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Una raya mortal en el registro de Bolsonaro

Tiroteo en escuela de Sao Paulo deja al menos ocho muertes, cinco de ellos son niños

Autor:

Juana Carrasco Martín

Un tiroteo en una escuela de la ciudad brasileña de Sao Paulo ha dejado este miércoles al menos ocho muertos, entre los que se cuentan cinco niños, aunque un diario local también mencionó a otros dos niños fallecidos en el hospital. No se ha informado el número exacto de heridos.

Según el cuerpo de bomberos de esa ciudad, las otras víctimas mortales serían un empleado de la escuela y dos adolescentes, estos últimos supuestos autores de los disparos, quienes encapuchados entraron en la escuela pública Profesor Raúl Brasil, en Suzano.

Según los primeros datos que manejó la policía brasileña, después de ultimar a los niños y al empleado escolar, ambos jóvenes se habrían suicidado. Fueron identificados como los exalumnos Guilherme Monteiro, de 17 años, y Luiz de Castro, de 25. Querían repetir la masacre de Columbine, ocurrida en abril de 1999 en una escuela de Colorado, Estados Unidos, dijo al diario Folha de Sao Paulo, otro joven que fue condiscípulo de los pistoleros.

Los tiradores llevaban consigo cuatro cargadores, un arma calibre 38, una ballesta, una caja de explosivos y garrafas montadas como cocteles molotov. Como acostumbran los asesinos de este tipo, los jóvenes pusieron su foto en Facebook, poco antes de cometer la masacre.

Un lector nos escribió a Juventud Rebelde digital una opinión recordatorio:

Jge

Miércoles 13 marzo 2019 | 02:55:32 p.m.

São Paulo y todo Brasil está consternado y sobre todo, para nosotros los profesores a quienes nos es difícil explicarles a nuestros alumnos lo ocurrido y que se sientan seguros. Entre los planes del nuevo Presidente está la liberación del uso de armas de fuego por parte de la población...

Efectivamente, el líder de la ultraderecha Jair Bolsonaro, quien asumió la presidencia de Brasil el 1ro. de enero de este 2019, cumplió 15 días después una de sus promesas electorales, al facilitar la tenencia de armas, y proclamar que «el ciudadano de bien podrá tener paz en su casa».

La «paz» llegó con el estruendo de las armas a ese centro escolar, confirmando lo que expertos temían, que se multipliquen los 43 000 muertos que Brasil sufre cada año por armas de fuego.

La medida Bolsonaro echaba por tierra la política del Gobierno de Luis Inácio Lula da Silva, quien hizo de todo, a través de decretos y medidas legales, para controlar las armas en poder de civiles.

Pero en Brasil existe lo que se ha llamado la «bancada de la bala», los parlamentarios que representan los intereses de la industria armamentista y estos apoyaron el decreto firmado por Bolsonaro, que propició el porte de armas —incluso permitir que cada ciudadano compre hasta cuatro armas—, y aspiran todos a que también puedan ser portadas en la calle, para lo que necesita el aval del Congreso Nacional.

El decreto de Bolsonaro solo obligaba a tener una caja fuerte para las armas en las casas donde vivan «niños, adolescentes o personas con deficiencia mental», aunque bastaría con declarar que se tiene esa seguridad.

Taurus, el mayor fabricante de armas y municiones de Brasil, cuando las encuestas daban las grandes posibilidades de triunfo de Jair Bolsonaro para acceder al Palacio de Planalto, vio dispararse sus acciones en un 180 por ciento; por tanto, no importaba en lo absoluto que a finales de diciembre, una encuesta de Datafolha revelara que el 61 por ciento de los entrevistados estaban a favor de prohibir la tenencia de armas por algo bien lógico: ello supone riesgo para la vida de otras personas.

Pero tienen un presidente émulo del norteño trumpiano, otro amante de las armas de fuego…

Hoy, en Sao Paulo, siete niños que obviamente no contaban entre los electores de Bolsonaro, ni tampoco se les pregunta criterio en encuesta alguna, jamás podrán ejercer ese derecho al voto ni a la expresión de sus criterios. Se les ha suprimido el derecho a la vida.

Mientras tanto, en horas de la mañana, Bolsonaro, tomándose un cafecito con periodistas a los que se les había invitado, les confesaba que a pesar de la fuerte seguridad que le acompañaba en el Palacio do Alvorada, él dormía siempre con un arma al lado de su cama…

A la información del Folha sobre la plática mañanera, le comentaba el lector Mauro Tadeu Almeida Moraes: «Cuando creíamos que habíamos llegado al fondo del pozo, conseguimos elegir uno que cava sótano».

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