Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Palabras que van y vienen

Autor:

Juventud Rebelde

¿Volvemos al consultorio?; cómo no, en esto de enfermedades y órganos, hay aún mucha tela por donde cortar.

Llega una señora casi sin voz, pregunta quién es el último, y dice: «Vengo porque amanecí afónica». Si puede hablar, no lo está de veras. Afónica, significa sin voz, sin sonido. El prefijo griego a- indica privación o negación: ateo (que niega la existencia de dios). Ante una vocal, toma la forma an: anestesia (falta o privación general o parcial de la sensibilidad, ya por efecto de un padecimiento, ya artificialmente producida). Por cierto, ¿no sabías que había anestesia sentimental? Sí, la de esa gente a la que nada le duele. Un amigo mío le llamaba a esto: lepra afectiva.

Ella estaba disfónica o sea, padecía de un trastorno de la fonación. Dis, prefijo griego, indicativo de dificultad o anomalía: disnea (dificultad de respirar).

Pero ni el abanderado carece de bandera; ni el anaranjado llegó tarde al agromercado, y se quedó sin naranjas. Lo que sucede es que hay un prefijo a de origen latino. Algunos aseguran que carece de significación precisa. Cuando yo estudiaba, hace mil años, lo registraban como «de simple reafirmación fonética». Es lo mismo, pero no me podrás negar que resulta más elegante. En el caso que nos ocupa, uno lleva bandera; el otro es del color de la naranja.

Algo muy importante, que nada tiene que ver con el lenguaje, sino con la anatomía, repercute de manera indirecta en aquel. Un señor me dijo: «Tengo problemas en la faringe», y se tocó el lado derecho del vientre. ¡Imagínate mi asombro!, pensé en un extraño caso, digno de estudio. Cuando agregó: «Es la bebida, yo tomo mucho», entendí que se trataba de una afección hepática.

Una vez critiqué en ese ratico que ocupo en Haciendo Radio, de Radio Rebelde, la malísima costumbre que tienen algunos de poner en boca del médico frases que este no pronunció. Una joven, tras la consulta, anunció: «Me dijo que el niño tenía un problemita en el caño de orinar». Eso es horrible; ningún profesional emplea tales vocablos, pero para colmo, ella no usó: orinar, sino una palabra feísima. Ya supondrás cuál. Otra mamá aseguró: El doctor me ordenó: «Es alergia, toca al chamaco con Benadrilina». ¿Y el prestigio del pobre galeno? Bien, gracias.

Dejemos esto, ya va siendo hora de que nos den el alta. ¿No crees?

La respuesta de hoy: Leonardo R. Fiallo Herrera, de Palma Soriano: Esa expresión: Cuanto más abundante sea la información que se brinde al pueblo, más se evitará la proliferación de los focos, es correcta. También: Cuanto menos averigües acerca de su traición, menos sufrirás. Se aceptan: mientras más, mientras menos. Sí, sé que algunos usan: «Entre más lo pienso, más imposible me parece»; pero no lo hagamos, es muy poco elegante. Y ¿qué me dices de «contra más» o peor aún, de: «contrimás»? ¡Madre mía!

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