Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cero-3-C

Era el mes de diciembre de 1958 y el Ejército Rebelde controlaba prácticamente toda la provincia oriental. En Las Villas, 2 000 efectivos militares no pudieron detener el empuje de las columnas invasoras de Che Guevara y Camilo Cienfuegos, y se combatía asimismo en las provincias de Camagüey y Pinar del Río. Crecía la impopularidad de Batista y el descontento permeaba a sectores que hasta poco antes le dieron su apoyo. Altos representantes de la Iglesia Católica, la industria azucarera y de otras ramas de la economía pedían al dictador que resignara su mando. Había por lo menos tres conspiraciones militares contra el Gobierno.

La batalla de Guisa, conducida por Fidel Castro entre el 20 y el 30 de noviembre, había tenido lugar casi a la vista de la ciudad de Bayamo, sede del puesto de mando de operaciones antiguerrilleras en la región oriental. El 10 de diciembre los pueblos de Baire y Jiguaní pasaban a ser territorio libre, y el 11 comenzaba la batalla de Mafo, que se extendió hasta el 30. La ciudad de Palma Soriano se rindió a las fuerzas rebeldes, y en Las Villas, Che y Camilo mantenían la iniciativa.

En la región central las columnas invasoras lograban interrumpir el tránsito hacia la ciudad de Santa Clara desde el occidente de la Isla, tanto por carretera como por ferrocarril. Che puso sitio a Fomento, lo tomó, y después atacó a Guayos y Cabaiguán con igual éxito. Posteriormente Placetas, Remedios, Caibarién y Camajuaní se rendían ante sus tropas, en tanto que Camilo atacaba las guarniciones de los pueblos del norte de la provincia y ponía sitio a Yaguajay, donde el ejército batistiano resistió el asedio durante 11 días. Otros grupos revolucionarios que acataron la jefatura del Che, combatían también en la zona. En el Segundo Frente Oriental se hacían indetenibles las fuerzas del Comandante Raúl Castro.

La estrategia de Che Guevara era la de reducir a las guarniciones de los pueblos y las ciudades situados alrededor de Santa Clara con el fin de privar de refuerzos a esa fuerte plaza militar.

En tanto Fidel se proponía el ataque a Santiago de Cuba, Che daba la orden de ataque contra Santa Clara, que caería en sus manos a mediodía del 1ro. de enero. Ya para esa fecha el legendario Comandante había descarrilado y capturado el tren blindado.

Es por entonces que la prensa comienza a publicar un supuesto anuncio en el que se leía «Qué es 0-3-C?».

La noche de anoche

Pese a la represión que se hacía sentir cada vez con más saña, La Habana pretendía seguir como si nada sucediera. Imperaban el desempleo, el analfabetismo y la miseria y el hambre de muchos, pero abrían sus puertas tiendas grandes y pequeñas abarrotadas de productos. Los cines continuaban su programación de estrenos y reposiciones. Contaba con hoteles de primer orden y su red extrahotelera de restaurantes superaba a la de cualquier otra ciudad del Caribe. El rumor de las ruletas no se detenía en sus casinos de juego, controlados por la mafia norteamericana, y cabarés como Tropicana, Sanc Souci, Parisién y Montmartre, entre otros, cobraban fama mundial por sus bien montados espectáculos, sus llamativas escenografías y las mulatas barrocas que se movían en escena.

En febrero de 1959, Nat Kahn, gerente del hotel Riviera, declaraba a la revista Bohemia: «Tres nuevos hoteles de lujo en La Habana, que se inauguraron el año pasado, fueron factores decisivos para arrebatarle la clientela a la Florida». Con el juego legalizado como afición principal, La Habana se consolidaba como una atracción mundial.

Escribe la musicóloga colombiana Adriana Orejuela en su libro El son no se fue de Cuba (2006): «La intensidad de la noche habanera y la calidad de sus shows habían conseguido ubicar a la ciudad entre las más importantes del mundo si de diversiones de todo tipo y vida mundana se trataba. Se ignora a cuánto ascendía el monto requerido para una producción en Sans Souci o Tropicana, pero sin duda la cifra debió ser muy elevada a juzgar por sus particularidades, y teniendo en cuenta que con regularidad contrataban a figuras de talla internacional como Nat King Cole o Ginger Rogers, por mencionar dos ejemplos. El verdadero negocio residía en el dinero que dejaban los casinos».

