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Ni su dinero ni respuesta

El impago al campesino del fruto de su sudor es uno de los grandes obstáculos al fomento de la producción agropecuaria en el país, sea por una empresa estatal o por la forma productiva a la que está asociado. Y más imperdonable en estos tiempos de cambio.

  Alberto Carmenate Ortega (calle Daniel no.198, entre Máximo Gómez y Nueva, Perico, Matanzas) es socio de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Ramón Rodríguez Milián, como cuidador de cerdos. Y entregó 459 kilogramos de carne, los cuales la CCS vendió a la granja urbana del municipio.

  El 8 de enero de 2019 esa entidad le pagó el monto de la carne, a la CCS, mediante la factura 00002. Y esta es la fecha, afirma Alberto, que aún no se me ha pagado esa suma, que asciende a 11 016 CUP.

  El campesino comenzó a reclamar en marzo de 2019. En la cooperativa le dijeron que no tenían dinero einformó de esto a Atención a la Población del Gobierno y el Partido en el municipio y al delegado de la Agricultura. «Y todos plantean que la CCS me tiene que pagar, porque ese dinero es mío», refiere.

 «Hice una reclamación a Fiscalía del Municipio, por escrito, señala. Y no me dio respuesta, algo que no veo bien. Entró a la CCS, pero solamente revisó créditos bancarios y no el pago a los campesinos, algo tan importante».

  Y al constatar que no tenía respuesta en el municipio, en medio de la pandemia lo notificó telefónicamente en Atención a la Población del Gobierno, quien le atendió le dijo que esa situación la debe resolver el municipio. En la ANAP provincial le dicen que tienen que entregarle el dinero. Y lo informó también en Atención a la Población del Partido en la provincia.

  Según Alberto, la CCS utilizó ese dinero para pagar deudas a otras entidades. «¿Cómo van a utilizar ese dinero para pagar deudas a otras entidades?, cuestiona. Como yo hay cinco campesinos en la misma situación. Es una falta de respeto. ¿Hasta cuándo tengo que esperar para cobrar mi
dinero, fruto del trabajo y sacrificio? Han pasado un año y ocho meses y no he tenido ni mi dinero ni respuesta convincente», concluye.

La culpa, deficiente información

¿De quién es la culpa?, preguntó aquí el pasado 11 de octubre Ada Lina Boudet Sagarra, desde la ciudad de Santiago de Cuba. Y contó que recientemente se jubiló como trabajadora del Comité Provincial de la UJC, tras más de 40 años ininterrumpidos allí. Y llevaba más de dos meses esperando cobrar su pensión.

  Refería que el 23 de septiembre fue al correo del Reparto Sueño a recoger el expediente laboral, y allí la compañera de la filial del Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass) le informó que debía ir a la Sucursal 8351 del Banco a recoger la chequera.

  Fue el 25 al Banco. La buscaron en la computadora y no aparecía cargada la tarjeta con la cual cobrará su pensión. Le dijeron que se presentara en la filial municipal del Inass. Fue, y la especialista le informó que debía volver el 28 septiembre a saber si el asunto se despejó. Fue allí el 28, y nada se había aclarado. La misma persona le comunicó que debía esperar hasta el 2 de octubre, pues el informático nacional aún no había aclarado el problema.

  El 5 de octubre Ada Lina llamó al Inass nacional, y allí, una persona de apellido Maceo le comunicó que hubo error de Banca Electrónica.

«Sigo realizando las llamadas desde mi casa a Bandec Santiago de Cuba y al Inass provincial, decía. Y en ambos lugares me dicen que tengo que esperar hasta que se arregle el problema, que no soy yo sola, hay varios jubilados en esta situación. ¿De quién entonces es la culpa? ¿Cómo me mantengo en todo este tiempo?», concluía.

  Responde Horacio R Navas Fernández, presidente del Banco de Crédito y Comercio (Bandec), que la dirección provincial de esa entidad en Santiago de Cuba se comunicó con Ada Lina precisando que las dificultades para el cobro de su jubilación se debieron a una deficiente información de sus datos personales en su centro de trabajo, y ello impedía localizarla en los registros del Inass; por lo cual no se acreditaban en su tarjeta magnética los importes de las mensualidades de su jubilación. Ada Alina, añade, cobró las tres mensualidades atrasadas, y el Banco solicitó el cambio de sus datos personales para la correcta confección de la tarjeta magnética, con la que continuará cobrando.

 

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