Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Más que un hombre

En nuestro país solemos usar el término revolucionario para referirnos a alguien o algo que está a favor de la Revolución Cubana. Pero quisiera utilizarlo en su significado universal: el de una persona que promueve cambios radicales en el entorno que le rodea

Autor:

Pedro Alberto Sosa Tabío

En nuestro país solemos usar el término revolucionario para referirnos a alguien o algo que está a favor de la Revolución Cubana. Pero quisiera utilizarlo en su significado universal: el de una persona que promueve cambios radicales en el entorno que le rodea.

De Jesús de Nazaret, más allá de las creencias religiosas, se dice que fue el primer revolucionario, porque se comportó de forma distinta a la mayoría de las personas de su época.

Llovió mucho desde entonces hasta el 14 de junio de 1928, cuando en Rosario, Argentina, naciera un niño asmático llamado Ernesto Guevara de la Serna. Él creció, y tuvo la necesidad de conocer la realidad de las tierras que lo rodeaban, no solo las argentinas, sino las latinoamericanas. Así realizó viajes en moto, o imaginarios, por cuanto territorio pudo de América Latina, y conoció las realidades de obreros y pobres de muchos lugares.

Por último, se encontró con un grupo de cubanos en México que, bajo la dirección de Fidel, se disponían a independizar a Cuba. Ernesto no tenía ningún lazo con la Mayor de las Antillas, a no ser la necesidad compartida de ser libres, y eso le bastó para zarpar en el Granma a luchar por ella.

Cuando esa guerra terminó, la Revolución Cubana había triunfado y Guevara era conocido en todo el mundo como un héroe. Pudo haber vivido una vida cómoda en la isla liberada, pero no hubiera sido un revolucionario universal si así lo hubiera hecho.

¿Qué lleva a un hombre a luchar de esta forma? Solo una causa justa, y cuál mayor que la libertad de los pueblos. Como Bolívar lo había hecho antes, el Che peleó por quien fuera oprimido, no importaba si estaba en África o América.

En el momento en que llegó su lamentable fin se encontraba igualmente peleando por sus ideales, como siempre vivió. Bolivia fue el país donde libró sus batallas finales contra la injusticia.

Luego de haber sido brutalmente asesinado, los residentes de la zona lo convirtieron en santo, y aún hoy le rezan. Aseguran que su rostro se parecía mucho al de Jesús en la cruz.

¿Será que los verdaderos revolucionarios, no importa la forma en que mueran, siempre conservan el gesto benigno y reconfortante que da aliento a los pueblos?

Lo cierto es que el Che aún vive, se le puede ver en cada manifestación de izquierda, en cada acto que se oponga a la opresión, en el pensamiento de todo líder revolucionario de hoy en día.

Cuando los hombres son muy grandes dejan de ser simples personas y se convierten en ideales. Por eso Ernesto Guevara aún es el ejemplo de todo aquel que intenta ganarse la libertad y el pan que le han sido negados.

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