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BRUSELAS, septiembre 21.— La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) decidió este miércoles prorrogar otros 90 días sus ataques en Libia ante la resistencia que las fuerzas leales al líder Muammar al-Gaddafi, mantienen en las ciudades de Bani Walid (noroeste) y Sirte (norte).
La medida fue acordada por los embajadores de los 28 países miembros de la Alianza, reunidos en el Consejo del Atlántico Norte, máximo órgano de decisión del bloque militar, indicó Notimex.
Esta es la segunda extensión de tres meses de la misión aliada en el país del norte de África desde su inicio el pasado 31 de marzo, en cumplimiento de un mandato de la ONU para «proteger» a la población civil, y que ha sido sobrepasada por las principales potencias para llevar a cabo una guerra con el objetivo de cambiar el régimen en esa nación. La orden ha implicado ataques aéreos y una misión naval para hacer cumplir un embargo de armas contra el Gobierno de Gaddafi.
Desde el inicio de las operaciones, los aviones de la Alianza han realizado 8 751 bombardeos contra objetivos como centros de mando, vehículos blindados, silos de misiles y objetivos civiles. Catorce buques bajo el mando de la OTAN patrullan el centro del Mediterráneo para hacer cumplir el embargo armamentístico de la ONU, dijo Reuters.
En las últimas semanas, los bombardeos se han concentrado en Sirte, Bani Walid y Sabha, donde se mantiene la resistencia. Según fuentes del CNT citadas por PL, el control total de esta última estaría en manos de los opositores armados, aunque al mismo tiempo el órgano político de la insurgencia reconoció que sus hombres han tropezado con «resistencia de algunos individuos».
Por su parte, el presidente boliviano Evo Morales recalcó este miércoles en entrevista a Telesur la posición de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) de no reconocimiento al CNT.
«Allí hubo un golpe de Estado gestado desde el Consejo de Seguridad, desde la OTAN», dijo Evo, y lamentó el auge cobrado por ese tipo de intervenciones en la actualidad, como una fórmula para acabar con Gobiernos y presidentes opuestos a designios imperiales, con el visto bueno de la ONU.
