferencias entre genomas, las cuales, por demás, son mínimas: solo una de cada mil letras del genoma es distinta en cada persona.

Pero la novedad, según Guigó, no radica ahí, sino en que ya «ha llegado el momento de que estos avances puedan tener aplicaciones médicas».

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