23
PRAGA, marzo 15.— Pareció ayer pero transcurrieron 28 años y al reaparecer en un escenario de la República Checa, la orquesta cubana Los Van Van puso a bailar a un público eufórico por la singular actuación de los famosos músicos.
La ausencia de tanto tiempo sirvió en todo caso para crear un puente entre las viejas generaciones y los jóvenes con el grupo que dirige el polifacético Juan Formell, pretexto añadido que rompió la inercia de un concierto formal.
Indistintamente y con disciplina, los espectadores praguenses quisieron ser parte directa del recital y así subieron al escenario del teatro Acrópolis, convertido a su vez en un salón de baile gigante.
De gira por Europa y luego de su éxito en París en la sala Bataclán, fresca aún la presentación en Miami contra viento y marea, Formell y sus muchachos hicieron durante dos horas un repaso de sus melodías más populares.
En el aniversario 40 de su fundación, la orquesta surgida el 4 de diciembre de 1969 logró un impacto tal en su única actuación en esta capital, que los promotores reconocieron la necesidad futura de buscar una sede mayor para Los Van Van.
Banderas cubanas ondearon durante el espectáculo que motivó a los cantantes de la agrupación a repetir una y otra vez: ¡No olvidaremos esta noche en Praga!, ¡Volveremos! ¡Si ustedes quieren, volveremos!, en medio de una cerrada ovación del público.
Antes visitaron la Bodeguita del Medio de la capital checa, sorprendidos sin dudas por la acogida en una plaza donde no es habitual escuchar son y salsa.
