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Incertidumbre y pesimismo en Haití en aniversario del sismo

El sismo, que dejó más de 220 mil muertos, 300 mil heridos y un millón y medio de damnificados, acrecentó los males que durante siglos padeció el país más pobre del hemisferio

Autor:

Juventud Rebelde

A un año del terremoto que destruyó esta capital y las ciudades vecinas, Haití enfrenta hoy un panorama desolador y sus habitantes se debaten entre la incertidumbre y el pesimismo, informa PL.

El sismo, que dejó más de 220 mil muertos, 300 mil heridos y un millón y medio de damnificados, acrecentó los males que durante siglos padeció el país más pobre del hemisferio y, 12 meses después, nadie puede asegurar cuándo todo volverá a estar como antes de las catástrofe, al menos.

La nación caribeña enfrenta un reto enorme, el cual no podrá resolver sin la ayuda de la comunidad internacional, cuyas promesas no siempre se materializaron a pesar de anunciar más de 10 mil millones de dólares para la reconstrucción.

Solo de Puerto Príncipe hay que extraer cerca de 18 millones de metros cúbicos de escombros, una labor que podría demorar una década, según la Cruz Roja Internacional y la Media Luna Roja.

Los plazos parecen enormes desde fuera, pero son mayores para los cientos de miles de personas que viven acantonadas en campamentos provisionales, sin agua, electricidad o servicios sanitarios.

La vida a la intemperie, a expensas de las lluvias, los aludes, los huracanes y los habituales brotes de enfermedades y violencia, convierten al país, y sobre todo a Puerto príncipe, en un sitio demasiado inhóspito, hasta para aquellos a los cuales nada de eso les es ajeno.    Los haitianos aún aguardan porque la Comisión para la Reconstrucción del país (CIRH), presidida por el premier Jean Max Bellerive y el ex presidente de Estados Unidos, William Clinton, acabe de tomar cartas en el asunto y de una vez pueda verse en Puerto Príncipe a alguien con la intención de reconstruir.

Para unos son las trabas burocráticas las causantes de las demoras en la reconstrucción de esta capital, porque no aparecen por ninguna parte los documentos de propiedad de los terrenos donde se van a levantar las nuevas edificaciones.

Sin embargo, eso se sabía desde los días posteriores al sismo, porque todos los registros de propiedad se perdieron entonces.

Para otros, Haití solo le interesa a muy pocos, porque al país ya no queda nada que extraerle, después de 200 años de sometimiento y saqueo continuo.

Lo cierto es que, según Edmond Mulet, jefe de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilidad en Haití (MINUSTAH), solo el 20 por ciento de la ayuda prometida ha llegado al país, si se descuenta la condonación de deudas.

Sin embargo, el líder cubano, Fidel Castro, recordó hace poco menos de un mes que William Clinton reconoció la entrega hasta entonces de solo 897 millones de dólares.

«Esos 897 millones de que se habla no se ven por ninguna parte», dijo el ex presidente cubano, en tanto otras personalidades de visita en Puerto Príncipe también criticaron la inmovilidad en la reconstrucción.

Antes del sismo, el 70 por ciento de la fuerza laboral no tenía empleo y la pobreza abrazaba al 80 por ciento de la población, en tanto proliferaba la violencia en barrios periféricos de la capital, como Citté Soleil, donde las peleas por el dominio de los carteles de la droga dejaban cada año decenas de muertos.

Después del terremoto aumentó el desempleo y la pobreza, lo mismo que el vandalismo, sobre todo las violaciones de mujeres y niñas, muchas veces por los mismos con los cuales comparten un techo en los campamentos improvisados.

Por el momento, Haití no se mueve y su capital y las ciudades vecinas aguardan por un mundo que, salvo contadas excepciones, parece haberle dado la espalda.

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