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La constancia de la solución

El pasado sábado 9 de septiembre, ya en la noche, en la  web de Juventud Rebelde, y el domingo 10, en la edición de papel, desde la capital, Juan José Acosta Delgado denunció aquí que al pasar al costado de la sede central de Aguas de La Habana, en Palatino, presenció que una de las tomas que abastecen los carros cisternas (pipas) allí tenía un gran salidero por la tubería de acceso y la válvula.

 Llamaba a los responsables de aquel despilfarro a que lo suprimieran de inmediato, pues se generaba justo frente a la Empresa que siempre nos exhorta por todos los medios al ahorro de agua.

«¿Cómo es posible que ningún dirigente o trabajador de esa entidad se sensibilice con esta situación cuando solo tienen que asomarse a cualquiera de las ventanas de ese edificio de la empresa, como también se puede observar en la imagen?», manifestaba Juan José. Y enviaba la elocuente imagen, que entonces reproducimos aquí.

Y vuelve a escribirme Juan José para contar que el pasado lunes 11 lo visitó un inspector de Aguas de La Habana que atiende el Consejo Popular Armada del municipio de Cerro, para darle una respuesta sobre la denuncia publicada. Le explicó que el salidero de marras ya había sido resuelto. Y le precisó las acciones emprendidas para erradicarlo. Fue con un acta en la que iba escrito lo explicado verbalmente, para que Juan José firmara  con su conformidad, y se daba ya como solucionado.

«No firmé la conformidad, afirma, y le expliqué, también por escrito el por qué. Le propuse algo más sensato: Como yo empecé esta historia, yo la termino. Que solo estaría seguro cuando viera in situ el trabajo de reparación terminado, porque la única respuesta posible es la solución de lo que motivó la queja. 

«Así las cosas, añade, hoy martes 12 me presenté otra vez en el lugar con mi esposa. Porque vista hace fe y cuatro ojos ven mejor que dos. Y comprobé que habían sido sustituidas las válvulas de las cuatro tomas de agua además de que fueron suprimidos mediante soldadura los salideros existentes donde los había. 

«No sé si Aguas de La Habana le enviará alguna respuesta, pero eso ya no es de mi competencia. La mía es esta. Gracias, una vez más, por ayudar a solucionar uno de los tantos pequeños o grandes problemas para vivir en un país mejor» concluye. Y me envía la foto correspondiente después de los trabajos hechos.

Agradezco doblemente a Juan José la denuncia y el alerta, y el seguimiento de la historia. Él reveló que se podía solucionar el asunto. Ahora Aguas de La Habana podría explicar en su respuesta el por qué tuvo que publicarse aquel despilfarro para que se resolviera. Lo agradecerán Juan José y todos los que nos dolimos del suceso gracias a él.

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