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La horma de aquel zapato

Hubo varias cosas que asombraron a Marlene González Lugo (Corrales, No. 714, apto. 3, entre Carmen y Rastro, La Habana Vieja) cuando acudió a la unidad de reparación de calzado La Invencible, en Monte, casi esquina a Águila.

Era sábado 12 de junio. El horario del centro rezaba: «9:00 a.m. a 6:00 p.m.»; sin embargo, el zapatero que la atendió le dijo que pasara a las tres de la tarde a recoger sus zapatos, pues a las cuatro él se iba.

Un momento antes, cuando revisó el calzado que llevaba Marlene para arreglar, el zapatero le había comunicado que todo valía 35 pesos. No hubo comprobante o vale de por medio.

La mujer, interesada sobre todo en un eficiente servicio, expresó que, de ser necesario, ella pasaría el lunes; pero el reparador insistió en que ese día a las 3:00 p.m., narró en estas líneas la lectora, el 7 de agosto último.

A la hora prefijada no estaban los zapatos. Treinta minutos después, nada. Ella explicó que debía marcharse y del otro lado recibió la respuesta de «a lo mejor el lunes no vengo». La cliente sugirió entonces que le dejara su paquete con la recepcionista.

El lunes 14, cuando Marlene llegó al taller, observó que en ese momento la recepcionista sí estaba confeccionando los comprobantes por el Listado Oficial de Precios. No estaba el zapatero. Los zapatos, tampoco.

Espera. Incertidumbre. Preguntas. Que los zapatos estaban bajo llave, que siguiera esperando. Preguntó por el Administrador. Que no estaba. ¿Y algún otro responsable? Silencio. Y concluía la afectada con varias interrogantes en las que se cuestionaba cómo eran posibles estos desatinos en el servicio de la entidad.

A propósito responde Emeterio López Rodríguez, subdirector de Proyectos y Negocios del Consejo de la Administración Provincial (CAP) de Ciudad de La Habana. Luego de conocido el caso —relata Emeterio—, se entrevistó con la doliente Regina Madera, funcionaria de Atención a la Población de la Empresa Provincial de Servicios Personales y Técnicos. En el diálogo, Marlene ratificó lo contado al periódico.

Se puso al tanto entonces a Nilo Santiago, jefe de la Unidad Básica de Servicios de La Habana Vieja, para que facilitara la investigación del caso y tomara las correspondientes medidas, afirma el subdirector del CAP.

Como resultado de la indagación, se concluyó que la dependienta comercial responsabilizada con la recepción y entrega del calzado, violó lo establecido, pues no se permite en las unidades de la Dirección Provincial de Servicios laborar sin los vales correspondientes, expone Emeterio.

A esta trabajadora se le aplicó una medida disciplinaria consistente en cambio de puesto de trabajo para una plaza de menor remuneración con pérdida de la plaza que ocupaba, sostiene el directivo.

«Se pudo comprobar que en la entrada de la unidad se puede ver el horario de apertura y cierre, así como la presencia del listado de precios y el mural de Atención a la Población.

«Hechos como este no los permitimos y agradecemos a los órganos de prensa que se pronuncien contra estas indisciplinas. Les pedimos que no se demoren, ya que una violación ocurrida en junio de 2010 la supimos en agosto», finaliza el Subdirector.

Junto al agradecimiento a Emeterio López Rodríguez por su respuesta, quisiera formular algunas preguntas que aún me rondan. ¿Qué sucedió finalmente con los zapatos de Marlene? ¿Cuándo pudo recogerlos? Se le impuso una medida a la recepcionista, ¿y qué valoración se hizo de la actitud del zapatero? ¿Por qué no había ningún responsable de la entidad que pudiera dar la cara cuando la clienta lo solicitó? ¿No es esto también un hecho que debe sancionarse? En el diálogo público al que aspiramos, todas las cartas han de estar sobre la mesa.

Y en cuanto al retraso en la publicación del hecho, como hemos explicado otras veces: a la sección —de 75 líneas diarias— llegan miles de misivas cada año, por lo que, lamentablemente, se demoran en ver la luz. Hacemos las valoraciones pertinentes para que los asuntos que se exponen o se tramitan no hayan perdido vigencia al llegar a conocimiento de los implicados. Cuando no sucede así, ofrecemos nuestras disculpas.

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