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Ni a la tercera fue la vencida

De vez en cuando nuestros remitentes nos obligan a una persistente arqueología periodística hacia el pasado, con sus reiteradas cartas sin un desenlace de solución; como es el caso de Carlos Manuel Rivero Vergara, desde Loma de Tierra en el municipio capitalino de Cotorro.

La primera vez que irrumpió Carlos Manuel aquí fue el 7 de julio de 2020, para sugerir que en ese sitio, frente al Centro de Investigaciones y Desarrollo de la Crianza de Alevines, donde se fomenta la cría de peces de agua dulce para llevarlos a estanques y presas del país, podría crearse un proyecto de desarrollo local acuícola, para contribuir a la alimentación de la población local y crear fondos exportables, mediante una planta procesadora.

«Sería una fuente de empleo en la zona, afirmaba, y una garantía de alimentos proteicos a gran escala para niños, ancianos y población en general, ahora que el Presidente cubano está insistiendo en priorizar la producción criolla y sustituir lo más posible las importaciones», concluía.

La segunda vez que apareció aquí Carlos Manuel fue el 21 de agosto de 2020, informando que ninguna autoridad lo había llamado ni visitado para interesarse por el asunto y darle respuesta. «Tampoco a esta sección, añadía este redactor, ha llegado aún una respuesta, precisamente cuando la dirección del país está instando, por un lado, a que se desaten el emprendimiento y las iniciativas en los municipios en materia de producción y de alimentación popular; y por el otro, a que se atiendan y respondan las inquietudes de la población».

Y la tercera vez fue el 17 de diciembre de 2020: Carlos Manuel contaba que lo contactó el director del Centro de Investigaciones y Desarrollo de la Crianza de Alevines, quien lo invitó a visitar ese centro, le manifestó su agrado por lo que se publicó y su deseo de que se llevara a vías de hecho.

«Pero en realidad, afirmaba Carlos Manuel, lo que ha ocurrido hasta hoy es que he sido citado por nuestro Intendente (del Cotorro) varios jueves, a la 1:00 p.m. He esperado hasta las 4:00 p.m. y él no ha podido llegar. Otro día fue a las 10:00 a.m. y aun a las 12 meridiano tampoco había podido llegar.

«Ya nunca más se han repetido las citas; por lo que aproveché y llevé a la compañera del Citma en el Poder Popular, esperando a ver si por lo menos lo que presenté sirve para compartirlo. Es una lástima lo ocurrido hasta el momento con lo propuesto para ayudar como país. Parece que aquí esto no tiene cabida en este municipio. Ya lleva varios meses, y la necesidad del pueblo sigue igual. Cuando lo hablo con otros trabajadores, nadie entiende cómo no se lleva aún y se pone en práctica», concluía Carlos.

Y este redactor expresaba: «Cuando se está insistiendo en la iniciativa local y ciudadana, en el emprendimiento del territorio, es lamentable que la propuesta de Carlos para un proyecto de alimentación popular no tenga respuesta ni calorización gubernamental ni institucional. Ni siquiera ha recibido una respuesta definitiva. Así se cría el desaliento».

Ahora vuelve a escribirme Carlos Manuel, para notificar que el propio 17 de diciembre en que se publicó aquí su anterior mensaje, fue recibido por el Intendente del Cotorro, quien le informó que ya se estaba trabajando en ello; a lo cual Carlos Manuel le dijo que le gustaría conocer en un plazo de tres meses los resultados obtenidos.

Y añade que lo visitó de nuevo el director del Centro de Investigaciones y Desarrollo y otros directivos de este. Y había supuesto que él les hacía la crítica a ellos, cuya función es el fomento de alevines, cuando realmente era al Gobierno municipal, que podría criar especies en los espejos de agua o en estanques de hormigón u otras variantes, si la tierra no lo soportara.

Y lamenta que «aún en El Cotorro no se observa nada de peces. Siguen solo las croquetas de harina. Me apena seguir escribiendo, si no se encuentra a nadie más realmente interesado y que lo resuelva: que se logre la venta de peces resultado de la cría en extensión en el territorio, con fuerza de trabajo del pueblo y minindustria incluida.

«Casi llevo un año en esto, expresa, desde que hice las primeras llamadas a organismos directivos municipales. Pero la vida sigue igual. Es una gran lástima», concluye.

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