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Me gustaría ser ahora esa escritora

La profesora, poetisa y narradora cubana Nersys Felipe dialoga en esta entrevista sobre la génesis de su última novela, Premio de la Crítica 2014, y la experiencia de ser reconocida de manera especial por el jurado del Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil

Autor:

Enrique Pérez Díaz

Cuando se acerca a su octava década de vida, Nersys Felipe, la mujer que hace años inmortalizó su terruño con unos cuentos que han hecho suyos varias generaciones de lectores; quien sueña con ser recordada como una mamiabuela; la señora que hilvana historias para hacer que nuestra alma lata conmovida y nosotros creamos en el mejoramiento humano; esa persona sencilla que este año venció su timidez y se asomó a Cuba toda durante la Feria Internacional del Libro 2014, nos confiesa en esta entrevista la génesis de su última novela, Premio de la Crítica 2014, y el susto por ser reconocida de manera especial en el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil (por «su destacada trayectoria, por su protagonismo en la renovación de la literatura infantil iberoamericana, por la belleza y el uso poético del lenguaje y por el humanismo y la universalidad de sus obras»), que ha sido recibido por importantes autores como Juan Farias (2005), Gloria Cecilia Díaz (2006), Montserrat del Amo y Gili (2007), Bartolomeu Campos de Queirós (2008), María Teresa Andruetto (2009), Laura Devetach (2010), Agustín Fernández Paz (2011), Ana María Machado (2012), Jordi Sierra Fabra (2013) y ahora Ivar Da Coll en el 2014. Y así, mientras desteje memorias, también nos da algunas claves de su creación y amor por las figuras patrias, su esencia y lugar en el mundo.

—Es reciente la noticia de que, nominada por el Instituto Cubano del Libro a través de su editorial Gente Nueva, el jurado del Premio Iberoamericano SM de LIJ te confirió un reconocimiento especial. ¿Qué trascendencia le ves al hecho de ser la primera cubana en conseguirlo?

—Esta distinción me sobrepasa, «si acaso me leerán», así me decía cada vez que recordaba que mis libros andaban por México. Por eso valoro tanto este reconocimiento y me honran las palabras que lo fundamentan. Me postularon gustosos el Instituto Cubano del Libro y la Editorial Gente Nueva. Mi obra viajó para ser juzgada, la valoraron bien y nadie salió decepcionado. Sin esa iniciativa, sin esa confianza, no habría sido yo la primera cubana en recibir este reconocimiento. Eso no lo sabía. Hoy lo supe por ti. Y siento que ha sido bueno para la literatura infantil y juvenil cubana.

Pepe y la Chata es tu más nuevo libro publicado. Aunque en tu obra la crítica ha reconocido un innegable aire martiano, ¿qué te motivó a abordar la infancia de José Martí y sus hermanas, especialmente la Chata? ¿Cómo lograste alternar investigación histórica y sentimientos? ¿Qué significa para ti recibir el Premio Nacional de la Crítica Literaria precisamente por esta obra? ¿Abordarías, motivada por la buena acogida de este libro, a otra figura histórica en el futuro?

—Me lo vas a creer porque eres escritor. Fueron las torrejas las que me llevaron a Pepe y la Chata. Las hacía mi abuela, las hizo mi madre, las hago yo. Forman parte de mi vida y un día las recreé: la dulcera, Leonor Pérez; los comensales, dos niños, sus hijos mayores, un varón y una hembra. Seguro yo había estado leyendo a Martí, lo recreado se llamó Las torrejas, y porque en la escritura un sucedido lleva a otro, aquel cuento no paró hasta convertirse en novela, y mientras se convertía, la Chata se perfilaba e iba y venía cariñosa, irreverente y parejera.

«Para aprehender y poder mostrar a una Chata así, y a un Pepe auténtico y entrañable, investigué, leí los cuentos y los poemas de La Edad de Oro, los Versos sencillos, cartas, muchas cartas, supe de la época, solo pensaba en la familia Martí Pérez y acabé mudándome para Industria 32. Allí entendí a Mariano y me solidaricé con Leonor, le di a Pepe un amigo, le di su primer amor, y no sé qué más decirte.

«Lo que investigas te mueve, quedas prendada de lo que investigas, prendada sin remedio, y descubres sentimientos, y nacen en ti otros, y eso es así. Para hacer creíble a Pepe, lo pensé niño y vivió, como cualquier niño de familia humilde, en La Habana del siglo XIX. Pude lograrlo porque investigué y leí, porque dentro mío alentaba Martí, y porque conozco a los niños por mi condición de maestra-madre-abuela. Ah, y por lo mucho que trabajé con ideas, sentimientos y palabras.

«Pienso y me digo: “no fue fácil”, pienso más y agrego: “pero me hizo feliz”. Y te cuento, Enrique: cuando escuché por teléfono que Pepe y la Chata había merecido el Premio Nacional de la Crítica, mi día estaba nublado, con la noticia fue aclarándose, enteré a la familia, a los amigos, y me amigué con la vida. ¿Qué marca en mí esta obra? La certeza de que pude. Y en cuanto a si abordaría otra figura histórica, ahora mismo saldría en busca de El Mayor. Quisiera, Enrique, pero no puedo. Y no sabes cuánto me entristece no poder».

