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La Cruzada, por la puerta ancha

La Cruzada suena bien, en cambio se conoce poco. En la ciudad de los tinajones inició su gira de verano, que tiene mucho que mostrar

Autor:

Yanetsy León González

CAMAGÜEY.— «Mucho mucho flow», se repite en el video loop promocional en la pantalla de fondo, pero el rapero y el disc jockey no llevan solos la voz cantante. Entre variantes electrónicas relucen la rumba y otros géneros nacionales. La Cruzada suena bien, en cambio se conoce poco. En esta ciudad inició su gira de verano, esclarecedora desde lo teórico y lo práctico de su estética de música urbana, escena apenas seguida desde lo académico.

Gustavo González (G-Rhymes) y Rodney García (Ró) fundaron el proyecto en 2008, y como MC y DJ, respectivamente, lograron los fonogramas Hagan sus apuestas (2012) y Más de mí (2013), de producción independiente, así como Pedazo de cielo (2014), Premio Cubadisco 2015 en la categoría Rap/Hip Hop. La banda se constituyó al año siguiente.

La Cruzada estrenó julio en Camagüey, invitada por la Asociación Hermanos Saíz y con el apoyo de la Dirección Provincial de Cultura, de la Oficina del Historiador de la Ciudad y de Artex. Debutó en la Plaza de El Carmen, luego tocó en la Casa del Joven Creador, siguió la Plaza de El Gallo, para después hacerse sentir en el Centro Cultural Caribe y despedirse en Marverde, Santa Lucía, para continuar hacia Manzanillo.

Pedazo de cielo

«El 31 de marzo de 2016 hicimos un concierto en la nave Santiago Feliú, de Fábrica de Arte Cubano (FAC). Ese día presentamos el disco licenciado por Bis Music, el videoclip y la exposición fotográfica Pedazo de cielo, homónimos del proyecto transmedial que une la música y la fotografía en función de un mensaje; en ese caso, los derechos de la niñez», cuenta G-Rhymes, director de La Cruzada.

En la galería Gesto, en la sede de la Asociación en Camagüey, exhibieron esa muestra de fotografía de Eduardo Pérez (EDDOS), quien de puño y letra dedicó a la filial la obra del niño en el columpio que pende de una nube con la forma de la Isla de Cuba, y su consejo de «vivir felices defendiendo el arte y el amor».

En la actualidad, La Cruzada, oriunda de La Habana, trabaja en Pedazo de cielo plus, versión del disco anterior que conllevó a un concierto con nuevos arreglos, canciones y otras colaboraciones —en su trayectoria han logrado más de 60— con Luna Manzanares, William Roblejo, el Coro Diminuto, Alden Knight, María Victoria Rodríguez y Frasis, entre otros. En ese momento, Neris González Bello se incorporó como directora artística y productora musical del proyecto.

El rezago de la academia

Llama la atención el acercamiento de Neris, musicóloga de formación, profesora de Armonía en la Universidad de las Artes, y quien por varios años presidió el jurado del Cubadisco. Evidentemente, su conocimiento y su mirada crítica han sido catalizadores de la banda, y su inmersión le ha abierto los horizontes sonoros.

«La academia todavía está muy rezagada. No hay nada escrito sobre música urbana, sobre todo en la bibliografía realizada por cubanos. En la web existen estudios desde lo popular, el jazz, pero no a las concreciones que desde los soportes tecnológicos se están generando en las urbes».

Neris insiste en el rol fundamental de los especialistas y en el compromiso de conceptualizar a partir del hacer de los músicos, aunque se corre el riesgo de encasillar algo que, como La Cruzada, responde a varias clasificaciones.

«Creo que a partir del criterio de los propios exponentes se puede ir asentando ciertas teorías. Estamos en lo cierto en el empeño de una mirada abierta, dinámica y flexible sobre cuáles son los géneros y estilos de esa familia que conforma el concepto de música urbana».

¿Y qué es la música urbana?

Acerca de los cruces intergenéricos en la escena musical cubana contemporánea se debatió en la Sala Canal 11, de la Casa del Joven Creador agramontina, durante la estancia de La Cruzada en esta tierra. El panel estuvo moderado por Neris, e integrado por G-Rhymes, Ró y Janio Abreu Morcate, saxofonista que dirige Aires de conciertos, y ante una emergencia se unió a la gira para arreglar y liderar con excelencia los metales.

En colectivo definieron la música urbana como un modo de hacer emergente en las ciudades por el influjo de las nuevas tecnologías de la música y los avances de la ingeniería del sonido.

Gracias a las tecnologías, G-Rhymes y Ró, uno ingeniero industrial y el otro diseñador industrial, se acercaron a la música, y de manera empírica y con la voluntad de superación han buscado fórmulas para transmitir con éxito su mensaje. Ahora diferentes mundos se imbrican y esa retroalimentación es fundamental. Lo novedoso sale de la capacidad de La Cruzada en la sintonía con la raíz.

«Somos inclusivos en términos de participación, de ahí el concierto en El Carmen con Rumbatá, por ejemplo, confirmó G-Rhymes. Nos interesa reconectarnos con todo ese legado musical. El resultado fue excelente porque una cosa es tener el referente y otra ver cómo en vivo eso funciona con tu música».

Esta banda fusiona géneros nacionales como la rumba, el pilón y la timba, y foráneos, entre los que prevalecen elementos del dancehall, la world music, el jazz, el moombathon, el pop-rock, el kisomba, el reggae, el hip hop, y variantes modernas asociadas a la música electrónica, como el twerk.

En Cuba cultivan música urbana Golpe Seco, de Santiago de Cuba; Zona Franca, de Guantánamo; Yissy García, Yassek Manzano, Roberto Fonseca y Temperamento, y más exponentes. La Cruzada, jovencísima, resulta orgánica con los timbres digitales, acústicos y electroacústicos, y las letras que vindican valores y esencias. Anda con su música a cuestas, en pos de las mejores calidades humanas.

«Estamos supercontentos con Camagüey y agradecidos no solo de la Asociación a nivel nacional —enfatizó G-Rymes a JR—, porque parte de la socialización de nuestra obra ha sido por medio de esta organización. Es nuestra primera pequeña gira por la puerta ancha».

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