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Sin sangre joven el campo está incompleto

Cuando Fidel firmó la Ley de Reforma Agraria, hace hoy 60 años, dijo que más que tierra se estaba dando independencia, Patria, soberanía y dignidad. Es un legado que se transmite de generación en generación, comenta en exclusiva con JR Rafael Santiesteban Pozo, presidente de la ANAP

Autor:

Marianela Martín González

Rafael Santiesteban Pozo, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), aunque tenga su agenda repleta de tareas no se niega a conversar, máxime si el tema son los jóvenes. Por eso, en esta ocasión en que se disponía a partir para la provincia de Granma, en pleno corazón de la Sierra Maestra, donde se celebra hoy el aniversario 60 de la firma de la Ley de Reforma Agraria por iniciativa de Fidel, dedicó tiempo para conversar de los retos del campesinado cubano, especialmente de los más nuevos.

«Sin sangre nueva el campo no será suficientemente próspero. Por eso insistimos en que se motive el interés por las ciencias agropecuarias desde que los niños y las niñas son pequeños», asegura este hombre, nacido en un pueblito intrincado del municipio de Gibara, en Holguín, a quien la nostalgia por el campo le aflora en momentos de la conversación.

Explica que en el país hay 61 campiñas pioneriles y se están recuperando otras, y que en estos recintos se inculca el amor hacia la tierra y las tradiciones campesinas, pero asegura que hace falta mucho más para que las nuevas generaciones se enamoren del campo.

—¿Qué tratamiento le da la ANAP a los jóvenes?

—Los guajiros nos ocupamos de los jóvenes. Fíjate si es así que el objetivo 11 del 11no. Congreso de la ANAP contiene una serie de acciones para atender el universo juvenil, incluyendo a los niños y adolescentes. Les damos confianza para que trabajen la tierra y asuman responsabilidades. Tenemos 30 094 jóvenes asociados en las 3 315 organizaciones de base que existen en el país, de estas, 915 están presididas por jóvenes.

«La organización de base es una estructura de masas que representa la ANAP. Responde a los estatutos, al reglamento general de la organización, al tiempo que refrenda las 33 misiones para su funcionamiento a nivel de base. Mira si es importante esta estructura, que nada de lo que sucede en la cooperativa  y en el campo le es ajeno. Fortalece la gestión y el apoyo de los campesinos para llevar a la práctica sus potencialidades.

«Tenemos, además, 1 454 cooperativas con comités de base; 2 620 brigadas juveniles campesinas y 930 brigadas técnicas juveniles. Esas cifras quizá  no digan tanto como todo lo que moviliza cada joven desde esas estructuras. Por eso hay que seguir motivándolos para que articulen y generen sinergias en el universo juvenil de las comunidades. Para que sigan sumando muchachos a las actividades agrícolas, a formar parte de todas las acciones que los jóvenes campesinos realizan en su entorno: reparación de escuelas, consultorios, entrega de alimentos a hospitales, escuelas…».

—Sabemos que el campo requiere de infraestructura, tecnología, modernidad para enamorar a los jóvenes. ¿Cómo imagina usted dentro de diez años la campiña cubana?

—A los jóvenes hay que tenerlos organizados para que de conjunto generen soluciones y debatan. Para que transformen el entorno. Hace unos años no existían en las cooperativas comités de base de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC); y en los últimos años se han constituido 11. Al calor del 12do. Congreso de la ANAP y el 11no. de la organización juvenil, se trabajará de conjunto para sumar más.

«Los jóvenes saben que la batalla económica es prioridad y para eso el campo tiene que producir. Más de 700 muchachos licenciados del Servicio Militar Activo han recibido tierras en usufructo; y muchos se han asociado a nuestras cooperativas.

«Si todos esos brazos llenos de vida, capacitados para producir y bien atendidos por nosotros, empiezan a transformar las zonas rurales y, además, se implementan, como está definido, los programas de desarrollo, que contienen el uso de la tecnología, estoy seguro de que el campo cubano dentro de diez años será más atractivo que ahora.

«Claro, eso no se logrará sin que medie el esfuerzo. Habrá que hacer producir la tierra con eficiencia, y erradicar los lastres, sobre todo los subjetivos, que frenan hoy el desarrollo agropecuario. Tenemos que mantener el análisis sistemático de las acciones conjuntas de la ANAP, el Ministerio de la Agricultura (Minag) y el Grupo Empresarial Azucarero (Azcuba) para alcanzar un mayor impacto en el desarrollo de las cooperativas y de la comunidad.

«La sostenibilidad y la prosperidad en el campo se lograrán cuando se eleven los rendimientos por hectárea, se fomente la crianza de animales con alimentación propia, se aumenten los renglones que sustituyen importaciones, se incrementen las exportaciones y se logren los encadenamientos productivos».

