Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Qué diría Hemingway?

En el poblado marino de Cojímar, en la capital, el doctor Jorge Martínez observa con tristeza cómo va languideciendo de maltratos la playa El Cachón.

Martínez (Maceo 3C21, entre Carmen y Espartero) recuerda con nostalgia cómo en otros tiempos esa playa era respetada y cuidada por los habitantes de esa localidad tan pintoresca. Incluso, sus aguas eran aconsejadas por sus poderes curativos.

Pero hoy, según el doctor, allí se experimenta una complicada situación ecológica, marina y hasta de la memoria local.

«Las aguas, así como las arenas contaminadas, resultan un peligro potencial para la salud de todos: no solo de las especies marinas, sino para las personas, subraya.

«La basura, los contaminantes sólidos y químicos, así como el puente peatonal sobre el canal del río, representan un peligro inminente para la ecología, la vida animal e incluso la de nuestros ciudadanos».

No hace falta ser experto para convencerse, asegura. «Basta solo con echar una pequeña mirada por donde antes, de niños, solíamos bañarnos, jugar y supuestamente curarnos». ¿Qué diría Hemingway?

A la intemperie

Tamara Yera (Edificio B-7, apto 13, Zona 5, Alamar, Ciudad de La Habana) cuenta que la nueva oficina comercial de ETECSA en ese reparto está muy confortable y con todos los requerimientos… por dentro.

Sí, porque la lectora considera que quien proyectó la misma apenas concibió un vestíbulo con muy pocos asientos para una dependencia que atiende clientes. Y afuera, quienes hacen la cola no tienen dónde guarecerse: si el sol, a asarse; si la lluvia, a mojarse. Si el frío, te congelas. Ni un techito discreto.

Tamara cuenta que el día aciago en que hizo la cola a la intemperie, ese era el comentario de todas las personas reunidas allí.

Lo que narra la lectora es bastante común en oficinas y entidades que atienden a la población, y de forma masiva. Si no puede hacerse un local bastante amplio para los clientes y solicitantes de ciertos servicios, al menos un techo con unos bancos salvan la honrilla.

Pero lo insólito, hasta para los ancianos que cobran su jubilación en correos y bancos, es que muchas veces debe aguardarse en la acera. Ahí afuera, en sitio de nadie. Y las puertas se cierran. Y la gente ansiosa está en la calle prácticamente. ¿Por qué?

Gratitud

Dasnaya Bravo (Céspedes 121, entre Paquito Rosales y Moncada, dos Caminos de San Luis, Santiago de Cuba) fue intervenida quirúrgicamente el 22 de diciembre pasado en el Hospital Oncológico de esa ciudad.

La joven quiere agradecerle a tanta gente buena y capaz de ese centro, a quienes les debe la vida. «Nunca había visto personas tan amables, como la doctora María Cristina, la cual me brindó todo su amor».

Por otra parte, este redactor alerta que, a pesar de todos los avisos y sugerencias señalados varias veces, aún continúan arribando algunas cartas cuya caligrafía no se entiende. No nos hacemos portadores de un mensaje que no se comprende bien.

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