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Salvando el amor: «Cualquier error puede costarte la vida» (+ Fotos y Videos)

El más joven de los doctores que conforman la Brigada Médica Henry Reeve en la República de Togo cuenta sus experiencias y reflexiona acerca de la necesidad de que los médicos, dentro y fuera de Cuba, extremen los cuidados para protegerse de la COVID-19

Autor:

Liudmila Peña Herrera

Entre el poblado costero de Puerto Padre, al norte de la provincia cubana de Las Tunas, y la ciudad de Lomé, capital de la República de Togo, hay unos 8498 kilómetros en línea recta. Parece bastante y ciertamente podría sentirse mucho más lejos, si no fuera por las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea que por estos días usa el joven doctor Dixan Negreira Ochoa para transmitir tranquilidad a sus seres más queridos.

«Es realmente difícil dejar la familia atrás, pero ellos comprenden que mi profesión es muy necesitada en todo el mundo y me apoyan» –escribe Dixan desde el chat de Messenger, y ante nuestra pregunta sobre el amor desde la distancia, también responde:  

«Mi esposa Ledianet Álvarez Infantes es estudiante de 6to. año de Medicina. Los dos nos necesitamos mucho, somos prácticamente inseparables, pero ella entiende. Lo bueno es que nos comunicamos bastante».

Es el más joven de los once integrantes de la Brigada Médica Cubana Henry Reeve que labora en esa tierra africana para combatir a la Covid-19 desde mediados de abril. Él y sus compañeros son los primeros médicos cubanos que llegan como parte de la misión solidaria a ese país del golfo de Guinea.

 

El doctor Dixan, especialista de primer grado en Medicina Interna, confiesa que la locuacidad no es su fuerte, por eso nos resulta imposible obtener alguna declaración en audio o video. Evidentemente, su mayor virtud es la profesionalidad, unida a la modestia y la constancia. Así lo demuestra cuando se refiere a la oportunidad que le ha brindado su país de brindar sus conocimientos a una nación necesitada de ayuda:

«La preparación de pregrado y postgrado en Cuba es reconocida a nivel mundial, así que aquí debemos sobrepasar esas expectativas. Los conocimientos sobre esta nueva enfermedad están en constante avance y es muy importante estar pendiente, día tras día, de lo que Cuba y el mundo descubren sobre ella, aunque el cansancio nos cierre los ojos».

Pero el agotamiento físico no es lo único a lo que se enfrenta un médico que combate a la Covid-19 lejos de su país. El doctor Dixan Negreira asegura que «lo más difícil ha sido adaptarnos a un nuevo lugar, con formas diferentes de trabajo, horario, idiomas y costumbres. Al principio me impactaron mucho las exigencias con las medidas de bioseguridad aplicadas en al área roja y al retirarnos el traje que, por cierto, el calor que provoca es indescriptible».

Y aunque la práctica de más de un mes de ponerse y quitarse los trajes de protección pudiese parecerle ahora más sencilla, él no subestima los protocolos y esto puede servir de consejo para todos sus colegas, dentro y fuera de Cuba:

«Hay que tener mucha responsabilidad a la hora de entrar y salir de estos lugares. La rutina de todos los días no debe ser motivo de descuido, cualquier error puede costarte la salud y aún peor: la vida».

Para el doctor puertopadrense, lo mejor de esta experiencia es «trabajar de conjunto por un único objetivo: salvar vidas», pero incluso desde la distancia insiste en recordar a su pueblo:

«Debemos ser muy conscientes como cubanos de que la salud pública es un servicio que llega a todos por igual. Pero el pueblo también puede ayudar cumpliendo con las medidas que, aunque para algunos parezcan excesivas, son muy necesarias». 

También puedes ver los trabajos de la Serie publicados anteriormente:

Fotos: Cortesía del entrevistado

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