—Luego de 60 años de haberse firmado la Ley de Reforma Agraria, ¿qué asuntos quedan pendientes con el campesinado cubano?

—La Revolución le ha dado al campesino dignidad. La posibilidad de que sus hijos asistan a la universidad y tengan todos los derechos que antes se les negaban, por ser un sector empobrecido. De eso estamos conscientes todos, aunque existan metas por alcanzar.

«En el Parlamento cubano existe una representación campesina notable, hay 30 diputados. En las asambleas provinciales del Poder Popular hay 57 delegados, mientras en las municipales contamos con 1 009.

«Los recursos e insumos que tienen las cooperativas y productores para producir, aunque no son suficientes, son superiores a los de otros tiempos. Es cierto que en esta última etapa, fundamentalmente por el incremento del bloqueo, nos hemos estado preparando para enfrentar situaciones complejas, pero hay alternativas para seguir produciendo, sobre todo aplicando la agroecología y la ciencia y la técnica.

«Antes de pensar en lo que falta, tenemos que seguir enfrentando el desvío y el uso inadecuado de los recursos que deben ir a los escenarios agropecuarios. Hay algunas medidas para seguir garantizando que la distribución de los recursos de que disponen las cooperativas se haga de acuerdo con las potencialidades y necesidades, pero hay que trabajar para que se cumplan siempre.

«Está claro que cuando los recursos definidos para el proceso productivo no son entregados oportunamente a los productores y a las cooperativas, se genera déficit en las producciones y los rendimientos.

«Se han abierto una serie de escenarios para discutir cuáles son los recursos que faltan, pero también para clarificar el uso que se les da a los existentes; y qué niveles de eficiencia se obtienen. Tenemos que propiciar que los recursos, que tanto cuestan al Estado, lleguen a los productores y logren el impacto esperado.

«Se viene trabajando de conjunto con el Minag y Azcuba para que los campesinos y las cooperativas retomen una mejor coordinación de sus planes, tengan un programa de desarrollo elaborado, y que todo lo que puedan producir y el aseguramiento logístico tengan un reconocimiento en el plan de la economía a todos los niveles.

«Ya más del 70 por ciento de las cooperativas tienen el programa de desarrollo elaborado, y están creadas las condiciones para que el resto también lo haga. Estamos en una etapa en que no se trata solamente de tener el programa de desarrollo listo, sino que estamos exigiendo que el mismo tenga un efecto real para poder planificar los aseguramientos, en aras de que se tengan a tiempo para lograr la eficiencia en los procesos productivos.

«A partir de diciembre último, el Buró Nacional de la ANAP firmó 41 acciones conjuntas con el Minag y Azcuba, las cuales asegurarán un uso más eficiente de los recursos. También con la implantación de este paquete de medidas se viabilizará un mayor acompañamiento a los productores, al tiempo que se garantizará un trabajo más efectivo con las juntas directivas y las direcciones de las organizaciones de base, para que los productores tengan un mejor aprovechamiento del fondo de tierras, puedan seguir diversificando la producción y se les facilite el acceso a semillas de mayor calidad y a las tecnologías.

«También con estas medidas pretendemos lograr un proceso de contratación más ajustado a la realidad, y sobre todo que tenga una mayor correspondencia con lo que necesita el pueblo y la economía del país».

—¿Y el llevado y traído tema de la comercialización?

—Desde hace algunos años se viene trabajando en el fortalecimiento de Acopio como una entidad estatal, balancista, con capacidad para contratar las producciones y pagarles a tiempo a los productores, algo que todavía no se ha resuelto totalmente.

«Se le ha dado mayor valor al papel del contrato, con su debido enfoque administrativo y legal. Se lucha para que cada día este tenga mayor repercusión en el incremento y la diversificación de la producción. Eso ayudará a cumplir los planes de autoabastecimiento territorial que permitirá facilitarle a la población 30 libras per cápita mensuales de productos alimenticios variados.

«Los campesinos también participan de forma activa en el programa de autoabastecimiento territorial; y para tributar al mismo se vienen incentivando una serie de producciones como yuca, boniato, malanga, cultivos de ciclo corto y la crianza de animales.

«Todo lo que se enmarca en fortalecer el contrato puede ayudar a la sustitución de importaciones. Aunque hoy se produzca más leche, arroz, frijol, miel, carne de cerdo, carbón… es mucho lo que el país tiene que gastar en importaciones. De eso estamos conscientes los campesinos, y sabremos estar a la altura del momento histórico, que una vez más está caracterizado por el recrudecimiento del bloqueo.

«Cuando Fidel firmó la Ley de Reforma Agraria, dijo que más que tierra se estaba dando independencia, Patria, soberanía y dignidad. Los campesinos eso lo tenemos claro y ahora más que nunca jugaremos nuestro papel histórico: producir para el pueblo. Habrá que trabajar duro, y quitar del medio todos los escollos que entorpezcan el desarrollo agropecuario».

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