—Este parece haber sido un año importante profesionalmente, pues el hecho de que se reimprimiera buena parte de tu obra y apareciera tu última novela con motivo de la FIL 2014, marca un hito en tu vida. ¿Cómo te sentiste con esa Feria pensada para ti y Rolando, por primera vez dedicada en parte a una autora para la infancia? ¿Qué experiencias guardas de tu recorrido por Cuba? ¿Quisieras enviar un mensaje al pueblo de esta Isla que tuviste oportunidad de visitar?

—Sí, lo ha sido, y en la Feria me sentí como llevada en carroza, de palacio en palacio y con un acompañamiento de lujo: Rolando Rodríguez, profesional talentoso y gentilhombre; mi hijo Gabriel, queriéndome porque sí y devenido fotógrafo; y tú, Enriquito, más que colega, amigo-hermano. Y con ustedes la alegría de los que en Cuba creamos para los niños y los jóvenes y que hicieron suyo mi premio y conmigo lo disfrutaron. Y la gente, Enrique, la gente recibiéndome de Pinar a Santiago y dándome lo mejor para que me sintiera como en casa. Siempre, si es valioso, el ser humano es lo mejor. Y qué decir de los niños; a dondequiera que llegábamos, canciones, flores, mensajes, dibujos, y mirándome con ojos de «¡sí, es ella!» o de «¡pero si es igualita a mi bisabuela!». Cuántos obsequios y reconocimientos, cuánta palabra linda y sentida, sentida hasta las lágrimas. Nunca acabaré de agradecerlo.

—¿La joven Nersys Felipe que hace casi 40 años se presentó por primera vez al Premio Casa de las Américas con su libro iniciático Cuentos de Guane, pudo imaginar convertirse en una de las autoras más queridas de los lectores cubanos? ¿Podemos esperar otras obras tuyas? ¿Trabajas en algún proyecto actualmente?

—No, Enrique, qué va, era imposible imaginarlo en aquel entonces. De un tiempo acá, sí. Y hoy tú lo corroboras. Una escribe, recibe reconocimientos, recibe premios, este de ser tan leída y querida es uno de los mejores. ¿Y cómo lo recibo?, pues sentada a mi compu, respondiendo tu entrevista y de manos de un jurado que no se reúne ni discute para premiar porque juzga cada día, de año en año, por muchos años y mientras lee. Premio callado. Premio que requiere, de sus posibles premiados, trabajo sostenido, constante superación y toda la paciencia de este mundo. Soy dichosa, me leen, me quieren, y ojalá pudiera anunciarle aquí a mi público un nuevo título. Pero no puedo, Enrique.

—¿Cómo se aprecia la creación personal cuando uno ha recorrido un camino como el tuyo y muchos confiesan ser sus deudores por cuanto les enseñaste con tus obras?

—La aprecio como un don, pero no mágico sino alcanzado luego de más de 40 años de trabajo animoso e incansable y también como un magisterio si en verdad muchos se han sentido mis alumnos luego de leer algún libro mío. Aprendí mucho así, y aún sigo aprendiendo de los mejores, y de mis errores.

—¿Existe alguna palabra que te defina como ser humano y con la cual quisieras ser recordada siempre?

—Mamiabuela.

—¿Algo más que agregar?

—Solo darte las gracias por esta entrevista.

—Si no fueras Nersys Felipe, ¿te hubiera gustado ser otro escritor?

—Me gustaría ser ahora una escritora sensible, imaginativa, curiosa y capaz de maravillarse ante lo más sencillo; lectora en activo, estudiosa, averiguadora y de vista fresca y sana; dueña de un almacén de temas e ideas y capaz de escribir dos textos a la par, y de escribirlos bien.

«Me gustaría ser ahora una escritora andarina, de huesos sin crujidos, sin dolores, preocupada por el mundo en que vive y por la tierra en que nació; una sincera, paciente, trabajadora, dispuesta a asimilar lo mejor de los demás y a recordar que nunca acabará de aprender. Me gustaría ser ahora esa escritora. Anda por ahí. Y no tiene nombre».

Poesía de... Nersys Felipe

Profesora, poetisa y narradora cubana. Varias generaciones se han formado con sus Cuentos de Guane. Ha obtenido en dos ocasiones el Premio Casa de las Américas y es también Premio Nacional de Literatura. El próximo noviembre la Feria Internacional del Libro de Guadalajara le entregará un importante reconocimiento.

Plan de viaje hallado dentro de un corazón

Cumplimiento: urgente.

Quién lo mueve: la nostalgia.

Estancia: treinta días.

Salida: hoy mismo.

Arribo: también hoy.

Destino: una niña llamada Cecilia.

Travesía: por un ancho y profundo mar.

Embarcación: inaufragable.

Derrotero: recto al norte, sorteando aviesas corrientes,

y a cargo de la brújula y del bregar de a bordo,

Sapito y Sapón.

Motivos del viaje:

Verla.

Besarla.

Mirarme en sus ojos y escuchar su voz.

Darle una bandera.

Un pozuelo de torrejas.

Y en cuatro posturitas de mariposa blanca, mi alma

y la fragancia de Cuba abierta en flor.

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