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Informática en estilo libre

La tercera edición del Festival Latinoamericano de Instalación de Software Libre demostró que en Cuba esta es una comunidad en franco crecimiento

Autor:

Yurisander Guevara

Su origen es diverso. Lo mismo son profesores, que historiadores o especialistas informáticos. Están por toda Cuba y, según lo acontecido hace solo unos días, parece que se multiplican.

Nos referimos a un grupo de usuarios que desde La Habana, Manzanillo, Isla de la Juventud, Santiago de Cuba y Holguín celebró el Festival Latinoamericano de Instalación de Software Libre (Flisol), para intercambiar experiencias y conocimientos en este campo, un evento que se realiza de forma paralela en varios países del continente el último sábado de abril.

Realizado por tercera ocasión en Cuba, el encuentro busca promover todo lo que se realiza en materia de software libre en nuestro continente, para que un público general pueda conocer cuál es su filosofía, alcance, avances y desarrollo, informó a nuestro diario el técnico en Informática Pablo Mestre, organizador principal del evento.

Y aunque lo relatado por muchos de sus protagonistas en la web del Grupo de Usuarios de Tecnologías Libres (GUTL, disponible en gutl.jovenclub.cu) indica que aspiran a más, Flisol 2015 dejó claro que este es un movimiento en constante desarrollo.

Esta vez el abanico de temas abordados transitó por cuestiones técnicas, implicaciones culturales por el uso del software libre en nuestra sociedad y unificación de criterios en aras de consolidar la comunidad.

«El debate que dio punto final a la intensa jornada giró en torno a la urgencia de unificar las comunidades cubanas de software libre, trazar estrategias concretas en busca de una mayor visibilidad y poder de acción», refirió el blog humanOS, de la UCI (humanos.uci.cu). Para ello, abundó el sitio web, se acordó trabajar en la creación de una Asociación Cubana de Software y Tecnologías Libres, idea que si bien está «verde», significa un paso en busca de la unión definitiva entre las comunidades de este tipo en el país.

Un movimiento tecno-filosófico

«El software libre no es una tecnología, es un movimiento tecno-filosófico cuya mayor apuesta es por la libertad; además, es socialmente justo, tecnológicamente viable y económicamente sostenible, tres pilares clave para cualquier sociedad», afirmó el historiador Delio Orozco, director del Archivo Histórico de Manzanillo, quien tuvo a su cargo una de las presentaciones realizadas en el evento de esa ciudad granmense.

Delio es una de las personas con las que contactó Juventud Rebelde para conocer sus impresiones acerca de este movimiento en Cuba, la situación actual y perspectivas futuras. Su criterio responde a la interrogante acerca de la importancia que tiene conocer sobre software libre para cualquier persona, esté vinculada o no con el mundo informático.

Al respecto, el holguinero Carlos Parra Zaldívar, licenciado en Física y especialista en Informática de la Dirección Provincial de Servicios Comunales en la Ciudad de los Parques, consideró que si bien el software privativo no está destinado solo a los informáticos, lo mismo sucede con el software libre.

Agregó Parra Zaldívar: «El problema está en los tabúes que se han tejido en torno al software libre y, en particular, a GNU/Linux, del que se piensa está hecho para informáticos superespecialistas».

La diferencia entre un sistema informático privativo o libre —continuó— está en el modo en que se construye. El software libre es lo más parecido a la filosofía del Socialismo: es colaborativo, participativo e inclusivo, lo que significa que todo el mundo tiene el derecho de usar, modificar, distribuir y colaborar con el desarrollo de los sistemas informáticos.

Mientras el sistema privativo te impone maneras de hacer individualistas y opresoras, defendió Parra Zaldívar, el libre permite crear y compartir, lo que aporta al ser humano sentido de la solidaridad y valores éticos fundamentales, pues no tienes que violar licencias y patentes. «El país se convierte en dueño real de la tecnología, se quita de encima los monopolios y logra por tanto la independencia tecnológica», agregó el especialista.

Ahora bien, con todas estas bondades explicadas, ¿en qué estado se encuentra la adopción de una filosofía de uso y desarrollo de software libre en Cuba?

Para Hugo Florentino Ferreira, administrador de redes en la Agencia Cubana de Derecho de Autor Musical, esta situación transita por un estado incipiente. «Hay varias instituciones que realizan nuevos proyectos con tecnologías libres, pero utilizan modelos de desarrollo cerrados y en muchos casos apuestan al método de la seguridad por oscuridad, aunque haya quedado demostrado que no ofrece garantía alguna y dificulta la detección de errores».

Ernesto Acosta Valdés, quien es también administrador de redes en el Palacio Central de Computación de La Habana, subrayó que nos falta «muchísimo» para que el software libre en Cuba sea relevante. Y es que adoptar esta filosofía, explicó, no es tener instalado solamente Debian o Ubuntu (distribuciones de GNU/Linux) en la PC.

Abel Meneses Abad, profesor de la Facultad de Eléctrica en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, insistió en que se hace necesario un «artefacto legal» (ley, resolución o acuerdo) para adoptar plenamente el software libre.

Pistas para un camino

¿Cuáles son las propuestas de los usuarios de software libre para desarrollar esta filosofía en Cuba?, inquirimos a nuestros entrevistados.

Delio Orozco consideró «cardinal y estratégico» comenzar de inmediato la enseñanza de software libre en todos los niveles de educación y dejar de impartir sistemas privativos. El historiador propuso además iniciar, controlar y hacer cumplir una estrategia de migración escalonada a todos los niveles en las estructuras estatales.

Consideró que es necesario potenciar la difusión, promoción y socialización de estas herramientas.

Orozco sugirió también permitir el registro intelectual a título personal mediante el empleo de las licencias de software libre, de las creaciones nacionales de este tipo, algo que «sería harto beneficioso y estimulante para el desarrollo del capital humano que hemos creado».

Hugo Florentino Ferreira coincidió con Orozco en la necesaria implementación de estas herramientas dentro del método de enseñanza escolar. Adicionó que eso permitiría que los futuros profesionales estuviesen familiarizados con ellas como para utilizarlas en proyectos propios o de su futura empresa. «Además, para los estudiantes de Informática el software libre ofrece la enorme ventaja de no imponer límites al aprendizaje, porque permite estudiar hasta la última línea de código y socializar el conocimiento sin temor a ser perseguido o demandado por violaciones de derechos de autor».

¿Debemos renunciar entonces al software privativo? Pablo Mestre estimó que no se trata de un divorcio con las grandes compañías de software, ni de la eliminación total de estos. «Aún hay campos donde el software privativo ha tenido más avances que el libre. Pero lo más importante es que si alguien decide usar software propietario debe asumir la responsabilidad que implica y no violar las licencias. Además, el uso de uno u otro es una elección personal en el caso de los ciudadanos», afirmó.

Sí creo, subrayó Mestre, que a nivel estatal, y más en el caso de Cuba, el uso del software libre debe ser una prioridad inaplazable, lo cual no quiere decir que hay que hacerlo maratónicamente, pero nos ahorrará mucho desde el punto de vista económico y tecnológico.

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