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Martí siempre tiene mucho que decir

El Apóstol brinda respuestas a la gran crisis moral y civilizatoria que se vive en el mundo, afirma el Doctor en Ciencias Pedro Pablo Rodríguez

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— Luego de impartir su conferencia magistral El proyecto martiano ante el mundo actual, en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Juan Marinello, el Doctor en Ciencias Pedro Pablo Rodríguez, investigador del Centro de Estudios Martianos, conversó con Juventud Rebelde sobre la trascendencia e interés que motiva en el mundo la obra y pensamiento del más universal de los cubanos.

Rodríguez, quien fue condecorado aquí con la Distinción Juan Marinello, que se otorga a personalidades que se destacan por su contribución al desarrollo de la Educación, la Ciencia y la Cultura, afirmó que «estamos viviendo una crisis de carácter mundial, que no solo abarca determinadas esferas de la vida y la sociedad, sino que es una crisis civilizatoria, muy moral y evidentemente una crisis cultural, en el sentido más profundo de la palabra».

El director general de la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí señaló que todo esto explica porqué hay un interés universal por Martí en los últimos 20 o 30 años.
«Martí ha visto crecer progresivamente el interés por su persona a lo largo del siglo XX, pero diría que ha habido una explosión en culturas muy diferentes y alejadas de la nuestra en los finales del siglo XX y el comienzo del XXI, y viene dada porque Martí, que para todo tiene un punto de partida ético de carácter humanista y de fraternidad entre los seres humanos, da respuestas a toda esta gran crisis».

El intelectual cubano resaltó que el Maestro se convierte en un paradigma para la humanidad y que está seguro de que lo será para las generaciones futuras. «Martí avizoró muchas cosas y no porque lo supiera todo, ni supiera cómo iba a ser el mundo de hoy, pero sí estaba claro de que el ser humano es el mismo y que exige un proceso constante de perfeccionamiento individual, colectivo y social».

—¿A cuántas lenguas se ha traducido la obra martiana?

—Buena parte de la obra de Martí se ha traducido a casi todas las lenguas europeas, y quizá en menor cantidad a las de países eslavos y del norte europeo.

«También se ha traducido al chino, al japonés, al tamil o a las lenguas originarias de América, como el guaraní o el quechua, lo que refleja el amplio y creciente interés por la obra de Martí. Las ediciones se han multiplicado, al punto de ser hoy uno de los escritores más publicados en el mundo.

«Es algo interesante lo que ha ocurrido con las compilaciones, porque Martí no escribió libros extensos, exceptuando sus dos cuadernos de poesía, que tampoco eran tan extensos; pero los que quieren dar a conocer a Martí se dan cuenta de que es muy difícil apresar la riqueza y la totalidad de sus ideas en un solo texto, y por lo general tratan de presentar varios para que el lector tenga una idea de la diversidad y de la hondura del Apóstol».

—¿Cómo se conserva la obra original manuscrita martiana?

—La primera gran fuente de los originales de Martí han sido los archivos de los Quesada, de Gonzalo de Quesada y Aróstegui, el amigo y secretario durante un tiempo, y de Gonzalo de Quesada y Miranda, su hijo. A ellos Cuba habrá de agradecerles siempre que sin apoyo oficial alguno, sin que ninguna institución del Estado de la Cuba prerrevolucionaria lo hiciera, se dedicaron a recopilar, a buscar por los caminos del mundo, la extensísima obra martiana, y conservarla en las condiciones que pudieron en su momento.

«Ahí está el grueso, más del 90 por ciento de la obra martiana, que hemos conocido, y además contribuyeron a divulgarla; no solo la guardaron celosamente, sino que la publicaron, y con eso demostraron su amor por Martí y cumplieron con una obra humanista que habrá que reconocerles siempre.

«La documentación martiana, que hoy se considera patrimonio del Estado cubano, legalmente corresponde al Centro de Estudios Martianos, pero físicamente se mantiene en el Archivo Histórico del Consejo de Estado, porque allí existen las óptimas condiciones de climatización, de seguridad o de protección contra incendios. Tenemos las mejores relaciones con el Archivo, porque sabemos el tesoro que compartimos; ellos, porque lo tienen allí y nosotros responsabilizados con su cuidado».

—¿Cómo se nutre la Edición Crítica?

—Para este trabajo que dirijo de la Edición Crítica de Martí hemos contado con la ayuda de muchas personas fuera de Cuba, decenas de personas que han buscado colecciones completas de periódicos y que nos las han hecho llegar fotocopiadas, en filmaciones, escaneadas o digitalizadas, y que nos han permitido buscar textos de Martí donde sospechábamos que había algún escrito o no imaginábamos que existían.

«Hemos vuelto a algunas publicaciones que ya se habían trabajado, pero a buscar textos que no estaban firmados, porque era frecuente en el siglo XIX publicar sin poner el crédito del autor, a no ser que fuera un artículo de fondo. Por suerte el estilo de Martí es tan original que posibilita identificarlo con relativa facilidad.

«Como Martí escribió tantas cartas y regaló numerosos textos suyos a infinidad de personas, a cada rato aparece alguien que conserva una carta como reliquia de familia o alguien que la adquirió y nos la hace llegar o nos habla de ella; o también las dedicatorias de Martí en sus libros. Como los libros Ismaelillo y Versos Sencillos no se vendieron, Martí se los regalaba a sus amigos, y esas familias los conservaron y es interesante ver las dedicatorias».

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