Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¡Cuba ganó los Juegos Panamericanos de 2007!

Autor:

Atilio A. Borón

En su artículo A pesar de todo (Granma, 30 de julio de 2007) el Comandante Fidel Castro concluye diciendo que «Estados Unidos tiene 26 veces más habitantes que Cuba. Según cálculos conservadores, ellos lograron una por cada 3,09 millones de habitantes; nosotros, una por cada 195 000». Tiene razón. Hay otro modo también de presentar el tema, que es el que resulta de controlar el número de medallas de oro según el tamaño de la población de cada país. Se trata de un supuesto razonable dado que si un país tiene una población mucho mayor que otro obtiene una ventaja que se deriva de su superioridad demográfica y no de la calidad de sus deportistas. El razonamiento no es caprichoso si se recuerda que para controlar el «factor tamaño poblacional» es que los economistas compilan estadísticas del ingreso per cápita, o de la productividad per cápita, de modo de facilitar la comparación entre naciones con distintas magnitudes de población. Y nadie discute esta estrategia estadística.

Ahora bien: Estados Unidos tiene una población 26 veces superior a la de Cuba, 1.6 veces mayor que la de Brasil y 9.3 superior a la de Canadá. Aplicando este criterio, es decir, igualando el «factor tamaño poblacional» a estos cuatro países (que son los que obtuvieron tanto en oro como en plata y bronce el mayor número de medallas) comprobaríamos un cambio muy significativo en el resultado final de los Juegos Panamericanos de Río, como se aprecia en la tabla que presentamos a continuación:

No faltarán quienes objeten esta «reclasificación» del medallero final de los Juegos Panamericanos. Pero más allá de las críticas que puedan suscitarse (y que suscita cualquier cálculo estadístico) este ejercicio relativiza los resultados difundidos por la prensa de nuestros países en donde Estados Unidos aparece apabullando a sus rivales y plantea un enfoque alternativo que por lo menos nos induce a mirar a los Juegos Panamericanos desde una perspectiva diferente.

De todos modos es evidente que si bien con el cálculo tradicional el desempeño de los deportistas cubanos fue extraordinario, no deja de ser esclarecedor conjeturar en cuánto mejor podría aún haber sido si Cuba contase con una población mucho mayor de la cual extraer deportistas aptos para la alta competición. Sus logros deportivos son una clara señal de la calidad de los indicadores sociales de diverso tipo (sanitarios, educativos, alimentarios, recreacionales, etcétera) que prevalecen en la Isla y de los pobres indicadores que avergüenzan a muchos países de nuestra América que, con mucha mayor población, tuvieron un mediocre desempeño en los Panamericanos.

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