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Al fin, la atención a Edilia

Desde la ciudad de Santiago de Cuba y con 68 años, Edilia de la Caridad Coloma reveló aquí el pasado 1ro. de mayo cómo se complicó su vida desde que el 25 de febrero de 2024, a causa de un ataque epiléptico, se fracturó la cadera, y como consecuencia la pierna izquierda le ha quedado más corta.

A los 11 meses, decía, el médico le dijo que podía caminar utilizando primero un andador y luego un bastón. Y le recetó zapatos ortopédicos para empezar a dar sus pasos. En enero pasado, la hija de Edilia fue al local del taller de confección de zapatos ortopédicos y la atendió allí un trabajador que recogió los datos de su mamá, los de la receta médica y el número de teléfono para avisarle cuándo tendría que llevarla, porque, entonces, no estaban trabajando. La unidad tenía un transformador roto y había que esperar a que lo arreglaran.

A los dos meses, Edilia rogó a una vecina que le hiciera el favor de preguntar si ya estaban laborando. Y la respuesta que le llevó fue que en ese local no trabajan hace años y está en malas condiciones. En días pasados, Edilia solicitó el mismo favor a un vecino que labora cerca de allí, e igualmente le respondió que no estaban trabajando hacía tiempo.

Imagínese cómo me sentí, decía, tras estar un año sentada: el médico me autoriza a caminar y no poder hacerlo por no tener la posibilidad de hacerme los zapatos. Buscó si había una mipyme de calzado ortopédico en la provincia, y nada.

«Cuán lastimoso es ver personas cojeando por la calle o con un zapato de un tipo y otro diferente, por falta de calzado ortopédico, decía. Pero, además, esto puede traer como consecuencia otra patología ortopédica, dolores; o también se puede caer uno en la calle».

«¿Por qué la falta de respeto de los trabajadores del taller de coger los datos y decir que van a avisar si saben que eso no es cierto?, preguntaba. ¿Cuándo las autoridades que atienden ese taller van a recoger esas máquinas si no se están utilizando? ¿Por qué el Gobierno y Salud Pública de la provincia no han buscado una solución a esta problemática? ¿No se pueden buscar alternativas para un problema tan sensible? ¿Cómo cobran los trabajadores del taller si no laboran? ¿No nos damos cuenta de que cada día envejece más nuestra población y hay más personas con posibilidades de caerse y necesitar ese servicio?»

Responde el Doctor Miguel Ángel Díaz Núñez, director general de Salud Pública en Santiago de Cuba, que para el esclarecimiento se constituyó una comisión que entrevistó a Edilia, visitó el local y asumió la revisión documental de su organización y logística.

Se le explicaron a Edilia, añade, las gestiones hechas por las autoridades sanitarias del territorio a diferentes niveles de gobierno para la solución de la afectación eléctrica que presentaba el laboratorio de calzado ortopédico especializado, pues no contaban con transformador de 220 volt trifásico para la puesta en marcha de los equipos de trabajo.

Apunta que el problema ya quedó resuelto, y añade que, durante el tiempo transcurrido, se ha incrementado el registro estadístico de casos que necesitan el servicio, incluyendo pacientes en edad pediátrica, a los que ya se les confecciona el calzado, según disponibilidad de recursos y su ubicación en los registros correspondientes, donde Edilia está incorporada.

Informa que el laboratorio de calzado ortopédico cuenta con una plantilla de 30 trabajadores. Actualmente cuentan solo con seis; de ellos, tres están en el taller: uno en la limpieza, un operario y el jefe de departamento. Y los tres restantes se encuentran reubicados en Electromedicina.

Al reanudarse la producción, refiere, se acelerará con calidad el proceso, así como la reincorporación de estos trabajadores, lo que permitirá actuar con celeridad y calidad en tan sensible actividad.

Y en el caso de Edilia, se le atendió de forma personalizada. Le hicieron las correcciones correspondientes a su calzado, hasta la confección definitiva. Y ella agradeció la información y la atención ofrecidas.

 

Para que lleguen sus quejas o planteamientos  a  esta sección, usted deberá enviarlos al correo lectores@juventudrebelde.cu, sin olvidar su nombre y apellidos y la dirección particular donde reside.

Se agradece la respuesta, y la búsqueda de solución al caso, aunque no esclarece del todo algunas de las interrogantes que lanzó Edilia en su queja. Y tampoco explica por qué solicitaron el teléfono de la paciente y nunca la mantuvieron informada. ¿Por qué demoró tanto la atención a ella, y se precipitó, entonces, después de la publicación de la queja?  Es este un asunto también de comunicación oportuna y transparente, una asignatura pendiente en muchas instituciones.

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