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Prevén disminución de incendios forestales

La Jefatura Nacional del Cuerpo de Guardabosques de Cuba estima que la ocurrencia de incendios forestales disminuirá con respecto a igual período de 2015

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Durante el período crítico de ocurrencia de incendios forestales (enero-mayo) del presente año, se estima una disminución de estos en relación con igual etapa de 2015, precisó Raúl González Rodríguez, jefe del Departamento de Gestión y Manejo del Fuego, de la Jefatura Nacional del Cuerpo de Guardabosques de Cuba, en un reciente encuentro con la prensa.

Apuntó que de 506 siniestros ocurridos en el pasado año y que afectaron más de 5 788 hectáreas, sobre todo en Pinar del Río, Matanzas, Camagüey, Holguín y Granma, en este 2016 han de acontecer entre 209 y 254, con una afectación promedio de 2 967 hectáreas, debido a que nuestro país sigue influenciado por el fenómeno de El Niño, que actualmente alcanza la categoría de muy fuerte.

En tal sentido, recordó que la principal influencia de este evento meteorológico para Cuba es un aumento de las precipitaciones durante el período seco por encima de la media histórica, en particular en las regiones occidental y central, lo que influye en las estimaciones. Añadió que la región oriental casi no se beneficia con esas aguas, por lo que allí la posibilidad de incendios es alta y hay 45 municipios de alto riesgo de sequía.

Según datos del Cuerpo de Guardabosques, desde el comienzo de 2016 hasta la fecha, han acaecido solo seis incendios forestales (uno en Mayabeque, Las Tunas y Granma, y tres en Matanzas). El más grande ha sido el de Las Tunas, con 55 hectáreas afectadas. Ello no es comparable con igual etapa del pasado año, cuando por esta fecha ya habían ocurrido 61 siniestros reportados en casi todas las provincias y se habían afectado más de 250 hectáreas.

González Rodríguez dijo que de acuerdo con el cálculo del índice de causalidad, se aprecia que el principal motivo de ocurrencia de incendios forestales para 2016 estará dado por negligencias, asociadas fundamentalmente a quemas para diferentes fines, al tránsito de vehículos sin matachispas, pescadores-cazadores furtivos, fumadores irresponsables y transeúntes.

Aunque exista una reducción no podemos bajar el nivel de prevención y debemos proseguir las acciones divulgativas, entre ellas el contacto con la comunidad, para educarla en proteger el ecosistema, acotó el Jefe del Departamento de Gestión y Manejo del Fuego. Al valorar lo ocurrido en 2015, aseguró que fue un año muy seco y el más cálido desde 1951, lo que provocó que aumentaran los siniestros y las pérdidas ascendieran a 34 millones de pesos.

«El mes de mayor cantidad de incendios fue marzo, cuando lo habitual era abril. Ello indica un corrimiento del período crítico de ocurrencia, es decir, en el que se concentra la mayoría de los siniestros del año en áreas boscosas, vegetación baja, potreros y herbazales de ciénaga. Por tal motivo Cuba debe prepararse ante posibles grandes cambios en la matriz anual de incendios forestales. Desde 2012 se observa ese incremento, incluso entre junio y agosto, la etapa de menor incidencia.

«De los siniestros acontecidos en la etapa precedente, el 96 por ciento de las causas obedecen a acciones humanas y solo se lograron identificar a los autores de 13, de ellos seis fueron multados. Además, durante el período enero-mayo se impusieron 2 964 multas relacionadas con el uso del fuego sin autorización y el incumplimiento de medidas preventivas.

González Rodríguez añadió que el Cuerpo de Guardabosques tiene como norma actuar antes de que un incendio alcance las cinco hectáreas. «En 2015 se logró dicha norma en el 81 por ciento de los casos, lo que muestra un alto desempeño en la respuesta ante el surgimiento de los siniestros; sin embargo, el principal obstáculo lo constituyen los caminos intransitables, que demoran la llegada de nuestra técnica».

Como promedio del último lustro, en la Mayor de las Antillas acontecieron 329 incendios anuales, lo cual incidió en 11 265 hectáreas. Como resultado de un aumento del índice de ocurrencia, la pérdida de la diversidad biológica y la degradación de los suelos son las consecuencias más inmediatas que el país puede sufrir.

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