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Mucha actividad en Washington contra Venezuela

Crecen las amenazas de una intervención militar y también la solidaridad con el pueblo bolivariano

 

Autor:

Juventud Rebelde

Washigton, febrero 13.— La administración estadounidense  insiste y mantiene sobre la mesa la amenaza de una intervención militar en Venezuela, y entre los últimos reclamos el jefe del Comité de Servicios Armados del Senado, el republicano por Oklahoma James Inhofe, señaló que Estados Unidos pudiera verse obligado a intervenir si Rusia mueve armas al país bolivariano, reportó antiwar.com.

En declaraciones a los reporteros el martes, Inhofe dijo: «Tendremos que hacerlo, no ir a la guerra, pero usar la fuerza», una aseveración que se ha considerado parte de la idea de la Doctrina Monroe que EE. UU. generalmente esgrime para intervenir en cualquier país del Hemisferio Occidental, comentó el portal web.

La administración de Donald Trump, que espera imponer un «cambio de régimen», intensifica la búsqueda de un pretexto que le permita ejecutar su plan, que está enmascarando en una supuesta ayuda humanitaria a partir de la situación creada por las agresiones económicas contra ese país, lo que ha sido denunciado por las autoridades venezolanas.

El canciller venezolano, Jorge Arreaza, reiteró este miércoles que el Gobierno de Colombia coordina la agenda de golpe de Estado, pues el presidente de ese país, Iván  Duque, «se esfuerza para que Washington dé una buena calificación en su plan golpista contra Venezuela».

En un mensaje publicado en su cuenta en Twitter, Arreaza subrayó que el respaldo que tiene el mandatario colombiano es tan bajo que su Canciller y su Embajador en Estados Unidos ya se asumen como candidatos presidenciales.

Al respecto, el titular de la diplomacia venezolana denunció la vinculación del Ejecutivo de Colombia para promover una intervención en Venezuela.

En La Habana, el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, advirtió que Estados Unidos carece de credibilidad para imponer a Venezuela una su-puesta ayuda humanitaria, a partir de su trayectoria de agresiones económicas contra ese país.

«Separemos la realidad del engaño. EE. UU. es responsable de crueles medidas para asfixiar económicamente al pueblo venezolano, con un costo de decenas de miles de millones de dólares. No tiene credibilidad alguna para imponer “ayuda humanitaria”», precisó Rodríguez Parrilla en su cuenta de la red social Twitter.

Estados Unidos trata de imponer en el Consejo de Seguridad de la ONU, único órgano del organismo multilateral con poder vinculante, una resolución dirigida a presionar al Gobierno venezolano para que acepte la ayuda humanitaria.

El proyecto demanda unas supuestas «elecciones libres y creíbles», para lograr el cambio de régimen.

Rusia presentó al Consejo una iniciativa rival, bajo el argumento de que no permitirá la adopción de un texto con la visión única de Estados Unidos, y la necesidad de que se respete el Derecho Internacional y la Carta de la ONU y se encuentre una solución pacífica.

En  los hechos de este miércoles vinculados con el tema venezolano, en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EE. UU. se llevó a cabo la audiencia con Elliot Abrams, nombrado por Trump como enviado especial para Venezuela, y mientras este testificaba, activistas de la organización pacifista CodePink realizaron una protesta en el salón  en la cual, además de levantar letreros condenatorios, exigieron a los legisladores «No escuchen a este criminal de guerra».

Ampliaron la protesta afirmando que «Venezuela necesita negociaciones, no un golpe o una intervención militar. No permitan que Abrams nos lleve por el camino de la guerra», y de inmediato dos de los activistas fueron detenidos y sacados a la fuerza del lugar, reportó Common Dreams.

Abrams, un  neoconservador que ha sido llamado «Secretario Asistente de las Guerras Su-cias»  por su trabajo durante las administraciones de Ronald Reagan y George W. Bush en las que se implementó la  guerra sucia contra Nicaragua y los  regímenes militares que ensangrentaron a Centroamérica, ha  sido ahora señalado por mantener reuniones secretas con  supuestos militares venezolanos en rebeldía para coordinar planes de derrocamiento del presidente Nicolás Maduro y en apoyo al autodeclarado «presidente interino» Juan Guaidó.

Caroline Debnam, activista de CodePink que  fue arrestada durante la protesta, en una de-claración denunció que «establecer un Gobierno paralelo con Juan Guaidó es ilegal, irresponsable, y pone a Venezuela en un camino hacia la guerra civil», a lo que añadió: «En lugar de exacerbar las tensiones, EE. UU. debiera apoyar los esfuerzos de México, Venezuela y el Vaticano para mediar en la crisis».

CodePink aseguró que Abrams «es un criminal de  guerra y no debiera estar  testificando ante el Congreso», pues argumentó Kei Pritsker «la historia de Elliot Abrams en América Central y Medio Oriente, creando guerras y caos en nombre de Estados Unidos y de las corporaciones, debe ser juzgado por crímenes de guerra, no testificar en el Congreso de Estados Unidos».

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