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Producciones discográficas Colibrí: 29 nominaciones en Cubadisco 2008

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Los 15 fonogramas presentados por ese sello discográfico discutirán los premios en buena parte de las 20 categorías en competencia

No es un récord y, no obstante, es un estimable average el que los 15 fonogramas que Producciones Colibrí presentó en busca de los premios en la reñida disputa del Festival Internacional Cubadisco 2008 —evento que se inaugura mañana y concluye el 25 de mayo—, hayan logrado 29 nominaciones distribuidas en buena parte de las 20 categorías en competencia. Y que eso esté ocurriendo cuando ese sello discográfico todavía tiene muy poco tiempo de vida, por supuesto que llena de regocijo al pequeño colectivo de trabajo que dirige la musicóloga, investigadora y productora Gloria Ochoa.

Los nombres (entre consagrados y mucho más que jóvenes promesas) de quienes no podrán evitar estar nerviosos en la gala de premiación de este sábado, a las 8:30 p.m., en el Complejo Cultural Karl Marx, hablan, además, de la calidad suprema de estos álbumes, que no solo van en busca del máximo reconocimiento en el apartado en que lidian, sino también del añorado Gran Premio: Ulises Hernández (Mozart en La Habana), Mayra Caridad Valdés (Obatalá, estoy aquí), Sergio Vitier y Rogelio Martínez Furé (Oru. Ritual y fiesta de lo cubano), Lucy Provedo y José Ruiz Elcoro (La perla. Canciones de Cuba, siglos XVIII y XIX) y la Camerata Romeu y Roberto Varela (Non divisi).

Agua revisitada (Amaury Pérez y compañía): una nominación de este Cubadisco y una posible nominación del próximo Estos son algunos de los aspirantes porque la selecta nómina la completan Teresita Junco, Aldo López-Gavilán, Marcos Madrigal y Patricio Malcolm (Concierto a 8 manos), Teresita Fernández, Silvio Rodríguez, Amaury Pérez, Sara González y Liuba María Hevia (Teresita Fernández en nosotros), Ireno García (Coraleando), Rochy (Dudas), Harold López Nussa (Canciones), Eduardo Sosa (Eduardo Sosa), Dayramir González (Dayramir y Habana Entrance), Alejandro Vargas (Trapiche), Aldo del Río (Soy como soy) y Taínos de Mayarí (Me mantengo).

No hay que ser tampoco muy conocedor para percatarse, por los títulos y sus autores, de que Producciones Colibrí no se limita. Más bien explota, como se previó desde un principio, las zonas de silencio que existían dentro de la música en Cuba. «En realidad, dice Gloria Ochoa, esta institución cultural, que surgió por idea de Ciro Benemelis, bajo el auspicio del propio Cubadisco, y gracias al Instituto Cubano de la Música (ICM), comprendió que si no se hacía algo, con el paso de los años estas zonas se convertirían en importantes espacios de la producción musical, tanto contemporánea como de la tradición y de la historia, que no estarían recogidos para el futuro.

«Desde el inicio Colibrí estuvo destinado a rescatar, sobre todo, el patrimonio musical cubano activo y pasivo. Lo digo así porque lo mismo existen obras cuyos autores ya fallecieron, como otras que se están concibiendo ahora mismo, pero que sin duda serán patrimonio igualmente. Así, de una forma muy abierta, sin esquematismos de ningún tipo, clasificó la creación musical más elaborada, conceptualmente más compleja que, por no responder necesariamente a las leyes del mercado, no estaba siendo grabada por las disqueras cubanas.

«De esa manera nació Colibrí en el 2002, aunque no es hasta un año después que se edita el primer disco, Imágenes, de José María Vitier. Claro, al pertenecer a Cubadisco apareció un problema: no se podía ser juez y parte, de modo que la casa discográfica pasó a formar parte del Instituto, y me llamaron —entonces era la gerente de producción de Bis Music— para que la dirigiera, a comienzos del 2004».

