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Israel iguala represión racial de Estados Unidos

A menos de una semana del asesinato de George Floyd, los residentes del sector árabe de Jerusalén recibieron un golpe de semejante brutalidad, cuando un soldado israelí «neutralizó», con dos disparos de fusil, a un joven palestino autista de 32 años

Autor:

Leonel Nodal

Tal para cual. El uno para el otro. Israel y Estados Unidos se igualan en la represión policial, las ejecuciones extrajudiciales, el supremacismo racial o religioso, el genocidio de los pueblos nativos de territorios usurpados y colonizados mediante la ocupación militar, el despojo violento y el terror.

A menos de una semana del asesinato de George Floyd, el hombre negro desarmado, detenido sin ofrecer resistencia, por un oficial de policía de Minneapolis, Minnesota, quien se arrodilló sobre su cuello hasta provocarle la muerte por asfixia, los residentes del sector árabe de Jerusalén recibieron un golpe de semejante brutalidad, cuando un soldado israelí «neutralizó», con dos disparos de fusil, a un joven palestino autista de 32 años, quien a  pesar de su corpulencia física, poseía el desarrollo mental de un niño de ocho.

Obediente, respetuoso —relató su padre— desde hace seis años, Iyad asistía a la escuela Elwyn Al-Quds para personas con discapacidades congénitas, situada al pie de la explanada de las Mezquitas.

El sábado último Iyad iba acompañado por una maestra, pero al pasar por la «Puerta de los Leones», se desencadenó la operación militar en la que resultó muerto.

Según un comunicado de la policía, los agentes ordenaron a Iyad detenerse y luego «comenzaron a perseguirlo a pie. Durante esta persecución, oficiales abrieron fuego contra el sospechoso», señaló.

La maestra de Iyad le dijo el domingo al canal 13 de Israel que había tratado de advertir a la policía, gritando «¡Está discapacitado! ¡Está discapacitado!», pero la mantuvieron a distancia y dispararon.

Poco después del asesinato de Iyad Khairi Hallaq, los informes israelíes sugirieron que el hombre autista llevaba un «objeto sospechoso que parecía una pistola».

Más tarde, las propias fuentes israelíes dijeron que Iyad llevaba una pistola de juguete.

Sin embargo, según testigos presenciales, el muchacho recibió un disparo de fusil M-16 y cayó al suelo. Simplemente estaba sosteniendo sus guantes y una máscara facial, puntualizó un reporte de Palestine Chronicle.

El 1ro. de junio, el canal 13 de Israel emitió un video de vigilancia que mostraba los últimos minutos antes de que Iyad fuera baleado por las fuerzas israelíes. En la filmación se le ve caminando hacia la escuela y no hay evidencia alguna de que tuviera intenciones violentas hacia la policía israelí o cualquier otra persona.

El brutal asesinato por parte de soldados israelíes provocó indignación y protestas en toda Palestina, al igual que en las ciudades de Tel Aviv y Haifa, en Israel.

En las redes sociales árabes se posicionó la etiqueta #Palestinianlivesmatter (La vida de los palestinos importa), similar a la de #Blacklivesmatter, el grito del movimiento antirracista en Estados Unidos.

Desde varios días antes, a raíz del asesinato de George Floyd, en Minneapolis, activistas en las redes sociales comenzaron a señalar que unos cien policías de Minnesota habían asistido a un entrenamiento con las fuerzas del orden israelíes en 2012.

Otras fuentes afirman que desde los años 90, los cuerpos policiales estadounidenses han estado yendo a entrenar a Israel, un país criticado por grupos de derechos humanos en todo el mundo por sus ejecuciones extrajudiciales y por el uso desproporcionado de la fuerza contra los palestinos.

Según Amnistía Internacional, cientos de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley de EE. UU. recibieron capacitación en Israel, tanto en viajes privados como públicos, mientras que miles más han sido entrenados por las fuerzas israelíes en territorio estadounidense.

De ahí que las protestas contra la brutalidad racista de la  policía en Estados Unidos, luego del asesinato de George Floyd, despertaran una viva simpatía en medios árabes y musulmanes, que de inmediato pusieron de relieve la semejanza con el genocidio y el apartheid israelí contra los palestinos.

Desde el asesinato del joven autista palestino, los manifestantes enarbolaron la consigna Justicia para Iyad, Justicia para George, en un reclamo que iguala su crimen con el del afroamericano que murió suplicando «no puedo respirar».

«La brutalidad policial de Estados Unidos y del Gobierno israelí está subrayada por la misma lógica de los supremacistas coloniales que criminaliza a los históricamente oprimidos y desposeídos», dijo el estudiante y activista palestino Amir Marshi, tras una manifestación en Haifa, al influyente diario de Oriente Medio Middle East Eye.

Washington es el principal sostén político, diplomático y militar de Israel, como lo prueba el hecho de que jamás la Casa Blanca votó en el Consejo de Seguridad de la ONU una sola resolución de condena a Tel Aviv por sus ejecuciones extrajudiciales o cualquier otra violación de los derechos humanos de los palestinos. Hizo más, las vetó.

En contrapartida, el Comité Nacional en Estados Unidos del movimiento propalestino de boicot, desinversión y sanciones (BDS) en Israel, inspirado en la campaña que ayudó a derrocar al régimen de apartheid de Sudáfrica, exaltó la sublevación de la población afroamericana, a la que calificó de «fuente de inspiración» para su propia lucha contra el régimen de ocupación, el colonialismo y el apartheid de Israel.

A medio siglo de las contundentes manifestaciones que siguieron al asesinato del líder de los derechos civiles Martin Luther King, la nueva revuelta popular antifascista contra la ideología supremacista blanca, nacida de la salvaje esclavitud de millones de africanos, registra un nuevo y decisivo episodio, y tiene reflejo en el Israel sionista. 

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