Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Podio para todos

Prohibido poner rostro serio, estos son los juegos de la vida

Autor:

Norland Rosendo

TOKIO.― Voy a tener que escribirlo a secas, sin poesía, porque parece que no han leído entre líneas. Prohibido seguir poniendo caras serias por culpa de los resultados. El regaño es para atletas, entrenadores y hasta para mi amigo el fotógrafo Roberto Morejón. 

Esta no es una olimpiada igual que las otras. Quizá, y ojalá, sea la única así, de los rostros escondidos y las gradas vacías. Son los juegos de la vida y no de las medallas. Poco importan esos pedazos de metal colgando en el cuello, seguro. La mejor presea de Tokio 2020 es invisible a los ojos. Cuelga por dentro.

Cuando pasen los años lo importante será decir: yo estuve allí. Jugué, me divertí, vi amigos de siempre, nos dijimos cuídate, para volver a estar juntos. 

A la argentina Paula Pareto la recibieron sus compatriotas en la villa como la campeona que es. Con alfombra de amor y ella misma se despidió de sus rivales con un abrazo. No llevaba ninguna medalla en su pecho y las llevaba todas. 

Entonces, ¿por qué tantos rostros secos en nuestra delegación? Allá, al otro lado del Pacífico y en más de medio mundo, hay cubanos que no duermen siguiéndolos a ustedes, que solo piden que se diviertan. Divirtiéndose, divierten. 

No quiero grabar ni un lamento más, ni una justificación. Estos no son juegos para eso. Ya han sufrido mucho lejos de sus familias, sin competir lo que quisieran, viendo como esta maldita pandemia ha dejado huellas profundas; hierro caliente en la piel  y la memoria.

Parece que no entendieron bien la ceremonia inaugural. Japón no quiso mostrar todo su músculo tecnológico, sino un corazón latiendo por la humanidad. Nos dijo en arte: juntemos las manos, juguemos para ganar todos.

A eso se vino aquí. A entender que en tiempos pandémicos los caminos no deben ser los mismos; que hay un mundo frágil necesitando de sonrisas, de aliento, de amor. Qué medallas, ni medallas. Sentimientos, solidaridad, de eso se tratan estos juegos. 

Tokio trata de visibilizar el rostro optimista de la humanidad. O, viéndolo al revés, el que nos recuerda que hay mucho mundo por andar todavía, y mucha herida que sanar. 

No caben los rostros amarrados. Estos son juegos al revés: primero la medalla y después la competencia. Llegar fue el premio; juntar, convivir, empujar juntos constituyen la prueba a la que se vino a esta esquina del mundo. 

Ponga cara de campeón. Hay podio para todos. 

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