—¿Surgió Colibrí con los tres sellos que tiene en la actualidad?

—Sí. Empezamos a preparar seis discos que se habían trabajado en estudio, pero que no estaban editados, y pensamos en los tres sellos: Roldán, para la música de concierto, e In situ donde recogeríamos las producciones discográficas de todo el país, avaladas por los catálogos de excelencia de los Centros Provinciales de la Música. En este tiempo nos hemos dedicado a hacer un levantamiento para seleccionar lo mejor.

«En el caso de Cinquillo, que toma su nombre de la célula musical cubana, aglutinamos las producciones de excelencia, sin restricción de género o estilo, es decir, la creación musical más sobresaliente de estos tiempos que aportara a la cultura cubana.

Gloria Ochoa. Foto: Roberto Suárez «Para que tengas una idea, en Cinquillo está el disco de Mayra Caridad Valdés (Obatalá, estoy aquí) —el primero totalmente realizado por una disquera del patio, producido musicalmente por el maestro Chucho Valdés, su hermano—, cuyos temas son nuevas versiones. Incluso en él aparece, 20 años después, la versión que le hace Chucho a Mambo influenciado. Este es un disco que muestra las conocidas potencialidades de Cachita como vocalista. Pero con anterioridad también aparecieron Germán Velazco, Orlando Valle (Maraca), César López, el propio cuarteto de Chucho... Nos da tremenda satisfacción poder mostrar dentro de este sello un disco de Caridad Hierrezuelo, licenciado y negociado con una disquera alemana, el cual ya estuvo nominado en música tradicional, así como el DVD del concierto de Pablo Milanés en República Dominicana, por solo citar algunos ejemplos.

«Hace algún tiempo venimos preparando la colección El joven espíritu del jazz cubano, donde estamos incluyendo a todos los jazzistas de alto nivel con el fin de presentar un producto discográfico serio. Todos son laureados del Jojazz, de concursos internacionales, como Carlos Sarduy, Alejandro Vargas y Harold López Nussa, cuyos fonogramas estuvieron nominados en la edición pasada o en la presente de Cubadisco; o como Yasek Manzano, Marialis Pacheco y Tamara Castañeda —por solo citar algunos—, con álbumes que en estos momentos están en producción.

«Nos interesa mucho hacerles los discos a estos muchachos graduados de las escuelas de arte, quienes se incluyen dentro de lo mejor de la creación musical contemporánea cubana. Para mí, ellos representan el futuro de verdad, pues lo mismo te cultivan el jazz, que hacen música de concierto o interpretan con virtuosismo la más auténtica música popular y tradicional cubana, sin descontar que son, además, compositores de obras con un nivel impresionante de terminación. Por ese motivo, también estamos preparando un DVD colectivo y se está editando un libro de partituras con sus composiciones».

—Porque Producciones Colibrí no solo hace discos...

—Nosotros trabajamos en cualquier formato. Por ejemplo, hace un tiempo incorporamos al sello Roldán los Cinco conciertos sinfónicos para piano y orquesta de Heitor Villa-Lobos (Gran Premio Cubadisco 2007), producidos por el maestro Ulises Hernández, que contiene dos discos de música y un DVD; también Serenata cubana (Ulises Hernández y Luis Carbonell), que recogía la obra inédita de Cervantes y resultó el primer trabajo de rescate de patrimonio que iniciamos de conjunto con el Museo Nacional de la Música —aunque otros hayan salido primero como Leyendas (Alejandro García Caturla)— posee un CD ROOM, un DVD y el disco.

«Muchos de estos proyectos han sido pensados con el objetivo de hacerlos llegar también a las escuelas de arte, porque nosotros donamos discografías, partituras y todo lo que pueda servir como fondo de estudio para estas instituciones. A ellas también enviaremos lo que hemos grabado de jazz, de modo que los estudiantes tengan un marco de referencia, pues no podemos olvidar tampoco que muchos de estos jóvenes músicos estudian, son graduados o imparten clases en el ISA, en Caturla, el Amadeo, la ENA... Y es que somos una casa discográfica y editora musical, con lo cual tratamos de dar respuesta a las necesidades de documentación y soportes de las diferentes enseñanzas.