A los ya mencionados cabarés de primera línea, se sumaban otros de menor empaque —Ali Bar, Sierra, Alloy, Autopista, Palermo, Las Vegas, Intermezzo…— que aseguraban una opción nada desdeñable en la noche habanera. Por otra parte, contaban con una nutrida clientela, en la que no faltaban grandes figuras internacionales, los modestos y hasta marginales cabarés de las llamadas fritas de la Playa de Marianao como El Niche, Rumba Palace, Choricera, La Taberna de Pedro…

El chileno Lucho Gatica situaba a tres de sus interpretaciones en el hit parade de 1958: Regresa a mí, de Lombardo, Picolissima serenata, de Renato Carossone, y Allá tú, de Álvaro Castillo; y otras tres anotaba el español Pedrito Rico: La medallona, de Algarra, Clemente y Rodríguez; La escalera y Pequinesa, de Villadaña y Almagro. Entre los 15 éxitos musicales del año figuraban dos interpretaciones de la orquesta Aragón, y una de Benny Moré, Maracaibo oriental, de J. A. Castañeda. Vicentico Valdés se sumaba a la lista de triunfadores con Añorado encuentro, de Piloto y Vera, y La noche de anoche, de René Touzet, también entre los 15, arrebataba en las voces de Fernando Álvarez y Olga Guillot.

Bonanza, pero

Recuerda el maestro Leonardo Acosta que a pesar de la bonanza musical, el país estaba en guerra.

Adriana Orejuela ofrece, en su libro citado, un vívido panorama de esa etapa. Refiere la destacada musicóloga que si bien la vida nocturna habanera no se apaga del todo en los dos últimos años de la dictadura batistiana, la lucha en las montañas y la represión policial en las ciudades afectan el mundo de la música y de los músicos y, en alguna medida, a todos los que de una manera u otra formaban parte de la industria del espectáculo.

Precisa la investigadora: «Los bailes fueron escaseando tanto en las sociedades como en los clubes. Muchas orquestas desaparecieron por falta de empleo o se refugiaron con contratos fijos en cabarés, donde ganaban menos de lo que cobraban por baile en otros tiempos. El Carnaval de La Habana fue suspendido y las fiestas en localidades del interior del país, que se pagaban muy bien, brillaban por su ausencia».

En diciembre de 1957, el Movimiento de Insurrección Cívica instaba a los propietarios de clubes y presidentes de sociedades de instrucción y recreo, a no celebrar las fiestas pascuales y de año nuevo. Decía dicho Movimiento:

«El espectáculo desgarrador que ofrece la Patria, en la que día a día los jóvenes de Cuba pagan con su vida el deseo de lograr la restauración de un régimen de Democracia, impide a los hombres de sensibilidad festejar con holgorios una fecha que es símbolo de Paz y Amor. Si quiere Ud. reverenciarla, concurra al templo, ruegue porque sea posible una paz con decoro, pero no se entregue al júbilo mientras lloran las mujeres y los hombres sucumben en aras del Ideal… Si eres miembro de alguna de esas sociedades, exige que esas fiestas no se celebren. Si llegan a celebrarse, no asistas a ellas».

Ayuda tú… ponte en pie

Justo un año después apareció en la prensa, incluida la revista Bohemia, un anuncio que decía: «¿Qué es O-3-C?». Sucedía que los laboratorios Moreci lanzarían al mercado un eficaz tónico capilar y con su mensaje publicitario querían despertar la expectativa en torno a su producto.

Finalizaba ya diciembre de 1958 cuando una información transmitida por Radio Rebelde desde la Sierra Maestra ponía en claro el asunto. Moreci era la sigla del Movimiento de Resistencia Cívica que llamaba a la ciudadanía a que se abstuviese de hacer compras y concurrir al cine y al cabaré. Cero compras. Cero cine. Cero cabaré. De inmediato, la Resistencia hizo circular un plegable en el que se leía:

Cuando en torpe indiferencia / Dices que estás aburrido / Otro cubano ha caído / Cumpliendo con su conciencia. / No niegues tú la existencia / De la lucha en tu vivir. / Ya te podrás divertir / Pero hoy la sangre conmina: / Cuando el tirano asesina / ¿A qué cine vas tú a ir?

Hubo otros volantes con décimas como esta, dedicadas al Cero Compras y al Cero Cabaré:

Cuando por placer mundano / Vas una noche de fiesta / En nuestra gloriosa gesta / Está muriendo un cubano. / Cae la sangre de tu hermano / Derramada por su fe / ¡Ayuda tú… ponte en pie! / No traiciones a tu tierra… / Si toda Cuba está en guerra / ¡No vayas tú al cabaret!

Escribe Adriana Orejuela en su libro:

«Parece que la decisión de obedecer la consigna fue más extendida de lo que hoy puede suponerse. La oposición a Batista se había generalizado tanto que los grandes clubes tomaron la determinación de no celebrar la fiesta de año nuevo. Así se infiere de una resolución, del 31 de diciembre, de José Suárez Rivas, ministro del Trabajo de la dictadura, en la que dice que si el Miramar Yacht Club, el Casino Español, el Biltmore, el Vedado Tennis y el Havana Yacht Club, así como cualquier otro que acostumbra a celebrar la fiesta de despedida del año, decidiera no celebrarla, estaba obligado a indemnizar a sus trabajadores gastronómicos, músicos y artistas con el abono de los jornales que hubiesen percibido de haberse celebrado dicha fiesta».

O-3-C, un pasaje lleno de ingenio de la lucha antibatistiana que puso en ridículo a la dictadura y que merece ser conocido y recordado.

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