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Situación compleja en las playas de cara al verano

Surcos de erosión, agujeros y grandes cárcavas de hasta un metro de profundidad evidencian la severidad de los daños sufridos por las playas de Cienfuegos en toda su extensión, debido a la sobreafluencia de agua procedente de los ríos y el escurrimiento de las precipitaciones de la tormenta subtropical Alberto

Autor:

Laura Brunet Portela

CIENFUEGOS.— Surcos de erosión, agujeros y grandes cárcavas de hasta un metro de profundidad evidencian la severidad de los daños sufridos por las playas de Cienfuegos en toda su extensión, debido a la sobreafluencia de agua procedente de los ríos y el escurrimiento de las precipitaciones de la tormenta subtropical Alberto, según informaron especialistas del Centro de Estudios Ambientales (CEAC) de la provincia. Miles de metros cúbicos de arena quedaron cubiertos por las aguas o escaparon al mar como muestra del incremento de la erosión marina y pluvial. La observación de campo realizada por especialistas del CEAC —desde Cabagán, en los límites de Sancti Spíritus, hasta la conocida playa Rancho Luna— comprobó la incidencia del reciente fenómeno meteorológico sobre las dunas y su posible repercusión en los ecosistemas de ese hábitat. 

La mayoría de estos enclaves responden al concepto de tibaracón, «barras de arena que se forman por la acumulación de sedimentos que en la etapa lluviosa permiten el contacto del río y el mar, ruptura que, de manera natural, se recupera en períodos posteriores», explicó Eugenio Olalde Chang, coordinador del Servicio estatal para el monitoreo de las playas.

Tal recuperación debe acontecer en un tiempo no muy largo en la mayoría de los arenales afectados, no así en El Tamarindo y Rancho Luna. La primera de estas dañada por la pérdida de la mayor parte de sus arenas en el límite occidental del litoral, por un golpe de agua enérgico a través del manglar. La playa Rancho Luna, entre las preferidas por los bañistas del centro del país, presenta cárcavas y surcos a lo largo de unos 600 metros.

Desde la década del 80 del siglo pasado investigaciones del CEAC demostraron la existencia de la erosión hídrica de los escurrimientos superficiales, un fenómeno que intensificó las lluvias de Alberto. Un estudio de 2017, realizado por el Servicio estatal para el monitoreo de las playas, ratificó las causas de la erosión «asociadas al escurrimiento pluvial producto de insuficiencias en los objetos obra de evacuación de esos pluviales, y prácticas de mal manejo de la playa», explicó Omar Gutiérrez Benítez, especialista del grupo de ingeniería ambiental del CEAC.

Desde hace varios años Rancho Luna registra índices negativos de erosión de su duna. «La situación es compleja, hay un retroceso de la línea de costa y una pérdida de arena en casi toda su extensión, fundamentalmente hacia el sector oeste donde radican las instalaciones de alojamientos, y comercio y gastronomía», dijo Olalde Chang.

En verano, la playa Rancho Luna recibe unos 6 000 visitantes diarios. La interacción del hombre en la duna puede agravar la erosión, advierten estos especialistas.

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