Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Obrar en la pasión del magisterio

Autor:

Margarita Barrios

Un saber popular asegura que «cada maestro tiene su librito». Y eso es muy cierto. Sin embargo, no hay profesional que guste más de compartir y confrontar sus métodos y mañas propias que los educadores. Y es que la responsabilidad del docente va más allá de enseñar letras y números. La formación integral —esa que a veces se repite como eslogan sin llegar a la profundidad de su significado— es, en realidad, acompañar a la familia en la transmisión de la cultura, en su expresión más amplia.

Por ello no es extraño que a pesar de dificultades y escollos que deben salvar, —para algunos no resulta económicamente fácil realizar un viaje— miles de maestros llegan a cada convocatoria del evento Pedagogía de las más diversas partes del mundo. En la cita de este año serán más de 1 500 los asistentes de 29 países.

La ya larga historia comenzó en 1986. En aquella ocasión Cuba convocó al Encuentro de educadores por un mundo mejor y llegaron a La Habana 3 286 maestros de 19 países. La masividad de la respuesta y lo enjundioso de los debates no hizo esperar una segunda cita cuatro años después, en 1990.

Los educadores habían entendido la necesidad de unirse, organizarse. Solo así podrían enfrentar los grandes desafíos que les imponía su profesión, y podrían pensar en cómo resolver la necesidad de elevar su nivel académico, dificultad que en muchos casos no podían solventar, pues en sus países no recibían apoyo para la superación profesional.

Así, y a pedido de los participantes, se crean en ese Congreso la Asociación de Educadores de América Latina y el Caribe; el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño; y el Centro de Referencia Latinoamericano para la Educación Especial. Cuba quedaría como rectora de esas instituciones y se fija la cita cada dos años.

Desde 1986 hasta la fecha, más de 67 000 maestros de todas partes del mundo han acudido al Encuentro que tomó como frase fundamental «por la unidad de los educadores», idea elegida a partir del discurso pronunciado por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, en la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y Gobierno, en Guadalajara, México, donde afirmó:

«Frente a los grandes grupos que hoy dominan la economía mundial, ¿hay acaso lugar en el futuro para nuestros pueblos sin una América Latina integrada y unida? La unidad, la imprescindible, vital e ineludible unidad entre nuestros Estados que brilló siempre por su ausencia, ¿dónde está?, ¿cuándo estará?... Ha llegado el momento de cumplir con hechos y no con palabras la voluntad de quienes soñaron un día para nuestros pueblos una gran patria común que fuese acreedora del respeto y el reconocimiento universal».

La presencia de Fidel era siempre esperada por los educadores en cada encuentro, y en sus discursos les alentaba a continuar con su obra de educar, la cual calificó en varias ocasiones como «una de sus pasiones» además de explicarles la importancia que tiene en la lucha de los pueblos por ser verdaderamente independientes.

Quizá un buen ejemplo de ello fueron sus palabras en Pedagogía 1993, cuando dijo: «Han pasado casi 200 años desde que se iniciaron las luchas por la independencia en este hemisferio, ¿y qué somos?, ¿adónde vamos? Me pregunto si nos van a descubrir de nuevo, nos van a conquistar de nuevo y nos van a esclavizar de nuevo (...) Ustedes, que son maestros, lo saben; ustedes, que tratan de enseñar a los niños y a los adolescentes en la verdad, lo saben, y lo saben más que nadie; ustedes, que tratan de forjar el patriotismo, lo saben; ustedes, que tratan de forjar los valores de la justicia social y la solidaridad, lo saben. Porque sin esos valores no seremos nada, no seremos nadie, o peor, seremos algo: seremos eternos explotados, seremos eternos esclavizados.

«Por eso esperamos tanto de ustedes y nos alegramos de que se multiplique este movimiento de docentes, como se multiplica el movimiento de médicos y otros muchos profesionales que tienen conciencia de estos problemas en forma similar a la de ustedes. Y por eso, permítanme expresarles nuestro más profundo agradecimiento por el hecho de que hayan tenido en cuenta a Cuba, por el hecho de que se hayan acordado de Cuba, por el hecho de que hayan tenido confianza en Cuba, por el hecho de que hayan venido a Cuba».

Pero alguien podría preguntarse en qué beneficia a nuestro país y su sistema nacional de enseñanza encuentros como este. Pues el desarrollo científico pedagógico y educacional ha estado marcado, desde sus cimientos, por estos intercambios. No solo porque en cada cita internacional unos 500 docentes, además de directivos de diversos niveles, participan junto a maestros de otros lares, sino porque el movimiento comienza desde la base.

Con el presupuesto de una «lid de saberes» los docentes cubanos preparan ponencias, exponen sus trabajos. Son miles los debates y enseñanzas que se generan desde la más humilde escuela rural hasta las universidades. De allí sale la cantera al Encuentro que nuevamente abrirá sus puertas este año con el presupuesto de que, como lo vieron y defendieron Martí y Fidel, la educación es un derecho de los pueblos y un deber hacia ellos.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.