Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Juana Carrasco Martín

Una foto, una historia

Un buen aumento salarial para la reina Isabel

La noticia me hizo recordar el cadencioso y simpático estribillo de la orquesta Aragón «Hasta la Reina Isabel baila el danzón…» y tiene para celebrar — además de sus 90 años recién cumplidos en abril, pero festejados con gran jolgorio en junio según la tradición—, pues el Estado que ella encabeza le ha otorgado un aumento del 8 por ciento en su salario anual, por lo que en el año fiscal 2017/2018 recibirá 82,2 millones de libras esterlinas.

El cálculo se lo dejo a usted: 1 GBP o 1 libra esterlina es igual a 1.30 dólares.

A pesar del ritmo «cadencioso y sabrosón» de estas libras, bailar a ese compás representa 4,5 por ciento para el gasto de los contribuyentes y para cada súbdito unos 65 peniques.

Isabel II durante una de las celebraciones de su 90 cumpleaños. Foto: Cordon Press

Este agregado monetario, dijeron las agencias noticiosas, tiene su base en el buen desempeño del llamado Patrimonio de la Corona, bajo administración del Tesoro británico desde 1760, y que en el año fiscal 2016-2017 tuvo ingresos por 328,8 millones de libras, unos 24,7 millones más que en el período anterior, por eso la dotación anual se incrementó y estará destinada fundamentalmente al mantenimiento de sus palacios y a los gastos de sus labores.

Por supuesto, quedan unos cuantos milloncitos de libras para el capital de su Majestad.

La reina Isabel. Foto: GTRES

Un artículo del diario español El País afirmaba que los documentos de contabilidad de la familia real muestran no solo el dinero que la reina ingresará en sus arcas personales, también revelan el gastó que la Corona realizó durante el ejercicio fiscal 2016-2017, y que ascendió a 42 millones de libras (47,7 millones de euros), dos millones más que en el periodo anterior.

Agregaba el diario español que el coste de los viajes llevados a cabo por los miembros de la familia real ascendió a 4,5 millones de libras (cinco millones de euros) y el más caro fue un viaje en el Ferrocarril Real realizado por el príncipe Carlos durante dos días al norte de Inglaterra en marzo, que salió por 46.038 libras (52.100 euros).

La reina Isabel II y el príncipe Carlos. Foto: Reuters

A juzgar por esa cuenta, la vida está bien cara en el Reino Unido. Y como ya dijimos, la remodelación de las residencias se lleva buena tajada por ahora…

Remodelaciones viento en popa

Son varias las moradas reales y al parecer casi todas están listas para la remodelación. La principal, el Palacio de Buckingham —la residencia oficial, despacho y cuartel general de su Alteza en Londres, ocupada habitualmente de lunes a viernes por la Reina Isabel II y el duque Felipe de Edimburgo, el consorte real, que en mayo de este año se retiró de la vida pública—.

En los próximos meses será sometido a una vasta renovación que según el diario El País costara 369 millones de libras (470 millones de dólares, 418 millones de euros).

El Castillo de Windsor en Berkshire es la residencia oficial en el campo, donde pasan la mayoría de fines de semana; un mes en Pascua; una semana en junio para las carreras de caballo Royal Ascot y el servicio de la Orden de la Jarretera.

Según la contabilidad real, durante el ejercicio fiscal 2016-2017, en que la familia real británica empleó 42 millones de libras, uno de los mayores egresos fue instalar una puerta especial en una sección de este castillo, por valor de 1,2 millones de libras.

Y es de apuro su remodelación porque cada año llegan hasta WL Castillo, millón y medio de turistas a los que se les hará la visita más confortable.

La remodelación también mejorará el palacio de Holyrood, sede oficial de la monarca cuando se instala en Escocia por asuntos oficiales.

El Palacio de Westminster, junto al rio Támesis, que fue residencia real en el medioevo, ahora es reconocido como «el Parlamento», y alberga la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes.

Y si algunos de esos palacios y castillos los tiene la familia real en fideicomiso porque son propiedad del Estado, otros son de propiedad privada, como el castillo de Balmoral, en Escocia, y Sandringham House, heredadas como propiedad privada durante varias generaciones.

