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Con el ejemplo de Vilma

En la tierra indómita se celebra este 23 de agosto el acto nacional por el aniversario 53 de la creación de la Federación de Mujeres Cubanas. A propósito de la conmemoración, JR conversó con Surina Acosta Brooks, secretaria general de la organización en la provincia

Autor:

Eduardo Pinto Sánchez

SANTIAGO DE CUBA.— A Surina Acosta Brooks la palabra sacrificio le resulta un recordatorio constante de los casi 20 años que ha dedicado a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), de ellos nueve al frente de las federadas santiagueras.

Esta diputada durante dos períodos legislativos muestra  pasión, a todas luces sincera y profunda, cuando habla de la FMC o señala con justeza algún punto gris en el trabajo.

Poseedora de ese carisma especial que envuelve a las mujeres indómitas, Surina encuentra en el debate y la superación las herramientas fundamentales de su trabajo y el de todas las que dirigen en su organización. Con ese mismo espíritu responde a las preguntas de este diario en el marco de la celebración del aniversario 53 de la FMC.

—¿Cómo llegan las federadas santiagueras a esta conmemoración?

—Con la satisfacción de no ceder ante la furia del huracán Sandy y no haberlo convertido en una justificación para no trabajar más y mejor. En los indicadores numéricos llegamos con el aporte a la defensa cumplido al ciento por ciento, y con el autofinanciamiento por concepto de cotización al 65 por ciento —cuando habíamos programado inicialmente el 60 por ciento. Apreciamos que son resultados superiores con relación a etapas precedentes; incluso, comparados con otras zonas del país estamos en una mejor situación.

«Debemos destacar también el desempeño de las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia como espacio de promoción de una mejor convivencia social desde el trabajo comunitario, y su rol en la habilitación de las y los jóvenes en diferentes oficios para su posterior inserción en la actividad económica no estatal, a través de 84 programas de adiestramiento.

«El otro elemento importante es el porcentaje de integración de nuestras jóvenes a la organización, tenemos un 88,6 por ciento, y ahora el principal reto es llegar al 9no. Congreso de la FMC, en marzo de 2014, con el 90 por ciento.

«Estos logros responden en buena medida al cumplimiento de los compromisos contraídos por las féminas santiagueras en ocasión del aniversario 60 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, y en medio de ello, el proceso de balance del Congreso, el cual, desde su propia convocatoria, nos permitió trabajar en el funcionamiento de nuestros bloques como estructura máxima en la comunidad.

«Un segundo momento que nos convoca es la celebración del aniversario 55 del triunfo de la Revolución, fecha a la que aspiramos llegar con mejores resultados».

—¿Cómo se comporta la inserción de las jóvenes en las estructuras de dirección de las organizaciones de base?

—Estamos viendo una respuesta muy buena en este sentido, ya el 38,9 por ciento de las que ocupan cargos en las comunidades son jóvenes, pero se requiere más preparación y capacitación, para que ellas se sientan incentivadas y comprometidas con esa función.

—¿Cuáles serían las acciones que, a largo plazo, permitirán que esto perdure y no quede en el marco de una campaña?

—El secreto está en la sistematicidad del trabajo, que es uno de los objetivos centrales de nuestro 9no. Congreso; esto no significa que se promueva un cambio forzado de una generación a otra, responde más que todo a una necesidad histórica para que la juventud asuma responsabilidades y seguir defendiendo nuestra obra social y revolucionaria.

«Ante ello el reto fundamental que se nos presenta es la preparación de nuestros cuadros de mayor experiencia para que puedan irradiar sus conocimientos a los más jóvenes».

—¿Cuáles son los espacios donde cree que no ha llegado el accionar de la FMC o en los que su trabajo no ha sido el más efectivo?

—Nuestro principal espacio es la comunidad, nosotros hemos cubierto muchas necesidades en sectores de la sociedad donde hay una alta representación de las mujeres, pero sigue siendo el lugar donde vive esa mujer la célula de nuestro accionar. Para ello, insisto en el perfeccionamiento de la preparación de los cuadros profesionales.

«En estos momentos se están dando cambios en nuestras estructuras, para trabajar con muchos menos cuadros, pero con muchas más activistas y colaboradoras.

