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Sabe a pan zocato

Al pan, pan: así habló Addiel Reyes Clemente el pasado 28 de marzo, al denunciar la agónica situación que sufren con la distribución del pan normado los residentes en La Anita y otros sitios rurales del municipio holguinero de Banes.

Denunció Addiel que el nuestro de cada día lo reciben con atrasos y acumulado de varios días y sin calidad, sin horario fijo o sustituido provisionalmente por galletas.

  Precisó que el pan se traslada en un tractor de la Empresa Productora y Distribuidora de Alimentos de Banes, equipo con unos 30 años de explotación, al cual nunca se le ha hecho una reparación capital, solo pequeños arreglos por parte de su operador. Ya no da más, señaló, y debe recorrer 70 kilómetros diarios. Es el único medio para distribuir el pan  a cerca de 5 000 consumidores, por el mal estado de los caminos, además de que tiene el encargo estatal de abastecer a varios organismos y a la gastronomía.

Según Addiel, la solución sería una remotorización en la fábrica Primero de Mayo, de Holguín, que tiene condiciones para asumirla. Pero dicha remotorización solo está aprobada para los tractores del Ministerio de la Agricultura, «a menos que haya una carta que, tomando en consideración la importancia social de este equipo en la distribución del pan, autorice la misma», enfatizaba.

Y añadía que tal queja se hace en  cada proceso de rendición de cuenta del Poder Popular, y al Gobierno municipal, pero no se ha logrado nada. Ello, refería, trae malestar y descontento en una población rural, que solo cuenta con ese pan para el desayuno, sin otra oferta.

Y el pasado 18 de julio llegó a nuestra redacción una respuesta de Yudy Reyes Sanzano, funcionaria del Departamento de Atención a la Población del Poder Popular en Banes, fechada el 16 de abril.

La misma informa que Addiel fue atendido por la Dirección Municipal de la Productora de Alimentos, la cual reconoció la veracidad de la queja. Y señala  que han hecho gestiones infructuosas a diferentes instancias para remotorizar o sustituir el tractor.

«Esta situación, indica, es conocida por nuestra Empresa provincial, y la misma nos orientó valorar con la Dirección  de la Agricultura, porque es conocimiento de ellos que los tractores solo se paran por esa entidad. También es conocimiento del Gobierno del municipio, el que ha realizado diferentes acciones, pero sin lograr resultados favorables».

Y apunta que el problema ha sido objeto de análisis en balances anuales de la UEB, en los Consejos Técnicos Asesores, y en los procesos de rendición de cuenta a los electores. «Tiene razón el compañero, concluye, pero en estos momentos no se cuenta con la solución para ese planteamiento».

 Agradezco la respuesta, pero lamentablemente, está fechada el 16 de abril y llegó a nuestras manos el 18 de julio. ¿Qué ha sucedido desde entonces? ¿Seguirán los pobladores de La Anita y otras comunidades rurales sufriendo por el pan de cada día?

¿Habrá que aceptar que siga sin solución algo tan sagrado? ¿No puede el Gobierno Municipal tocar puertas a niveles superiores, incluso el Gobierno Provincial de Holguín, y hasta el Ministerio de la Agricultura, para que se busque una solución excepcional por 5 000 cubanos que desesperan por el pan?

Supongamos que no haya solución por ninguna parte. En última instancia, hasta a caballo puede llevarse ese pan mañanero  mediante iniciativas locales. Pero me sabe tan mal, como el pan viejo y zocato, la aceptación de que «no se cuenta con la solución para este planteamiento».

¿No existe?

Hace casi un año que Omar Alegre Hernández (Calle 298 No. 316 A, entre 3ra. A y 3ra. B, Santa Fe, Playa, La Habana) solicitó en el Registro Civil de 31 y 42, en Playa, su certificación de nacimiento y el certificado de matrimonio de sus padres, para un trámite de vivienda.

Y ahora resulta que, según la respuesta recibida, sus padres nunca habían formalizado matrimonio. Convencido de que sí, Omar fue a Jaruco, sitio donde sus progenitores habían contraído nupcias. Cierto que sus padres  nunca habían solicitado desde dicho Registro de Jaruco su certificación de matrimonio. Pero el documento sigue sin aparecer.

«Ya es la quinta vez que voy, y nada. Para ellos yo no he nacido, y estoy próximo a cumplir 56 años. ¿Qué puedo hacer y mis trámites dónde los dejo? En el Archivo Provincial me dicen que hay otra persona con mi tomo y folio. Y en el Archivo Nacional no existo; por supuesto, dicho por la compañera que me atendió en el Registro de 31 y 42, en Playa.

«Nací el 28 de octubre de 1962 en Maternidad Obrera y toda la vida he residido en mi actual dirección. Quisiera saber qué debo hacer o adónde dirigirme para resolver esta problemática que me afecta», concluye.

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