El Castillo de Hillsborough, en County Down es la residencia oficial de la familia real cuando se desplaza a Irlanda del Norte por motivos oficiales, y Sandringham House, en Norfolk es residencia de Navidad y fue heredada de su padre, el rey Jorge VI.

Mencionar todas las residencias reales harian demasiado largo este trabajo, que tiene otros elementos a tener en cuenta, sobre todo responder a una pregunta básica ?cuales son las funciones de la Reina?…

Un día en la vida de su Alteza Real

El diario The Independent ha hecho la agenda de la monarca y sus funciones, y asegura que su día está increíblemente regimentado, con múltiples procedimientos formales y eventos, que incluyen reuniones con ministros y funcionarios como corresponde a su cargo de Jefa de Estado.

Comienza la mañana como cualquier otro funcionario, escaneando los periódicos, revisa algunas de las casi 300 cartas que recibe diariamente como promedio del público en general y algunas las responden personalmente o son remitidas al personal correspondiente de su staff.

Luego se reúne con dos de sus secretarios privados que le llevan la cuota diaria de documentos oficiales o correspondencia que recibe de ministros de gobierno o sus representantes en el Common wsealth o de países extranjeros, que deben ser leídos y si es necesario aprobados y firmados.

Tiene también reuniones oficiales o audiencias de entre diez a 20 minutos cada uno, y si hay una ceremonia de investidura, de honores o condecoraciones, debe estar presente.

Cada dos meses tiene almuerzo privado informal con una docena de invitados de muy variada procedencia.

En la tarde la Reina sale a compromisos públicos y se prepara para cada una de esas visitas o encuentros para saber a quién verá y qué hará. Nada de improvisación.

La redacción del diario The Independent asegura que la reina cumple unos 430 compromisos o audiencias anuales y regularmente visita una región o ciudad en particular de su reino, y que termina las tardes con una reunión del Consejo privado con varios ministros del gobierno.

Pero aún no ha terminado su jornada, a comienzos de la noche, una vez a la semana se reúne con el Primer Ministro, bueno, ahora con la primera ministra Theresa May, generalmente los miércoles a las 6.30 p.m.

Pero no piense que todos los compromisos puedan ser tan formales o trabajosos, los hay disfrutables para el gusto real, por ejemplo Isabel II de Inglaterra no se pierde una jornada en las carreras de caballo de Ascot.

Otros piden aumentos salariales y no los obtienen

Entre las funciones y deberes reales está el Discurso de la Reina en el Parlamento cuando se presenta el programa legislativo del Gobierno británico, y esta ocasión, a finales de junio, se trataba del nuevo rumbo del Estado bajo el liderazgo de la conservadora Theresa May.

Hubo protestas en Londres porque el Parlamento llevaría a debate la política salarial para los empleados públicos que bajo la austeridad impuesta para enfrentar la crisis económica hizo que se impusiera un tope a ese amplísimo sector laboral.

Protesta en el parque central de Londres.  Foto: Stefan Rousseau

La tapa de aumentos salariales del sector público fue impuesta por George Osborne en 2012 y a pesar de la inflación y el consiguiente aumento del costo de la vida, los políticos consideraron que solo sería del uno por ciento anual hasta el 2019.

La decisión se mantuvo a pesar de las peticiones de los gremios y esto provocó las manifestaciones. Sin embargo, el No. 10 de Downing Street —la residencia del jefe de Gobierno— se mantuvo en esa misma posición que perjudica a quienes reciben el salario mínimo.

«La política del Gobierno no ha cambiado», aseguraba un vocero de la oficina de la Primera Ministra al menos 16 veces y de diferentes formas ante las insistentes preguntas de la prensa, según citaba The Guardian.

Hubo protestas en Londres porque el Parlamento llevaría a debate la política salarial para los empleados públicos. Foto: The Guardian

La ley del embudo sigue su curso, porque no todos los servidores públicos son iguales, menos aun cuando se trata de una monarquía parlamentaria, de manera que continuara la «disciplina fiscal», el «trabajo duro y el sacrificio» para maestras, bomberos y enfermeras —entre otros—, pero serán remodelados los palacios y no dejara de viajar la familia real.

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