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Se extiende la «Interñet»

Desde el pasado 10 de diciembre la Unión Europea aceptó el registro de dominios bajo el .eu con caracteres de lenguas propias como el español o el cilírico

Autor:

Amaury E. del Valle

Hasta hace muy poco la mayoría de los países europeos, que ocupan el 24 por ciento del público global de Internet, estimado en junio de 2009 en 1 734 000 000 usuarios, no podían usar sus idiomas nacionales para registrar nombres de dominio bajo el .eu, denominador común para la Unión Europea.

Así, por ejemplo, si bien podían registrarse bajo el .com, .org, .net, no existía españa.eu, ya que el símbolo encima de la ñ, cuando surgió la red de redes en Estados Unidos, no estaba incluido en el teclado inglés diseñado para las primeras computadoras.

Y no era el castellano el único afectado. En la lista se incluían además el griego, alemán, ruso, eslovaco, polaco, búlgaro, portugués o francés, que desde este 10 de diciembre vieron satisfechas sus expectativas, gracias a la decisión de EURid, el organismo encargado de los registros bajo .eu.

El experimento del Viejo Continente comenzó por Bulgaria, que poco a poco fue introduciendo caracteres del cilírico en los dominios de Internet, direcciones que sirven para encontrar las diferentes páginas web. Ahora se continúa con otra serie de caracteres de diferentes lenguas que no pertenecen al juego latino.

La importancia de los nombres de dominios (DNS) es muy alta, ya que son los encargados de ayudar a los usuarios a navegar en Internet.

Las computadoras en la red tienen una dirección única llamada «dirección IP» (dirección de protocolo de Internet), compuesta por una cadena de números que sería muy difícil de recordar, por lo cual el DNS lo sustituye por una cadena de palabras para que sean más fáciles de memorizar, conformando así las direcciones conocidas.

El DNS es el encargado tanto de traducir el nombre del dominio a la dirección IP que le corresponde y conectar a la máquina con el sitio web pedido, como de permitir el funcionamiento del correo electrónico, de manera que los mensajes que envía lleguen al destinatario que corresponda, entre otros servicios de Internet.

Red con À o Ñ

Desde el pasado 10 de septiembre, cuando se reunieron en Bruselas, Bélgica, los agentes registradores de dominios más importantes bajo .eu, se sabía que este se abriría a los nuevos caracteres.

La tendencia sigue un movimiento mundial que intenta que la red no sea propiedad exclusiva de una lengua determinada, sino que cada cual pueda navegar con la suya en el ciberespacio.

Especialmente sensibles a estos fueron los asiáticos desde un primer momento. Se trata de una región que hoy ocupa el primer lugar en cantidad de usuarios de Internet, con unos 704 214 000, de ellos 384 000 000 que hablan chino.

A esta iniciativa se le unirían en 2001 los países europeos, cuando fueron aceptadas las palabras de 32 lenguas europeas para ser registradas como dominios genéricos multilingües de primer nivel (.com, .net, .org).

Eso significó poder incluir en los nombres de dominio los acentos grave, agudo y circunflejo, la eñe «ñ», la c con cedilla «ç» y la diéresis «¨», entre otros, dándoles paso a lenguas regionales como el vasco o el catalán.

La nueva disposición, que concierne al .eu, permite que los 23 estados miembros de la Unión Europea y unos 27 idiomas oficiales con diferentes caracteres y símbolos propios «peculiares» se vean reflejados.

Entre las letras acentuadas, ya sean vocales o consonantes, que encontraron su espacio están caracteres como à o ñ, muchas de estas hasta ahora prácticamente ausentes de una red, que sigue dominada por el inglés, pero que ve recortarse su distancia con respecto a otros idiomas, como el chino o el español, segundo y tercero en el ranking de idiomas del ciberespacio, según las cifras de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

La nueva medida permite además reflejar la pluralidad lingüística y cultural de la Unión Europea, respetando las diferencias de cada cultura presente en el Viejo Continente, y disminuirá la brecha digital entre el inglés y otras lenguas.

Contribuirá también de forma indirecta a aumentar la popularidad de las nuevas tecnologías de la comunicación entre quienes, hasta el momento, no podían navegar por muchos sitios si no sabían algo de inglés; e incluso ayudará a respirar con alivio a muchas empresas e instituciones que para tener un lugarcito en el ciberespacio debían «reinventar» su propia lengua escrita para poder registrar algo semejante a lo deseado.

Por si fuera poco, como el registro de dominios que realizará EURid es otorgado al primer postor, muchos han adquirido diversos nombres para luego venderlos a quienes lo deseen como propios.

Esta práctica, muy acentuada en el cibermundo, ha propiciado que personalidades e incluso lugares del mundo no puedan ostentar un espacio virtual con su propio nombre, pues fue «adquirido» anteriormente por alguien para luego vendérselo al mejor postor.

Lengua virtual

Según las estadísticas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT, según sus siglas en inglés), si en 2003 el 50 por ciento de los usuarios de Internet eran de habla inglesa, actualmente esa cifra descendió y hoy apenas representan el 27,6 por ciento, con el chino pisándoles los talones, con un 21,1; y mucho más lejos, con el 7,9 por ciento, los usuarios de habla española.

Aun así, los hispanoparlantes están lejos del 5,5 que ostentan los japoneses y del 4,6 por ciento de los franceses, por lo cual siguen cómodamente, y ganando además terreno, en el tercer puesto en lenguas más usadas en la red.

Los dominios multilingües, que poco a poco se han ido extendiendo por el mundo, han abierto la oportunidad del uso de Internet a más de dos tercios de la población mundial, lo cual, además de contribuir a reducir la brecha digital, también es una excelente oportunidad de negocio para las empresas comercializadoras de estos servicios.

Eso explica que en los últimos diez años se hayan concentrado no solo en los angloparlantes, sino también en el resto de la población mundial que no habla este idioma, y a la cual ven como potencial consumidora si logran llegar llegarle en sus lenguas nativas.

Mención aparte merece el tema de los contenidos en la red, que si bien ha ido mejorando el desbalance inicial a favor del inglés, todavía está muy lejos de lo deseado, máxime cuando muchas veces los sitios pueden estar en español u otro idioma, pero no son más que traducciones, en algunos casos muy burdas, de originales en la lengua de Shakespeare.

No obstante, y viendo las cosas desde un lado positivo, el hecho de que Europa como continente haya decidido englobar bajo su .ue a sus lenguas nacionales no solo es un paso de avance para los habitantes del Viejo Continente, sino un ejemplo para otras zonas del mundo como Latinoamérica.

La América Nuestra no escapa al tema de la exclusión de lenguas propias de los nombres de dominio, e incluso en muchas regiones la diéresis y hasta la ñ son un sueño todavía lejano, ya que los organismos que otorgan estos dominios siguen estando mayoritariamente bajo la férula de los norteamericanos y por ende del inglés.

Quizá, no obstante, la situación cambie dentro de muy poco ante el peso que va adquiriendo el español en la red, el mismo que se habla en Europa pero también en muchos otros países. Así, a lo mejor, dentro de muy poco tendremos por fin, por ejemplo, la dirección de www.camagüey.cu

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