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CTRL-X al formalismo

Una FEU sin esquematismos, con un renovado dinamismo y con alta credibilidad, capaz de influir con solidez en sus filas y la sociedad, está entre las exigencias que hicieron los estudiantes en los debates de base del VIII Congreso de la organización

Autores:

Osviel Castro Medel
Susana Gómes Bugallo
Yuniel Labacena Romero

El VIII Congreso de la FEU está a punto de iniciar sus discusiones finales en la capital del país, entre este 12 y 14 de junio, aunque si algo caracteriza este encuentro es la participación de las bases en la agenda del encuentro. Desde la brigada, considerado el eslabón esencial, pasando por las universidades, ocurrió un debate abierto y profundo que ha tocado lo mismo la urgencia de revolucionar el funcionamiento de la organización, como el compromiso de sus miembros con el proyecto que el país lleva adelante.

Nuestro diario propone, en la antesala del Congreso, el debate ocurrido en distintas universidades del país, expresión de la madurez y profundidad de todo lo analizado a lo largo de estos meses.

La pregunta

La pregunta provocó un breve silencio entre los jóvenes. En medio de la asamblea VIII Congreso de la FEU de la Universidad de Granma (UDG) se estaba hablando de aquellos que —por apatía, desmotivación o aparente falta de capacidad— abandonaron los estudios sin llegar siquiera a la mitad del camino.

Yadiel Almeida, alumno de tercer año de Economía de esa casa de altos estudios, exponía que «entramos 52 y ahora somos 26»; entonces surgió la interrogante desde la presidencia: ¿Por qué cuestiones como estas no se discuten en el seno de la brigada?

Julio César García, miembro del Comité Central del Partido, enfatizó que nada impide que asuntos como el mencionado se debatan en ese espacio, el cual en teoría debe ser el fundamental para la FEU y que muchas veces se desaprovecha.

Cabría entonces, fuera de la asamblea, otra pregunta, enlazada con la primera, ¿hasta qué punto existe una cultura de debate entre los universitarios sobre asuntos candentes y prominentes de su entorno?

Seguramente se polemiza hoy en nuestras universidades, pero al parecer esa polémica no siempre llega con profundidad a la brigada; a veces porque falta intencionalidad, otras porque falta información, una de las materias principales para elaborar argumentos.

Dicho sea, siempre entendiendo la información como un concepto mucho más amplio que el de una «montaña de noticias». Y siempre valorando, de otro lado, que algunos dentro de las universidades ni siquiera se preocupan por buscar esa montaña.

En esta cuerda, el propio dirigente partidista señaló que si un universitario desconoce cuánto le cuesta al Estado su formación no podrá valorar bien su deber moral como estudiante y tampoco logrará argumentar cuando se analicen temas como la deserción de los estudios o las calificaciones adversas en los exámenes.

García apuntó, por ejemplo, que, al margen de conocidas carencias en becas y aulas, la carrera de un universitario puede costarle al Estado actualmente unos 19 000 pesos y hasta 23 000 en especialidades como Ingeniería Química.

«Pero esa realidad hay que conocerla», dijo, y recalcó que el empeño del país en formar recursos humanos no debe desperdiciarse con actitudes pasivas ante contextos tan negativos como el abandono de una carrera, ya sea por falta de voluntad o supuestas carencias intelectuales.

Su intervención acaso sirvió de catalizador para que se «destaparan» otras insuficiencias vinculadas a las fallas en la información de los futuros profesionales. Por ejemplo, Reydier Bernal, estudiante de tercer año de Derecho y presidente de la FEU en la Universidad de Granma, destacó que muchos todavía desconocen los estatutos de la organización, algo que conspira contra el funcionamiento más allá de las brigadas.

Su observación es lógica. Cuando eso sucede se pertenece a la FEU «por inercia» y no por conciencia, y puede sobrevenir el síndrome de «la estatua de manos abiertas»; es decir, solo pensar estáticamente en recibir y no en dar.

Por supuesto, estas no fueron las únicas lagunas «informativas» que se abordaron con hondura en la asamblea. Varios jóvenes, como Darvin García, Daniel Aguilera y Rafael López, se refirieron de uno u otro modo a las carencias que a veces tiene el presidente de la brigada, pues este no conoce su papel, su lugar y su deber. En ocasiones porque llegó de fly al puesto; en otras porque su elección se hizo sin un análisis, para «cumplir».

La «velocidad» de una conexión

Los estudiantes de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) siguieron conectados —como lo hicieron desde el mes de marzo— a los debates. Yaimara Fleites abordó la responsabilidad de formarse integralmente en función de la sociedad. «No podemos ser jóvenes enajenados, incultos, tenemos que aprovechar bien y rápidamente nuestros conocimientos científicos y experiencias a favor de la Revolución para garantizar su continuidad».

