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Messi ante la caída de su imperio

Si intentamos despegarnos del sentimentalismo, sería justo decir que la decisión de Lione Messi de abandonar el Barça no sorprende a nadie a estas alturas

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Lionel Messi ha comunicado este martes al Barcelona su deseo de salir del equipo. La noticia del burofax incendiario enviado por el argentino a la dirección del club, aún en desarrollo, ha conmocionado al mundo del deporte durante las últimas 48 horas. Al fin y al cabo, no todos los días se entera uno del posible adiós al máximo símbolo del barcelonismo durante más de una década, hecho que ya podemos catalogar entre los más estremecedores de un año «plagado» de malas nuevas.

Sin embargo, y si intentamos despegarnos del sentimentalismo, sería justo decir que la decisión del argentino no sorprende a nadie a estas alturas. El «10» nacido en Rosario lleva varias temporadas dando avisos de una mudanza, casi siempre pidiendo una renovación de contrato que le permita mejorar su cuenta bancaria. El problema es que esta vez el cabreo de Messi no es una cuestión de dinero. 

La escuadra blaugrana vivió su último momento excelso allá por 2015, cuando dirigida por Luis Enrique y encabezada sobre la cancha por el tridente de Messi,
Luis Suárez, y Neymar conquistó el segundo triplete de Liga-Copa-Champions para la causa catalana. No obstante, lo que entonces pareció el Nirvana para el presidente José María Bartomeu, electo en 2014, iría convirtiéndose poco a poco en una suerte de viaje dantesco al Infierno del balompié.

 En los años sucesivos llegaron algunas alegrías más en forma de trofeos ligueros y de la Copa del Rey, pero así mismo se acumularon vergüenzas internacionales que fueron restando credibilidad y solidez al exitoso plantel de años anteriores.

 La derrota ante el Atlético de Madrid en la Liga de Campeones 2015-2016 fue solo el preludio de las venideras debacles de Turín (2017), Roma (2018) y Liverpool (2019). Así y todo, el peor rato de todos tuvo lugar semanas atrás en Lisboa, cuando el Bayern de Múnich les goleó 8-2 y terminó por asestarle el último knocked-down al gigante desmoralizado que ya era a esas alturas el Barça.

Por si los fracasos europeos no fueran suficientes, a lo largo de estos años con Bartomeu al frente, se sucedieron pésimas decisiones deportivas entre las que destacan la insólita venta de Neymar al París Saint-Germain y los fichajes récord de Arthur Melo, Ousmane Dembelé, Philippe Coutinho y Antoine Griezmann, cuatro jugadores que hasta la fecha aportaron poco o nada a la gloria blaugrana.

 Visto a grandes rasgos, este deterioro en el panorama barcelonista hace más entendible la decisión de Messi de marcharse del Camp Nou. La desastrosa gestión de la directiva, la ausencia de un proyecto prometedor para los próximos años y sobre todo la total ausencia de cambios en el horizonte hacen que Lionel comience a pensar su vida y carrera en otra ciudad.

 Mientras todo esto pasa, los aficionados culés protestan y piden la dimisión de Bartomeu con tal de que La Pulga cambie de opinión. Aunque todavía es posible que el capitán postergue su marcha, no parece que eso vaya a arreglar demasiado las cosas. En todo caso, la presencia de Messi serviría para frenar —muy poco— la expansión de un cáncer que amenaza seriamente el futuro del Barcelona.

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