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El laberinto de las promesas

Yanelín Alfonso Abreu (Máximo Gómez 380, La Curva, Colón, provincia de Matanzas) no entiende por qué un laberinto burocrático se interpone en la solución del caso de su hijo de nueve años, con una parálisis cerebral y postrado.

Cuenta ella que vivían con sus padres en el campo, a diez kilómetros de Colón. Y cuando el pequeño se complicaba aún más, con fiebres y hasta convulsiones, tenía que salir de madrugada con él, en una verdadera odisea para llegar al hospital.

Además, el niño se atiende con el nefrólogo en el Pediátrico de Matanzas, y se rehabilita en tal sentido cuatro veces a la semana en el hospital de Colón. Por todo ello, un pariente de Yanelín le prestó una casita en el barrio La Curva de Colón, cerca del hospital.

En 2014, señala, se presentó en el Gobierno municipal, donde fue atendida por el vicepresidente Anselmo. Le hizo la solicitud de un terreno para construir, y este le dijo que sí, pero que debía esperar a que se aprobara.

Yanelín se personaba allí todos los meses, y era la misma respuesta: esperar. El 27 de enero de 2015 le dijeron que tenía que hacer una solicitud por escrito y entregarla en Planificación Física. Así lo hizo ese mismo día, con un resumen de historia clínica del niño.

Le aseguraron que le avisarían. Siguió yendo durante varios meses y siempre obtuvo la misma respuesta: que aún no estaban autorizados para dar terrenos. Ya a fines de junio ella escribió una carta al Consejo de Estado. Entonces, fue a su casa el vicepresidente Anselmo, por la carta que había hecho, y le dijeron que le iban a ayudar. «Pero siempre tuve la misma respuesta», señala.

El 19 de enero de 2016 Yanelín fue al Consejo de Estado con su niño, y de allí llamaron por teléfono al Gobierno provincial de Matanzas, y hablaron con el jefe de Atención a la Población de ese lugar, Berto Carballo.

La madre fue a Matanzas con su niño a cuestas y se entrevistó con Berto. Le narró su historia, y él le dijo que estaba en el lugar indicado, que su problema se iba a resolver enseguida. Y a la semana la visitó la funcionaria de Atención a la Población en el Gobierno de Colón, enviada por Berto. Y se hicieron las investigaciones.

Después pudo tener un despacho con la presidenta del Gobierno de Colón, Dinora Zenea, quien le dijo que la iba a ayudar, y por la situación del niño, lo mejor sería una vivienda. Que el Gobierno estaba haciendo cinco casas para casos como el de ella, y que iban a entregarlas ese año.

Ya en enero de 2017 Yanelín fue a ver a la Presidenta, quien le informó que el presupuesto que habían dado dio para hacer tres casas, y existían otros casos anteriores. Le propuso que iban a construir unas biplantas y que ahí estaba la suya.

Al pasar los meses, y ya Dinora fuera de su cargo, la madre se dirigió a la compañera de Atención a la Población, quien la había visitado en dos ocasiones y había estado presente en sus encuentros con la Presidenta. Le dijo que todo eso se encontraba en papeles y que la nueva presidenta estaba al tanto de todo.

Yanelín llamó a Berto Carballo en el Gobierno provincial, y este le dijo lo mismo: que eso estaba en papeles. Y ella, intranquila ya, pidió un despacho con la nueva presidenta del Gobierno de Colón, quien el pasado 16 de junio le informó que acababa de enterarse de su caso.

«No te voy a engañar —fueron sus palabras—, se están haciendo diez viviendas para entregar, pero se las han prometido a 50 personas. No puedo asegurarte que una sea la tuya. No depende de mí, hay una comisión encargada para eso, que va a visitar a las personas y luego decide».

Esta es la historia contada por Yanelín, quien sigue esperando su día en la casita prestada por un pariente, allí en Máximo Gómez 380, en el barrio La Curva de Colón. Meses y meses, años arando en el mar. Promesas incumplidas, falsas expectativas creadas a una madre que solicita ayuda para acercarse al hospital, la garantía de la vida de su hijo.

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