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¿Por dónde le entra la podrida al mango?

Los campesinos de Madruga Julio García Lima (Ave. 29. No. 2608, entre 26 y 28) y Agustín Sanz Rodríguez (Ave. 31, No. 5413) no entendían cómo se les estaban pudriendo a cada uno aproximadamente 200 quintales de mango, mientras ni la cooperativa de crédito y servicios (CCS) Rolando Concepción —a la que están afiliados— ni ninguna otra autoridad correspondiente les daba una alternativa para no perder tamaña cantidad de fruta.

Ambos debían entregar la cifra de quintales pactada el 6 de julio y de la CCS los llamó su presidente el día 5 para anunciar que no se realizaría la recogida, pues la industria que procesaría el mango tenía problemas, narraron aquí el pasado 19 de julio.

Los agricultores acudieron a instancias municipales y provinciales de la ANAP y del Ministerio de la Agricultura (Minag), pero nadie solucionó el contrasentido.

Al respecto contesta Juan Carlos Estévez Borges, director de la Agricultura en Mayabeque. Luego de la investigación de rigor, afirma Juan Carlos que se pudo comprobar que, a pesar de haber concertado un contrato con la UEB Doña Delicias para la entrega de 350 toneladas (t) de mango a la Industria de Batabanó (fábrica de conservas) en los meses de junio, julio y agosto (distribuidos en cifras de 150, 150 y 50 toneladas respectivamente), la CCS «no pudo mostrar evidencias oficiales de su contratación con los productores, violándose el procedimiento establecido en el proceso de contratación. Como tampoco fue sometida su aprobación a la asamblea general de sus miembros».

En junio, según se precisó con la industria referida, la CCS solo pudo entregar 23,58 t de las 150 ajustadas, y en julio 146,71 de las 150 que también se debían, expresa el directivo.

Asimismo en julio «la fábrica» limitó la recepción del producto por déficit de envases los días 5, 6 y 7, de lo cual fueron avisadas las entidades suministradoras (…). La CCS también conoció de ello en llamadas realizadas a la industria».

El Presidente de la CCS explicó a la comisión investigadora que los productores acopian el mango cinco días antes de la recogida planificada, para crear condiciones de maduración y que «ante cualquier interrupción de esta dinámica siempre hay riesgo de afectación. No obstante, asegura que en el caso de (…) Agustín Sanz Rodríguez se le pudo recoger en tiempo su producción, sin que se le llegaran a originar afectaciones».

También refirió el Presidente de la CCS dificultades en las entregas en el horario justo a la fábrica, por problemas con el transporte, alquilado desde otro municipio, argumenta el Director provincial.

Se apreció además —añade— que a la producción no se le efectúa pesaje individual por agricultor, sino que se pesa la carga de forma general al llegar a la industria, lo cual ocasiona preocupaciones tanto a productores como a directivos industriales.

Se concluyó que, ciertamente, el déficit de envases en la fábrica, que interrumpió por tres días la recepción de la fruta, de acuerdo a como tienen estructurado este proceso en la CCS «pudo haber tenido algún tipo de incidencia en los volúmenes cosechados, agudizado por la existencia de una deficiente organización de esta actividad en una etapa pico de producción de la fruta».

Tanto por estos incidentes como por un reclamo de los productores que ya se venía tramitando, la CCS Rolando Concepción pasa a ser atendida por «la empresa agropecuaria Rubén Martínez Villena, perteneciente al Grupo Empresarial Agrícola y Forestal Mayabeque, a partir de las dificultades que presenta la Unidad de Atención al Productor de la Empresa Provincial del Azúcar para atenderla».

Igualmente, finaliza el ejecutivo, «valoramos la necesidad de revisar de conjunto con la ANAP, y con el interés de transformar el funcionamiento de esta forma productiva, en la cual se evidencia una deficiente atención a los productores, violación de los procedimientos de contratación, fundamentalmente por desconocimiento de su junta directiva». La queja es evaluada por el funcionario como «con razón en parte».

Casi sin espacio agradezco la misiva y deseo que a estas alturas ya las revisiones correspondientes con la CCS se hayan efectuado. No puedo dejar de lamentar cierta vaguedad después del proceso investigativo al afirmar que «pudo haber tenido algún tipo de incidencia», lo que, presumo, debió haberla tenido. Supongo que la no mención del campesino Julio García Lima, tenga que ver con estos daños tampoco aclarados.

De igual forma, creo, debió precisarse con qué tiempo de antelación llegaron los avisos de la fábrica de que no habría envases y quiénes debían prever y alertar en tiempo de esta circunstancia, según lo contratado. Si las responsabilidades se diluyen, los procesos se distorsionan.

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