«Con Pancho Amat estamos trabajando en un método de enseñanza del tres, que es posible que se lleve a libro de partituras, pues en principio será un DVD. En lo particular, estoy enfrascada con Juan Carlos Rojas, el baterista de Chucho Valdés, en un texto que sirva como método de estudio del timbal y el drum cubano; investigación que nos llevó cinco años, y cuyos resultados aparecerán en forma de disco de música con temas originales y algunas versiones, así como un DVD con las clases. Se trata de un trabajo complejo que no hemos terminado, aunque el libro está listo y el prólogo pertenece al musicólogo y percusionista Lino Neira Betancourt, del ISA.

«Como parte del sello Cinquillo estamos en un proyecto sobre la trova en Cuba, con el maestro Lino Betancourt, y se están filmando de occidente a oriente los trovadores vivos, tanto los que aún pueden tocar y cantar como los que no, pues queremos recoger el testimonio. De aquí saldrán un CD, un DVD y el libro La Trova en Cuba, de Lino. Todo esto es muy importante para la enseñanza, independientemente de que pueda tener un camino comercial».

—Cuando se creó Colibrí el mercado no estaba dentro de sus prioridades. ¿Se ha estudiado la posibilidad de que los cubanos tengan acceso a esos discos?

—Mira, uno de los objetivos de Colibrí es ofrecer una alternativa a la fuerte presión del mercado y de la comercialización que tienen los discos. En verdad, la inversión que se requiere para el trabajo discográfico, es muy grande, y por otra parte, el proceso se termina en el exterior, porque en Cuba no tenemos fábrica de discos compactos como para competir en el mercado internacional, es decir, que nosotros los importamos de diferentes países.

«No obstante, siempre pensamos que si nos íbamos a dedicar a rescatar el patrimonio y a proteger la producción musical activa, lo mejor que estuviera pasando, había que darle un espacio al público cubano y necesitábamos buscar una alternativa de mercado que nos permitiera una oferta de forma estable para que estos CD estuvieran a la mano, de alguna manera, de la población, de ahí que defendimos la necesidad de venta en moneda nacional.

«Nosotros distribuimos nuestros discos normalmente a través de la EGREM, de Artex, de Casa de las Américas, etcétera, pero, además, nos agenciamos un permiso para, igual que sucede en la Feria Internacional del Libro (FIL), destinar parte de la producción de Colibrí a la venta en moneda nacional. Así, en los conciertos de los artistas de nuestro catálogo llevamos a cabo ventas especiales de discos —te estoy hablando de 40 o 50 pesos—, así como en eventos importantes al estilo de Cubadisco, Arte en La Rampa, la FIL...».

Este año, por ejemplo, en Cubadisco, Producciones Colibrí organizará un concierto el día 21, a las 7:00 p.m., en el Museo Nacional de Bellas Artes, donde intervendrán algunos de sus nominados (Aldo del Río, Harold López Nussa, Alejandro Vargas, Taínos de Mayarí; Rochy, Sosa...), espacio donde pondrá a disposición del público asistente los 122 títulos de su catálogo.

«Lo mismo sucederá en el concierto que estamos preparando junto al Centro Nacional de Música de Concierto en saludo al cumpleaños 60 de Sergio Vitier. Nuestros discos estarán al alcance de todos, con precios módicos en moneda nacional, en El Castillito, durante los días que se desarrolle el Festival», asegura Ochoa, quien considera esencial este concurso pues «estimula a los creadores, a los intérpretes, a los músicos, a los muchos especialistas y profesionales que intervienen en la concepción de un disco, que también son artistas, pues son los que conciben y generan todo el proyecto: arreglistas, directores y productores musicales, quienes hacen posible que cuando se termine el disco sea una obra de arte, un hecho artístico que queda para la historia».

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