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Los miles de estudiantes de otras nacionalidades graduados en Cuba se forman en los ideales de justicia, humanismo y solidaridad del Che. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:22 pm
SANTA CLARA, VILLA CLARA.— Están ante el Che un grupo de jóvenes de 52 países, graduados en las universidades villaclareñas. Vienen, más que a despedirse, a invocar un hasta pronto Comandante.
No deseaban partir sin antes rendir homenaje a Guevara y marchar con su aliento renovado a hacer realidad dos conceptos, de los más grandes aprendidos en Cuba: ser solidarios y ayudar a los más necesitados.
Hubo recuerdos sobre aquellos días iniciales, cuando llegaron esperanzados por convertir en realidad sus sueños, de la adaptación necesaria, de descubrir a la ciudad y a su gente.
Fueron cinco o seis años de estudios para poder regresar con sus títulos de médicos, estomatólogos, ingenieros, abogados, biólogos, sicólogos, maestros…
Estos 273 egresados son una muestra palpable de lo que significa la solidaridad y la ayuda a los más necesitados, porque sin la mano cubana tendida sus anhelos hubieran sido pura fantasía.
Hoy también les asoma la nostalgia, están a punto de abandonar lo que para ellos resulta su segunda patria. Aquí dejan entrañables amigos, a sus profesores y, en particular, el agradecimiento desnudado en esa expresión compartida de que «aquí me ha pasado lo más grande de mi vida: hacerme un profesional».
Nuestras costumbres y maneras, que también han asimilado, los acompañarán porque, como afirma el nicaragüense Marlon Alfaro, «hemos aprendido de sus grandes valores y a saber enfrentar las dificultades sin perder esa alegría innata».
Lo común en esa mezcla de muchachas y muchachos africanos, latinoamericanos y asiáticos, aflora en el idioma español en que hablan, en las convicciones semejantes a favor de los pobres y en sus flamantes títulos. Pero en especial brota en esa alegría indescriptible de quienes ven realizada una parte importante de su vida y vienen a agradecerlo al Che, que es también a Cuba.
