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Para acertar en el saque

La Federación Cubana de Voleibol (FCV), confirmó que el argumento económico constituye la causa fundamental de la ausencia a la Liga Mundial y el Grand Prix en 2017 y no una sanción, como algunas medios extranjeros han insinuado tendenciosamente

Autor:

Norland Rosendo

Una semana después del anuncio oficial, la Federación Cubana de Voleibol (FCV), confirmó que el argumento económico constituye la causa fundamental de la ausencia a la Liga Mundial y el Grand Prix en 2017, los dos certámenes más importantes del año próximo en ese deporte.

Una nota enviada a nuestra redacción por la dirección de prensa del Inder aporta los criterios del presidente de la FCV, Ariel Saínz Rodríguez, quien se encuentra en Finlandia atendiendo el caso de los cinco atletas que fueron condenados allí por el delito de violación agravada a una mujer.

Con antelación, un directivo de la Federación Internacional de Voleibol había asegurado a JR que la decisión de no participar en dichos torneos había sido de Cuba, por lo que se descartaba desde un inicio que fuera una sanción por los lamentables hechos ocurridos en Finlandia, como quisieron asociar, tendenciosamente, algunos medios de prensa extranjeros.

Cuando aparecieron publicadas las selecciones que competirán en la LM y el GP próximos, se extrañó a Cuba, después de que ambos conjuntos habían clasificado en sus respectivos torneos regionales. Desde que nuestros planteles habían comenzando a participar en esas citas anuales (los varones a partir de la segunda, en 1991 y las hembras desde el debut dos años después) nunca habían dejado de asistir.

Los consejos mundiales de ambas justas habían tenido siempre la deferencia de no exigirle a nuestro país el pago por adelantado de las cuotas de inscripción, dinero que deducían posteriormente de los premios ganados por el equipo.

Pero ahora las reglas cambiaron. Obvio que los organizadores de eventos comerciales como lo son la Liga y el Grand Prix no quieran tener pérdidas. Según Ariel Saínz, «en ambos eventos (desde 2013) los balances entre pago de inscripciones e ingresos han sido negativos, debido a los bajos rendimientos que impidieron resarcir las erogaciones necesarias».

El propio federativo nacional informa que Cuba debía pagar antes del 30 de octubre próximo las inscripciones, valoradas en 75 000 dólares el Grand Prix y 250 000 dólares la Liga Mundial, «ocasionando una situación fuera de nuestras posibilidades actuales», subraya la nota.

Si a ello se añade que nuestras selecciones en uno y otro sexo son muy jóvenes y por tanto no se augura que en un breve plazo puedan insertarse en la élite de un deporte cada día más competitivo, la situación no es halagüeña. En el orden financiero, participar en las ediciones de 2017 sería, sin temor a la duda, pagar más de lo que se ganaría después.

Para un movimiento deportivo con limitaciones económicas como el nuestro, que se esfuerza por garantizar el uso racional del presupuesto y colocar el dinero en aquellas actividades que reporten el mayor beneficio posible a la población, resulta una decisión muy compleja gastar una suma tan grande para competir en dos torneos en los que de antemano se sabe que no se obtendrán resultados deportivos loables, más allá de la experiencia para los atletas y entrenadores y el roce con elencos superiores.

Sabemos que si se dispusiera del dinero, Cuba no hubiera desistido de inscribirse en la LM y el GP de 2017, aunque los resultados no compensaran los gastos. Hay una pregunta que justifica la inversión, de haber sido posible, si no se juega al máximo nivel, ¿cómo esos bisoños voleibolistas podrán elevar su calidad? El propio federativo reconoce en su declaración que «los promedios de edad de ambas preselecciones no rebasan los 22 años».

Antes de la existencia de las LM y los GP, las selecciones cubanas participaban anualmente en una decena de torneos de alto nivel, sobre todo, en los países del extinto campo socialista europeo. Ahora el sistema competitivo es diferente, y las ligas profesionales tienen un gran protagonismo.

El año pasado, beneficiados por la apertura a la contratación en el exterior bajo representación de la FCV, nueve atletas (cinco hembras y cuatro varones) incursionaron en circuitos foráneos, aunque ninguno lo hizo en las ligas de más ranking. Para la próxima temporada se augura que la cifra será mucho menor, por lo que es lógico que aumente la brecha en el balance entrenamiento-competencia. Y ese desequilibro no solo afecta el desarrollo técnico-táctico de los jugadores, sino su estado anímico también.

Aunque la nota apunta que «como política mantenemos la aspiración de seguir participando en Ligas Mundiales y Grand Prix en los próximos años, en correspondencia con las garantías de desarrollo técnico y económico», se requiere de un cambio sustancial para regresar a esas citas.

Mientras, la Federación cubana anuncia su estrategia para el ciclo olímpico: «Iniciarlo con los esfuerzos concentrados en la participación de tres selecciones masculinas en campeonatos mundiales a disputarse en el 2017: categorías Sub-19, Sub-21 y Sub-23, además de los eventos continentales programados.

«Se incluyen los clasificatorios a los campeonatos mundiales 2018 de mayores, en los cuales Cuba ya aseguró presencia en la segunda fase, así como el desarrollo de los atletas de manera escalonada y según sus niveles de rendimiento, sin violentarles etapas, tanto en los órdenes competitivo como educativo, otro factor identificado como prioridad.

«En el sector femenino se espera la clasificación al mundial Sub-23, donde tanto la edad biológica como el nivel de rendimiento están más cerca de la actual composición de nuestra preselección nacional, mayoritariamente integrada por jugadoras necesitadas de formarse y crecer sin pasar sobre las etapas que les son inherentes.

«Para el primer año del ciclo olímpico se mantiene, igualmente, en perspectiva la participación en la Copa Panamericana, clasificatoria al Grand Prix del año siguiente, paso que estaría sujeto a los análisis técnicos correspondientes, atemperados a la situación reinante en el momento de tomar la decisión».

Igualmente, sugerimos que se valore la posibilidad de organizar torneos nacionales de mayor duración y calidad. Las transformaciones experimentadas en otros sectores cubanos pudieran servir de referentes para articular modelos de gestión que aporten recursos con los cuales contribuir al desarrollo de este deporte.

Para volver a la élite del voleibol, en la que Cuba estuvo durante mucho tiempo, se requiere de una estrategia integral y abarcadora, en la que participen todos (o la mayoría) de los buenos entrenadores conque contamos.

Es tiempo de sumar, de escuchar, de reflexionar juntos, y de dar pasos sólidos y estratégicos para comenzar a salir del momento nada agradable que vive el voleibol en Cuba.

El retorno triunfal —y sostenible económicamente— a la Liga Mundial y Grand Prix será el mejor regalo a una afición que, por ahora, vive de las glorias pasadas.

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