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Sudor y alegría en Cinco Palmas

Hoy los campos del organopónico Cinco Palmas lucen otro rostro, afeitado y limpio, gracias al esfuerzo de cien muchachos del contingente Aquí no se rinde nadie

Autor:

Osviel Castro Medel

Bayamo, Granma.— Cuando llegaron, las yerbas podían tapar a un hombre; las guayabas «morían» abrazadas por esas hiedras naturales y los cocoteros apenas se veían.

Hoy los campos del organopónico Cinco Palmas —donde se cultivan verduras y frutales— lucen otro rostro, afeitado y limpio, gracias al esfuerzo de cien muchachos del contingente Aquí no se rinde nadie, creado en Bayamo la semana última.

«Hemos tenido que dar machete duro; sin embargo, esta batalla nos ha hecho crecer», comenta ahora, mientras se seca el sudor, Daniel Campos Rosales, quien con 24 años labora en la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), en la provincia.

Él es uno de los integrantes del grupo, nacido en estos tiempos de dificultades para atender tareas prioritarias del territorio sin gastar una gota de combustible, una iniciativa que fue elogiada hace unos días por el Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

«Eso de venir en bicicleta todos los días, que nos plantearon al principio, en vez de amilanarnos nos dio fuerza. Si el país está pasando por esta situación lo menos que podíamos hacer era sumarnos al contingente», dice por su parte Yasniel Sánchez Estrada, profesor de Educación Física, de 29 abriles.

Esta joven tropa, que fue abanderada solemnemente en el Parque Museo Ñico López, de la Ciudad Monumento, no solo ha chapeado, también ha limpiado canteros, regado materia orgánica, sembrado…

«Me ha sorprendido la madurez de la gente; siempre surgen bromas en cada jornada, pero lo fundamental ha sido el trabajo», señala el ingeniero mecánico de la División de Equipos y Piezas (Divep) Elisney Matos García, quien por las tardes sigue ocupando su tiempo con un curso de superación vinculado con su puesto laboral.

Una que ha estado en el centro de los chistes sanos es Petronila Aguilera Rondón, jefa de finca de frutales, a quienes todos conocen por Mima. «No tengo ni una queja de ellos; han sido maravillosos, con una productividad muy alta. Lo de las bromas es normal en esas edades y si existe diversión a la vez que se trabaja… no hay problemas».

Chapear áreas complejas ha sido una de las tareas que han vencido los jóvenes del Cinco Palmas. Foto: Osviel Castro Medel

Rencuentros 

En el contingente, conformado por jóvenes de varios sectores, e integrado por militantes y no militantes de la UJC, hay 37 muchachas, quienes también se han «pegado fuerte» todos estos días.

«Llegamos a las siete de la mañana y laboramos unas cuatro horas; antes de trabajar hacemos una especie de mitin, en el que se brinda información política», apunta Migdiala Charón Ricardo, estudiante de la Universidad de Granma (UDG), quien con apenas 19 años es una de las más nuevas del grupo.

En el fragor de las faenas han surgido nuevas amistades, anécdotas de un zapato enterrado en el fango o de una caída que provocó la carcajada masiva. Por eso, como apuntan Roxana Cuello Son y Claudia Rodríguez Blanco, también de la UDG, el sudor de estas jornadas se ha traducido en alegría.

«La hemos pasado bien, de maravilla; nos hemos rencontrado con amigos que no veíamos hace rato y hemos disfrutado y reído. Estamos haciendo algo útil para el país, sin perder el júbilo de los jóvenes», expresa la primera.

Por su parte, Claudia expone que han tenido visitas de los máximos dirigentes del Partido, el Gobierno y la Juventud en la provincia, algo que los ha estimulado.

«Lo mejor ha sido la buena mezcla que han hecho. Ya el fin de semana pasado varios se visitaron entre sí, compartieron y llegaron el lunes haciendo los cuentos», expone Rodolfo Tornés Martínez, miembro del Buró Municipal de la Unión de Jóvenes Comunistas y jefe del contingente.

Él añade que la próxima semana otra hueste de mozalbetes remplazará a esta, y habrá otros relevos hasta que «el país lo necesite». Y añade que «seguro los próximos vendrán con los mismos bríos. Nosotros les explicamos que necesitamos poner en alto la frase de Juan Almeida, pronunciada precisamente en un lugar que hoy pertenece a Granma, Alegría de Pío».

Si aquel combatiente devenido después Comandante, ante la balacera infernal, posible presagio del final, gritó con una palabrota «Aquí no se rinde nadie», los que integran este contingente tienen el reto de hacer honor, con otras balas y otras batallas, a esa emblemática frase.

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