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Consejo de Seguridad aborda agresión de EE. UU. contra Venezuela

Durante la sesión denominada Amenazas a la paz y la seguridad internacional, el Consejo de Seguridad de la ONU evaluó el despliegue militar estadounidense en el Caribe, que ha dejado más de un centenar de muertos y busca la apropiación de recursos energéticos venezolanos

Autor:

Juventud Rebelde

Naciones UNIDAS, Nueva York, diciembre 23.— El Consejo de Seguridad de la ONU debatió la escalada de agresiones de Estados Unidos contra Venezuela, que incluye un bloqueo naval anunciado por Donald Trump y amenazas de utilización de la fuerza militar para apropiarse de los recursos energéticos de la nación sudamericana.

Según develó Telesur, la sesión fue solicitada por el embajador de Venezuela ante Naciones Unidas, Samuel Moncada. Al inicio del debate, Khaled Khiari, secretario general adjunto para Medio Oriente, Asia y el Pacífico, señaló el aumento de operaciones militares de EE. UU. en las costas venezolanas, situación que ha intensificado las tensiones entre ambos países. 

Esta movilización, inicialmente justificada bajo el supuesto combate al narcotráfico —del cual responsabiliza sin pruebas al Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro—, mutó rápidamente su narrativa. Ahora, el enfoque se centra en la abierta apropiación de los vastos recursos energéticos de la nación sudamericana, que posee las mayores reservas de crudo del mundo.

Caracas ha calificado estas acciones como una estrategia hostil de la Casa Blanca, cuyo objetivo primordial es forzar un «cambio de régimen» para apoderarse del petróleo y otros activos estratégicos venezolanos. 

En este contexto de creciente tensión, el mandatario estadounidense incrementó aún más las hostilidades al ordenar el «bloqueo total de todos los petroleros sancionados que entran y salen de Venezuela». Estas acciones se basan en acusaciones infundadas. La semana pasada, el argumento de Washington dio un giro
inesperado, al sostener que el Gobierno de Maduro utiliza «el petróleo, la tierra y otros activos», supuestamente «robados» a EE. UU., para financiar el «narcoterrorismo».

En la sesión, Vasili Nebenzia, representante permanente de Rusia ante la ONU, afirmó que Estados Unidos está destruyendo buques civiles en el mar Caribe bajo el pretexto ilícito del combate al narcotráfico, una justificación que Moscú considera «artificial» y destinada a exacerbar tensiones sobre un estado independiente. 

Nebenzia subrayó que la decisión unilateral de Washington no convierte sus acciones en actividades legítimas de las fuerzas del orden o de defensa nacional. 

El diplomático ruso sostuvo que el objetivo principal de estas acciones es «acaparar los recursos naturales y minerales de otro Estado», ejerciendo presiones políticas, militares y económicas para derrocar un Gobierno que Washington considera indeseable. Calificó estos hechos de «totalmente inaceptables» y contrarios a las normas fundamentales del derecho internacional, la Convención del Mar, las resoluciones del Consejo de Seguridad y la Carta de la ONU.

Nebenzia advirtió que el bloqueo impuesto por Estados Unidos en las costas venezolanas constituye un acto de agresión, cuyas «consecuencias catastróficas» serán responsabilidad de Washington. 

Finalmente, Nebenzia reafirmó la plena solidaridad de Rusia con el pueblo venezolano y con su presidente, Nicolás Maduro, quien «está protegiendo la soberanía y los intereses de su patria». Instó a todos aquellos para quienes el derecho
internacional no es una frase vacía a defenderlo. Lamentó la negativa de Washington a dialogar y cooperar con Caracas en la lucha contra el terrorismo genuino, y expresó su preocupación hacia la actual administración estadounidense, pese a mostrar pragmatismo en otras crisis, sigue siendo «rehén de viejas políticas» sobre Venezuela.

Por su parte Samuel Moncada denunció la «confesión de un crimen de agresión» por parte de Estados Unidos. Afirmó que este crimen incluye un bloqueo naval declarado, el robo de cuatro millones de barriles de petróleo venezolano y una guerra electrónica en el espacio aéreo, calificándolas de violaciones del derecho internacional y amenazas a la paz regional y continental.

El Embajador detalló cómo el 10 de diciembre unidades militares estadounidenses asaltaron violentamente en aguas internacionales del Caribe un buque de comercio lícito, sometieron y secuestraron a su tripulación, y se apropiaron ilegalmente de un cargamento de petróleo venezolano. Moncada calificó este hecho como un «robo ejecutado mediante la fuerza militar», que establece un precedente «extremadamente grave para la seguridad de la navegación y del comercio internacional», al ser «peor que la piratería».

Asimismo, el 20 de diciembre tuvo lugar un segundo acto de la misma naturaleza, cuando otro buque que transportaba petróleo venezolano fue sometido por fuerzas militares estadounidenses en aguas internacionales del Caribe. La carga fue robada y la tripulación secuestrada.

El Embajador señaló que este «pretendido bloqueo naval» es un acto militar que tiene el objetivo de establecer un asedio a la nación venezolana, degradar su aparato económico y militar, debilitar su cohesión social y política, y «provocar el caos interno con el fin de facilitar la agresión de fuerzas externas, es decir, el ataque armado». Moncada indicó que el propio presidente Trump viola el derecho a la existencia de todo el pueblo venezolano, «negándole de manera deliberada los medios esenciales para su subsistencia».

Moncada también denunció que el 29 de noviembre el presidente Trump afirmó que «todas las aerolíneas consideren el espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela como totalmente cerrado». Esta declaración, según el Embajador, fue ejecutada en la práctica con una campaña de guerra electrónica por parte de las fuerzas militares estadounidenses en la región. Estas fuerzas se han dedicado a cegar los instrumentos de navegación de todas las aeronaves civiles que transitan por el espacio aéreo venezolano, «con el fin de provocar un incidente de seguridad».

El diplomático venezolano mencionó que la interferencia electrónica en el Caribe ha estado a punto de producir al menos dos tragedias con aeronaves civiles estadounidenses que estuvieron a segundos de colisionar con aeronaves de la fuerza aérea de su propio país. Además, el peligro generado por las fuerzas militares de Estados Unidos contra sus propios ciudadanos también afecta el espacio aéreo de otras naciones como las Antillas holandesas.

Moncada concluyó que «no puede haber dudas», el Gobierno de Estados Unidos representa una amenaza para toda la región, que desde el año 2014 se ha declarado zona de paz.

También advirtió que, con este tipo de conductas, a las que se suman incursiones militares no notificadas en la región de información de vuelo de Venezuela, se intenta generar un «episodio de choque directo», es decir, «fabricar una provocación que les permita invocar falsamente el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas». El Embajador enfatizó que el Gobierno de Estados Unidos, «el agresor, requiere que su aparato de propaganda lo presente ante el mundo como el agredido para iniciar un conflicto armado».

Moncada alertó al mundo que Venezuela es solo el «primer objetivo de un plan mayor», que busca dividir y conquistar el continente «por pedazos», una ambición continental que se expresa en la estrategia de seguridad nacional de Washington con la aplicación de la Doctrina Monroe en el siglo XXI, ahora agravada con el «corolario Trump».

Finalmente, denunció esta «peligrosa manipulación» y aseguró al mundo que Venezuela «no perderá la serenidad en la defensa de la paz de nuestra nación. La amenaza no es Venezuela, la amenaza es el Gobierno de Estados Unidos», reiteró Moncada, subrayando que estos hechos probados son un «proceso acumulativo de agresiones que aumenta el impacto destructivo sobre la nación venezolana».

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