«No estamos hablando de la mujer de la década del 70, estamos hablando de una mujer del siglo XXI, mucho más preparada en todos los órdenes, pero con muchas más necesidades e intereses en el plano individual y colectivo. Por ello, debemos estar atentos a la cotidianidad de la gente. Y es la atención y prevención social la esencia de nuestro trabajo».

—¿Qué factores inciden en la no incorporación de algunas mujeres a la organización?

—En su gran mayoría están en el segmento de las adolescentes que arriban a los 14 años. A veces, por prejuicios y desmotivación personal, pero sobre todo responde a la falta de motivaciones, que nosotros los cuadros no hemos sido capaces de llevarles a esas mujeres.

«Tenemos que salirnos en el trabajo político-ideológico del estrecho marco del pago de la cotización, y enmarcarlo en los desafíos que tiene hoy la sociedad cubana.

«Algunas desconocen que la FMC tiene iniciativa legislativa y que las leyes que se están aprobando en todos los órdenes de la vida del cubano cuentan con la mirada de la organización para incorporar elementos destinados a que la mujer tenga igualdad de derechos y oportunidades. Esos casos son fisuras en nuestra labor política».

—¿Cómo se están dando los cambios dentro de la estructura y el funcionamiento de la organización?

—Hoy se nos está llamando a un trabajo de equipo integrado e integral, no solo asociar los cuadros al lugar que atienden, sino a cómo se van a poner realmente en función de las problemáticas que tienen nuestras mujeres. Es por ello que debemos centrar los esfuerzos en los lugares donde hay un mal funcionamiento.

—¿Cómo se inserta el papel de la FMC en los cambios que implica la actualización del modelo económico y social de Cuba?

—De cierta forma, la FMC ya ha ganado un espacio en este sentido, pues desde hace más de 20 años en las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia hemos habilitado a más de 20 000 muchachas y muchachos en oficios que hoy resultan necesarios.

«Otro escenario en el que pudiéramos ser pioneras es en la educación jurídica de nuestras mujeres interesadas en el trabajo por cuenta propia, para que conozcan sus derechos y deberes, o sobre el pago de los impuestos.

«En el 6to. Congreso del PCC también se nos hacía un llamado para trabajar en la educación cívica de esos nuevos trabajadores por cuenta propia, para que no pierdan los valores humanos que defendemos como proyecto político, donde no hay cabida para el individualismo».

—¿Piensa que el trabajo de la FMC de algún modo se ha minimizado o invisibilizado en los últimos años?

—Creo que el hecho de que muchos de nuestros programas tengan resultados sostenidos hace que se pierda un poco la atención sobre la labor que realizamos. Esto implica además, la necesidad de una mejor preparación de nuestros comunicadores y una mayor atención al papel de la Federación en todos los ámbitos.

«Cada vez que reflejamos el accionar de una mujer en un sector importante de la sociedad o la economía o en algún cargo de dirección, ahí está implícito el rol de la FMC. En la medida en que lo que pudiera parecer rutinario no se refleje así en nuestras actividades o en los medios de comunicación, se apreciará que la FMC no está invisibilizada, sino multiplicada».

—¿Qué distingue a las santiagueras de  otras federadas del país?

—Con perdón de la modestia, debo decir que nuestras federadas son especiales. Si hay algo que nos caracteriza es que hacemos gala de las virtudes del pueblo santiaguero, como su hospitalidad. Somos rebeldes contra lo mal hecho y las injusticias, y heroicas porque defendemos esta tierra y cualquier tarea que la Revolución nos ponga en las manos.

«El carisma propio de las santiagueras nos ha ayudado a llegar hasta aquí, hemos demostrado que aun con todas las carencias materiales y necesidades que podamos tener en el orden social, mantenemos y cumplimos el compromiso con Fidel, Raúl y nuestra eterna Presidenta Vilma Espín. Además, nos marca la entrega a la obra revolucionaria porque sabemos que la Revolución nos dignificó.

«Para esta fecha tan singular solo nos queda extender el elogio que el General de Ejército Raúl Castro Ruz nos hiciera en el acto central por el aniversario 60 de la gesta del Moncada, al reconocer el papel de la mujer cubana en nuestra historia revolucionaria».

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