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Zarpazos bajo el aro

A Leonardo Pérez no le importa vestirse de lobo o de tigre; lo de él es el baloncesto. Pudiera ser el primer director técnico en ganar ligas con equipos diferentes

Autor:

Norland Rosendo

Sentado en el graderío de la Ciudad Deportiva, con unas cuantas libras de más, aquellos que no sepan quién fue no imaginan que en sus años de baloncestista, a ese hombre lo llamaban Maravilla. Leonardo «Maravilla» Pérez, un lobo devenido tigre.

Leonardo hizo historia como atleta con el equipo de Villa Clara. Eran los tiempos en que la manada tenía también otros ejemplares excepcionales: Lázaro Borrell, Jorge Luis Moré, Carlos Valle, Pedro Abreu y Yudith Abreu.

El aullido de los Lobos espantaba a los rivales y muchas de esas glorias tenían como artífice a Leonardo, quien ahora dirige a los Tigres de Camagüey en la Liga Superior de Baloncesto (LSB).

—Este año no han empezado bien la etapa clasificatoria. ¿Le preocupa eso, después de ubicarse en el podio en los dos torneos anteriores?

—Este año la Liga está más pareja; se han incorporado otros equipos a la lucha por la clasificación, por ejemplo Santiago de Cuba. Hay buena rivalidad. Pero no estamos preocupados por eso, nuestro conjunto muchas veces empieza así y después vamos de menos a más. Confío en ellos.

—Y su arma favorita, ¿cuál es?

—La defensa, cuando no funciona bien se reducen mucho las posibilidades de éxito de nuestros muchachos.

—¿Por qué?

—Tenemos un elenco con experiencia y calidad, pero nos faltan jugadores altos, y eso hay que suplirlo con una defensa sólida, hermética.

—Pero se quedaron sin pedir un refuerzo.

—Solo escogimos uno porque queríamos atletas altos, no necesitábamos otro perimetral, y el único disponible con las características que buscábamos era el villaclareño Yasmany Fundora (2,01 metros).

—O sea, ¿prefiere mantener el team work con los atletas de la provincia?

—Tenemos una formación regular estable, en la que descuellan Yordanis Jaca, Vladimir Francis y Yordanis Ramos, pero les damos oportunidades a todos; quien mejor esté, ese juega ese día. Todos saben que tienen que aportar al éxito.

—¿De qué quintetos se cuidan más los Tigres?

—De todos. Ahora no hay adversarios pequeños. Cualquiera te puede sorprender. Como mismo nosotros no bajamos la guardia ante nadie, los rivales también se cuidan de nosotros.

—Los Búfalos se ven como el plantel más sólido. ¿No lo cree así?

—Realmente es un gran equipo, maduro, que sabe jugar muy bien. Pero no son invencibles.

—Entre los demás, ¿cuáles considera con más opciones de pasar a los play off?

—Veo con muchas posibilidades a Santiago, Capitalinos y Matanzas. Entre ellos y nosotros han de estar los otros tres boletos.

—Hablemos un poco del baloncesto cubano de manera general. ¿Qué le falta para volver a la élite, al menos del área centroamericana?

—Nos golpean mucho la talla y la masa corporal. Carecemos de jugadores altos y eso es fundamental en el baloncesto moderno. Estamos trabajando con una preselección joven y especialmente con el santiaguero Javier Jústiz (2,05). Es un jugador con poca experiencia, pero tiene talento.

«También nos afecta el juego táctico por falta de fogueo internacional. Los baloncestistas en el mundo se pasan el año jugando. Los nuestros solo tienen el Torneo Nacional de Ascenso y la Liga Superior. Después, únicamente se mantienen los que hacen la preselección.

«Y ni siquiera ellos juegan, pues se pasan la mayor parte del tiempo entrenando y solo intervienen en algunos topes y muy pocos torneos».

—En su época no era así, ¿verdad?

—Eran otros tiempos, había otras condiciones en el país. Existía el campo socialista y participábamos en muchos certámenes allá y en otros aquí en el continente. Ahora lo que más abundan son las ligas y los atletas están insertados en ellas.

«Por suerte, el deporte cubano vive momentos de transformaciones importantes y creo que eso va a beneficiar al baloncesto. Tenemos que aprovechar la coyuntura para elevar la calidad de nuestros muchachos».

—¿Por qué tantas deficiencias elementales, como la baja efectividad en el cobro de tiros libres?

—Eso sucede por falta de entrenamiento, de hábito. Ese es el lanzamiento más fácil que existe en el baloncesto. Hay que trabajar duro y mucho para tener porcentajes elevados, acordes con las exigencias internacionales.

—¿Qué utilidad le atribuye a la transmisión televisiva de juegos de la NBA y otras ligas importantes del mundo?

—Eso también ayuda; en Cuba siempre ha habido muchos seguidores del baloncesto, gente que quiere disfrutar del espectáculo y que vuelvan los tiempos en que este era un deporte de mucha calidad. Y para los atletas es un referente, pues pueden observar, comparar, aprender.

—Usted podría ser el primer director en ganar ligas con elencos diferentes.

—No había pensado en eso, pero es verdad; fui campeón con los Lobos de Centrales y ahora pudiera hacerlo con los Tigres de Camagüey.

—¿No extraña a Villa Clara?

—Siempre seré villaclareño. No tengo nada contra esa provincia. Pero me gusta dirigir esté donde esté.

—¿Volvería a dirigir a los Lobos?

—Sí, cómo no. Si me lo piden, vuelvo. Me fui para Camagüey porque cuando terminé allá preferí esta propuesta antes que trabajar en una oficina o no hacer nada. Lo mío, te reitero, es dirigir. Vivo para el baloncesto.

—¿Le parece bien la estructura del Torneo Nacional de Ascenso?

—Realmente me gustaría un certamen en el que se enfrenten todos los elencos. Solo así avanzarían a la Liga los mejores del país. Ahora, por ejemplo, quedaron fuera Pinar del Río y Villa Clara, dos representaciones que, quizá, le hubieran aportado más rivalidad todavía a la LSB.

—Y a la Liga, ¿qué le falta?

—Yo diría que un poco más de calidad. Si queremos que las salas se vuelvan a llenar en todo el país, hay que buscar cómo elevar la calidad para que entonces mejore el espectáculo. Hay deseos, combatividad, pero con eso solo no se atrae al público.

Con esa respuesta, una suerte de canastazo limpio, elegante, desde el perímetro de su experiencia, que dice mucho de su pasión por el baloncesto, Leonardo «Maravilla» Pérez sentencia este diálogo con JR. Deja algunos tiros para cuando esté en los play off. «Porque allí nos veremos», dice. Y suena el pitazo final.

La ficha

Leonardo Pérez Armenteros participó en dos campeonatos mundiales (1986 y 1994); dos Juegos Panamericanos: Caracas-1983 y La Habana-1991; tres Juegos Centroamericanos y del Caribe: Santiago de los Caballeros-1986, Ciudad México-1990 (bronce), y Ponce, 1993 (plata); siete Centrobásquet: 1985 (bronce), 1987, 1989 (bronce), 1991 (bronce), 1993 (plata), 1995 (oro) y 1997 (oro).

Ganó nueve veces el campeonato nacional con los Lobos de Villa Clara: ocho como jugador y una como director técnico. Y fue campeón tres veces como DT de Centrales en la Liga Superior de Baloncesto (2001, 2002 y 2003). (Archivo: Osvaldo Rojas Garay)

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