La necesidad real de que la FEU gane más en credibilidad, dinamismo y le dé CTRL-X al esquematismo, fue resaltada por Mario Ferrer. La alusión al comando computacional de «cortar» como sinónimo de dejar atras malas prácticas sirvió al estudiante para señalar también, que la organización debe proyectarse dentro y fuera de las aulas, trabajar con la base y desde la base y comprometerse más con el futuro y el presente de la nación.

En esa línea, Víctor G. González, quien resultó electo delegado a la sesión final del Congreso que tendrá lugar esta semana, afirmó que la brigada tiene que seguir siendo su espacio fundamental. «La toma de decisiones y los debates más fuertes y profundos deben realizarse allí.

«Cada miembro de la brigada es responsable de cuanto sucede a su alrededor y al presidente de la misma debe dársele más autonomía. Todos los planteamientos tienen respuestas: no pueden quedar en el olvido. La organización tiene que declararle la guerra abierta al formalismo y los estudiantes tienen que saber que la FEU somos todos».

La prioridad del estudiantado de esta casa de altos estudios de producir en función del país se colocó al frente de todo el intercambio. Fe de ello dio Manuel Reina. «Tenemos la misión de producir aplicaciones y servicios informáticos, a partir de la vinculación estudio-trabajo como modelo de formación, así como servir de soporte a la industria cubana de la informática. Por ello, tenemos que crear más espacios de intercambio entre los ponentes de eventos científicos», aseveró.

Julio C. Espronceda fue de los que preguntó: ¿cómo es posible que muchos estudiantes pidan asistencia libre a clases cuando no somos capaces de aprovechar al máximo las clases y la preparación de los profesores ni de estudiar conscientemente? ¿Qué hacemos y cómo para elevar la eficiencia académica, los resultados científicos y nuestra preparación?

Fue un debate, como dijo Lisara Corona, presidenta de la FEU, de estudiantes deseosos de hacer por su organización y Cuba desde el estudio, la producción, el compromiso…

Yuniasky Crespo, primera secretaria de la UJC; el Dr. Gil Ramón, viceministro de Educación Superior; Miriam Nicado, miembro del Consejo de Estado y rectora de la UCI junto a profesores, decanos y otros dirigentes del Partido y de la organización juvenil acompañaron a los estudiantes en sus debates.

Entre futuros maestros

Con la precisión y el acierto de los maestros que en poco tiempo serán, los jóvenes de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona debatieron las principales inquietudes que mueven su organización.

El Informe Central resaltó la trascendencia de la práctica laboral de los profesores, como principal aporte en la misión de prepararse ante la situación mundial para garantizar la continuidad de la Revolución y el perfeccionamiento del socialismo.

Un óptimo empleo de los espacios físicos y virtuales en la preparación político-ideológica, el acercamiento a los líderes estudiantiles, un mejor conocimiento de la historia nacional, así como el fortalecimiento del Comité de Solidaridad con los Cinco Héroes fueron algunos de los reclamos más escuchados.

Muchos coincidieron en la importancia de atender más eficientemente la realización de los juegos deportivos de la Universidad, potenciar en ella más sentido de unidad entre sus facultades y permitir la permanencia en el centro, como profesores, de aquellos estudiantes que culminen sus estudios con sobresaliente.

De la especialidad de Marxismo-Leninismo, Lázaro Rodríguez destacó la obligación que tienen los nuevos pedagogos de encargarse de aquellos muchachos que no se motivan por la situación económica y política y resultan más fáciles de confundir en esta batalla de ideas que libra Cuba contra la desinformación y campañas imperialistas.

Henry Tavier Sánchez, de Lenguas Extranjeras, instó a que el espíritu creativo de los jóvenes prevalezca también en el funcionamiento de la organización y a aprovechar los talentos artísticos aficionados de la Universidad para la recreación de la misma. «Somos una familia, hagamos de esto una casa», dijo también el electo por sus compañeros como delegado a la sesión nacional del Congreso.

Somos los encargados de formar generaciones. Nuestro deber no es plantear problemas sino soluciones y encontrar las vías a través de iniciativas que sumen de forma activa. Así se expresó Adrián Fiol, estudiante de Psicología-Pedagogía, mientras que su compañero Enrique Vega se refirió a la insatisfacción constante que deben tener los futuros formadores en cuanto al perfeccionamiento de su preparación profesional.

Ena Elsa Velázquez, ministra de Educación, manifestó sentirse satisfecha por la abundancia de intervenciones basadas en preocupaciones políticas y económicas, síntoma de que los jóvenes maestros tienen conciencia de su papel y momento en la sociedad.

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