Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Amar a Cuba nos hace inmensos

Autor:

Yusuam Palacios Ortega

Como jóvenes de estos tiempos que corren, difíciles, inquietantes, llenos de desafíos, o mejor, cubiertos de esperanzas, traer a Martí al presente ha de ser un imperativo, por ser su obra y su vida fuente de conocimiento y cultura, por su legado ético, antiimperialista y humanista y, especialmente, por esa nítida fe en el mejoramiento humano y en la utilidad de la virtud que guiaba su actuar y lo hacía sentirse convencido de los tiempos futuros.

Esa es parte de la esencia martiana que ha de convidarnos a ser virtuosos, a ser buenos y amar a la Patria. Ella, ya lo decía Martí, «es ara y no pedestal, se le sirve pero no se retoma para servirse de ella». Amar a Cuba nos hace grandes, nos hace inmensos, nos llena el pecho de orgullo, ese que emana de la raíz heroica o la savia decorosa de una historia de lucha, sacrificio y amor: el orgullo de ser cubanos, el de haber nacido en la tierra del Apóstol, de quien al cumplirse el siglo de su nacimiento, el propio Fidel Castro atribuyó la paternidad de la más dramática y creadora revolución del continente americano.

Ya cumple Martí 160 años, y tal como la Generación del Centenario o el Ángel Rebelde fundador de la FEU hicieran, no vamos a dejar morir al Apóstol. Lo que nos legó está ahí, al alcance de todos, a la espera de que sepamos hurgar dentro de esas esencias para encontrarle soluciones a nuestros problemas. Y es que como jóvenes de estos tiempos, debemos ser consecuentes con nuestra historia, dilucidar las entrañas del pasado para poder entender el presente y encontrar perspectivas futuras.

Apropiarnos de sus ideas deviene ejercicio ideal para alcanzar el Homagno Martiano, ese hombre nuevo que piensa por sí mismo, trabaja con sus propias manos y muestra al mundo su carácter entero; ese pino nuevo capaz de hacer algo bueno cada día, exigente velador de la primera y más importante ley de todos los cubanos: Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre».

Y es esa república la que hemos de llevar dentro, en pensamiento y acción. Trabajar por ella para el bien de la nación, para el bienestar y prosperidad del pueblo, nos fortalece; de ahí que este sea un momento crucial en la vida de los cubanos, y si nos apertrechamos para transformar la realidad socioeconómica, hemos de hacerlo igualmente con relación al pensamiento que mueve nuestra ideología.

Cuanto hagamos ha de tener como objetivo supremo acercar cada vez más a las generaciones jóvenes al Apóstol. Este 28 de enero renacerá en cada joven que se sienta martiano y sea fiel portador de sus ideas; es, sencillamente, estar con Martí para todos los tiempos.

*Presidente Nacional del Movimiento Juvenil Martiano

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