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Decretan el cierre de las principales ciudades de Ciego de Ávila

La medida no es nueva en esta provincia. Lo inédito es el ritmo de contagio aparecido de pronto, justo cuando todo indicaba que el virus decía adiós

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

A partir de este lunes las puertas de Ciego de Ávila y Morón están cerradas. Al cañonazo con los números en alza de la COVID-19, las autoridades decidieron decretar el cierre de ambos municipios, los más importantes de la provincia y, también, los que reportan el mayor número de contagios durante las últimas semanas.

Puede consultar las nuevas medidas anti-COVID-19 en Ciego de Ávila y Morón aquí.

La medida vuelve a campear por esta geografía; pues ella se había adoptada en anteriores rebrotes; como, por ejemplo, el vivido por Ciego de Ávila en septiembre de 2020, con la cuarentena sobre la ciudad capital, o el de Morón, cuando a principios de año se cerraron los accesos con 12 puntos de control para limitar la entrada y salida de personas.

Sin embargo, lo «novedoso» —si es que el término cabe en una situación preocupante— se encuentra en el repunte de casos, que ha superado los récords y ritmos de contagio registrados aquí desde el inicio de la pandemia para fijar una línea a no olvidar: los 65 confirmados en el reporte del pasado martes 1ro. de junio.

Lo llamativo del caso es que esta recurva ocurre justo cuando el territorio transitaba por una lenta pero persistente jornada de control, que había ubicado las infecciones por el SARS-CoV-2 sobre una meseta con cifras bajas.

Con el aislamiento en Ciego de Ávila y Morón, los comercios y centros laborales regularon la presencia de personas al mínimo. Foto: Luis Raúñ Vázquez Muñoz

Parecía que la normalidad estaba en el horizonte y abril se comportaba como un mes de cierto optimismo a partir de las medidas de refuerzo adoptadas. Sobre todo cuando las cifras, que en ocasiones no superaban los diez positivos, se comparaban con los fuertes datos anunciados a diario en el país por esas fechas. Así, pues, mayo, en sus dos primeras semanas, parecía continuar la tendencia, hasta que llegaron los aldabonazos de la pandemia.

Como señala la periodista Sayli Sosa Barceló en el periódico Invasor, los datos indican que después del Día de las Madres ocurrió el tétrico silbato de arrancada para el incremento de infectados: 25 enfermos diagnosticado el 12 de mayo y de ahí en adelante la vorágine se mantuvo a un ritmo promedio de 28 positivos por día.

Los números más recientes indican que los picos al alza se mantienen: el parte del 6 de junio arrojó 54 confirmados, dos fallecidos y tres personas ingresadas con distintos niveles de gravedad (una de ellas crítica estable), pese a que tenían ya un PCR negativo: señal de que el virus puede decir adiós dejando una secuela de tensiones para nada desdeñable.

Desde este lunes, la salida o entrada de los municipios de Ciego de Ávila y Morón se realiza bajo carácter de excepción. Foto: Luis Raúñ Vázquez Muñoz

Vista esta situación en perspectiva, los hechos indican una realidad que se reitera casi con carácter de ley con la pandemia: las jornadas festivas, que invitan a la reunión familiar, se convierten en una zona crítica en los calendarios que ninguna autoridad y persona debería obviar, si es que no desea vivir la tragedia de la COVID-19. Recuérdese el fin de año del 2020.

Ante esos episodios y el campanazo del Día de las Madres, cabe una pregunta: ¿será el de los Padres otro punto donde el carro fúnebre llenará sus reservas de combustible en Ciego de Ávila? Esperemos que no. Incluso quienes violan las medidas, ya más que reiteradas; como se vio en la calle Maceo este domingo en una fiesta nocturna, donde el dominó y los meneos de cadera al ritmo de la música eran una triste imagen con las mascarillas bajadas.

El repunte, por último, ocurre cuando en la provincia se inician las jornadas de vacunación con la tercera dosis del candidato Abdala al personal de riesgo, que trabaja directamente al enfrentamiento a la pandemia. Una noticia para celebrar; pero también para no olvidar los riesgos que se avizoran largos. También para andar con mucho cuidado y bastante persistencia ante este virus que mal nos acompaña y que, como el dinosaurio de Augusto Monterroso, cuando despertamos, aunque sea después de un breve sueño, siempre está ahí, mirándonos al acecho.

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